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La «moratoria» de hippies de La Gomera

El gobierno de la isla quiere que sus parajes costeros permanezcan como los encontró Cristóbal Colón en 1492: limpios, sin pintadas y asentamientos ilegales. La isla potencia el control en zonas donde debe prevalecer la protección del medio natural frente al modelo de vida alternativa de, mayormente, trotamundos europeos

R.L.P.

Son un grupo de hippies exranjeros que residen en la costa y barrancos de la isla de La Gomera, donde han contado siempre con cierto apoyo de la población local por cumplir una condición: que vayan a los suyo, no ensucien y no se metan en asuntos internos , es decir, en política. La mayoría, cumplen; peor hay otros que no.

El Cabildo de La Gomera ha iniciado este 2018 una serie de operaciones de « retirada de residuos y asentamientos ilegales» así como el desalojo casi un centenar de trotamundos. ¿Hay saturación de hippies en la isla? La cadena cultural de televisión francoalemana Arte ha apuntado un dato: unos 400.

Para el Cabildo de La Gomera, al margen del romanticismo , el tema es grave. Porque si hay una desgracia en la isla, como el incendio provocado por la mano inocente de un hippi en La Palma en 2016 cuando hacía sus necesidades, el responsable sería la Administración por permiti r la estancia irregular de ciudadanos sin dirección en un paraje natural . Y eso puede conllevar penas de prisión para funcionarios y autoridades políticas.

Se trata de la isla donde Cristóbal Colón ultimó los detalles marinos antes de descubrir el Nuevo Mundo . La isla tiene un embrujo especial por sus mareas, colores de la tierra y silencio que genere un ecosistema que ha deslumbrado, por ejemplo, a Angela Merkel .

Son jóvenes, y no tanto, que se definen como desertores de la vida occidental. Les aburre Europa . Antes, afirman, eran profesionales urbanos que han preferido desde hace muchos años vivir en cuevas de barrancos o cerca del mar , nunca dando la espada al algua. Sin luz y agua corriente, algunos defienden este estilo de vida frente a los que cosideran que ya está bien de pacifismo con gofio .

Respeto al mercado

Llevan muchos años y, cada cierto tiempo, reciben desalados noticias de decretos con posibles desalojos de la zona que han ocupado. Las autoridades en La Gomera los tiene perfectamente controlados y nunca habrían generado sospechas de prácticas ilegales en estos espacios. Sin embargo, una cosa es su modelo de vida y otra cumplir con la norma de protección territorial.

El librero Claudio Heinrichs , que lleva viviendo en La Gomera 40 años, ha sido uno de los defensores del equilibrio entre lo que es vivir desconectado de la sociedad al tiempo que respetando a los isleños y turistas. Este editor pide en Arte cierta tolerancia con un colectivo que, a su juicio, no generaría problemas medioambientales.

Carol Geretzki , centroeuropea que tiene apartamentos en la isla, defiende que se respete el medio natural y que es imprensentable que se pongan a hacer círculos al sol con piedras , dejar compresas tiradas, pintar las rocas y no guardar las más mínimas reglas de higiene. «Es importante que la playa se mantenga limpia y se transite por ella respetuosamente».

Sostiene Mischa

Aquí vive Mischa, una presentadora austrica de radio que se hartó de su profesión cuando su oncólogo le diagnosticó un cáncer de cerebro con 24 años. Se recuperó tras seis meses de duro tratamiento y se prometió no volver a hacer nada que no fuera vivir libre. Salió por piernas de su país y se vino a La Gomera, donde pintar, hace yoga y observa pasar el mismo mar que lleó a Colón al América.

Mischa, que recuerda su vida llena de cosas materiales que tenía en Austria y su frenético ritmo de trabajo, mantiene una alimentación enteramente vegana y, producto de su cáncer, no consume nada de drogas o alcohol en su refugio canario. Cada cierto tiempo regresa a Viena a hacerse un control de salud. Tarda unas ocho horas en llegar a un supermercado para comprar agua dulce o verduras.

«El significado de la vida es para mí, de alguna manera, es crear, y estamos aquí para vivir adecuadamente », afirma no sin antes explicar que detesta «sentarse en habitaciones grises». Apunta que «quiero vivir una alternativa, hago lo que hago y quiero lo más mínimo» y que «el respeto ante los demás comienza con el respeto de uno mismo ».

Uno de los que reside en cuevas de La Gomera es Rossi Arias. Este licenciado en economía industrial en alguna universidad europea lleva 20 años con este estilo de vida . Escribe cuentos, planta verduras y su única propiedad es un cepillo de dientes . Su mejor amigo se llama Fischer y lleva un año en la isla. Ambos captan algo de dinero por las calles de La Gomera cuando tocan en la calle para turistas .

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