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Las víctimas de Alsasua desmontan las coartadas de los ocho acusados

La Fiscalía pide hasta 62 años de prisión por delitos de lesiones y amenazas terroristas

Concentración de apoyo a las víctimas de Alsasua EFE
Luis P. Arechederra

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El testimonio conjunto de las cuatro víctimas del ataque desmontó ayer de arriba abajo las coartadas de los ocho acusados por la agresión de Alsasua. Los dos agentes y sus novias ratificaron la identificación de los atacantes, ubicaron a los jóvenes radicales en el lugar de los hechos, el bar Koxka del municipio navarro, y describieron sus diversos golpes, patadas y puñetazos.

Especialmente precisa fue la declaración de María José, la novia del teniente de la Guardia Civil agredido. Ella –que residió en Alsasua desde los tres años hasta la noche trágica del ataque, que conoce de vista a todos los acusados y que coincidió con algunos en el instituto– explicó al tribunal que está segura al cien por cien de la participación en la agresión de seis acusados, todos menos Iñaki Abad y Ainara Urquijo, la única chica, acusada solo de amenazas de tipo terrorista.

«Hay testigos que van a venir a declarar que estoy noventa por ciento segura de que participaron, pero por el diez por ciento de duda hoy no están aquí» , manifestó la víctima, en alusión a algunos amigos de los acusados, citados en las próximas sesiones del juicio oral para narrar lo que vieron aquel día. María José quiso zanjar así la sombra de la duda que buscan extender los abogados defensores, cuya principal estrategia ha sido difuminar la participación de sus clientes. «Son personas muy típicas y a las que conozco bastante bien» , concluyó la testigo.

Al explicar cómo les identificó, María José detalló las circunstancias de la rueda de reconocimiento y concretó los movimientos de los acusados durante la pelea. Explicó que Oihan Arnanz, vecino del bar de sus padres, les «pegó dentro y fuera del local», con destreza; aseguró que por culpa de Jokin Unamuno comenzó todo, y relató que Jon Ander Cob, Julen Goicoechea, Adur Ramírez de Alda y Aratz Urrizola participaron en la agresión, golpeándoles dentro del bar. A Iñaki Abad no le vio agredir, y a Ainara Urquijo no le reconoció. Dedicó sus palabras más duras a Unamuno, ante el suspiro de la sala del juicio. «Si no hubiera alentado ni iniciado la agresión, hoy no estaríamos aquí. Él empezó todo».

El sargento y el teniente también rebatieron las tesis de los acusados. El primero detalló con claridad las patadas y puñetazos que propinaron los siete acusados de lesiones terroristas, sin olvidarse ni salvar a ninguno. Al segundo, con el que más se ensañaron, le costó más identificar a los atacantes. El teniente, Óscar, atribuyó golpes sin dudarlo a Unamuno, Ramírez de Alda (a pesar de que él declaró que ni siquiera estaba en el local) y a Goicoechea, estos dos últimos «lanzando puñetazos» desde la entrada del bar, la zona más iluminada. Ubicó además a siete acusados –todos menos Abad– en el interior del bar Koxka . Ainara aseguró ayer que ella solo acudió a los exteriores.

El sargento, Álvaro, tampoco dudó en su relato, a preguntas del fiscal del caso, José Perals, que le cuestionó uno a uno por los acusados. «Este chaval, que en ese momento era rubio, le vi pegar patadas y puñetazos con una destreza como si fuera conocedor de artes marciales. Agredió al teniente», explicó sobre Arnanz. Después detalló la identificación de Unamuno, que iba vestido con una boina: «Fue el que comenzó todo, sin ninguna duda» .

A Cob, el sargento le atribuye «numerosas patadas y puñetazos al teniente». «Participó en la pelea dentro del bar, con otro chico rubio, el que sabía de artes marciales», manifestó. A Goicoechea, jugador del equipo de fútbol del pueblo, le reconoció en la rueda, pero luego tuvo dudas. Ayer, en la vista oral, el momento de la verdad, arrojó más luz sobre su implicación: «Estaba allí agrediendo, participó activamente, pero no recuerdo exactamente en qué momento propinó los puñetazos».

El análisis continuó con los demás . El testimonio sobre la participación de Ramírez de Alda coincidió con el del teniente: «Con una camiseta roja, este chico fue el que cuando el teniente intentaba salir del bar, le propinó varios puñetazos en la cabeza. El teniente zarandeaba la cabeza bruscamente. Era él sin duda: se fue al bar de enfrente y entre varios lo rodearon y se intentó poner una sudadera de color oscuro. Le costó porque le estaba chica». En el ataque también ubicó sin titubear a Urrizola, sobre cuya participación el teniente mantuvo dudas: «Mientras estábamos saliendo, ese joven nos propinó numerosos puñetazos y patadas, y estuvo agrediéndome en la cabeza cuando estaba en el suelo». También apuntó a Abad: «Me cogió de la espalda para que no auxiliara al teniente» . Por último, describió las amenazas de Urquijo: «No vi agresiones físicas suyas, realizó agresiones verbales especialmente a Pilar, a quien dijo: "Esto es lo que vais a tener cada vez que salgáis del cuartel"». La Fiscalía pide condenas de prisión de hasta 62 años y medio por delitos de lesiones y amenazas terroristas.

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