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Manuel Marín

«Ni una sola ley del PP»

Manuel Marín

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El escenario de la batalla librada por el PSOE en el último mes es desolador. Una fractura inédita con visos de ser duradera, un secretario general defenestrado, una rebelión de coroneles sin el control real de la militancia, y cabecillas contrarrevolucionarios en el PSOE catalán y en el vasco aún vivos, y con expectativas de organizar una suerte de «Resistencia» cuasi bélica. La gestora impone facilidades para romper el bloqueo y que Mariano Rajoy gobierne, pero aún no ha convencido a muchos de sus barones y militantes de que el nuevo PSOE debe ser conciliador, moderado, socialdemócrata con guiños centristas e institucionalmente irreprochable. El socialismo sigue en estado catatónico, y su única reacción pragmática ha sido admitir que si hubiese forzado nuevas elecciones solo faltaba comprobar en qué medida sería residual en la oposición del nuevo Congreso de los Diputados.

Heridas aparte, el Comité Federal del domingo deja cinco conclusiones indubitadas. Primera : el PSC lidera esa contrarrevolución agravando el cisma ideológico y emocional en el partido. Miquel Iceta parece dispuesto a violentar una convivencia de décadas y el significado de las siglas, hasta el punto de querer desmarcarse formalmente de un PSOE «humillado» que entrega el poder a la derecha. Tarde o temprano, si los siete diputados del PSC desobedecen y votan «no» a Rajoy, habrá puesto en bandeja al PSOE la ruptura de una relación fraternal. El PSC en el Senado siempre estuvo más cerca de Esquerra que del PSOE. Ahora, eso tiene visos de reproducirse antes o después también en el Congreso.

Segunda : Susana Díaz quiere ser secretaria general, pero necesita tiempo para pacificar el partido, hacer recuento de heridos y bajas, generar una expectativa «más allá de Despeñaperros» y gestionar el cisma sin más virulencia. A su vez, Josep Borrell está en abierta campaña opositora, y empieza a concitar los apoyos del «sanchismo» huérfano y ansioso de venganza contra los coroneles díscolos.

Tercera : habrá investidura, pero superado el bloque institucional, habrá «bloqueo legislativo». La consigna será «ni una sola ley del PP». Y es factible que el Gobierno de Rajoy no dure más de ocho meses.

Cuarta : la prioridad del PSOE es visualizar que lídera la oposición y que Podemos es un tuit permanente sin vocación ni capacidad de trabajo parlamentario. La oposición responsable frente a los destructores sobreactuados. Descartadas leyes del PP, solo el tiempo dirá quién rentabiliza su oposición con más éxito. Y quinta , formulada en una derivada de las anteriores: la legislatura será corta y convulsa, sin más concesión al PP que una abstención forzada y, seguramente, no unánime. Habrá «noes» o «ausentes de urinario». Pero esperar un pleno del PSOE no es una opción

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