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Manuel Marín - ANÁLISIS

Saturación inútil de Gürtel

En algún momento alguien en el PSOE y en Podemos debería notar que la sobreactuación solo conduce a la melancolía

Manuel Marín

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La comparecencia judicial de Mariano Rajoy ha dejado desolada a la izquierda. La primera media hora de interrogatorio, dubitativo, desordenado, inconcluso y sin estrategia definida de a dónde pretendía llegar la acusación teledirigida por el PSOE, hizo a Rajoy crecerse hasta un límite que él ni siquiera había imaginado. La cacería más difícil se convirtió en un inocente juego del escondite. Por eso, el PSOE y Podemos supieron de inmediato que el estigma de ser el primer presidente en activo en declarar ante un tribunal por un caso de corrupción masiva pasaría a ser una mancha irrelevante. Fracaso absoluto.

A la oposición no le ha bastado con forzar una comisión de investigación parlamentaria para abrir en canal al PP en el Congreso. Ni le ha bastado con que un tribunal haya citado a Rajoy para después no hacerle ni una sola pregunta. No basta con el estigma de los mensajes telefónicos de ánimo a Luis Bárcenas… Se resisten a dar Gürtel por amortizado políticamente en vista de que jurídicamente el ridículo acusatorio ha sido mayúsculo. Y por eso, fuerzan la comparecencia de Rajoy en el Parlamento. Para mantener vivo el recuerdo de un cadáver andante -eso es Gürtel a la espera de una sentencia definitiva-, en la confianza de seguir socavando su credibilidad como presidente del PP y del Gobierno. Bien. Es legítimo. Pero en algún momento alguien en el PSOE y en Podemos debería notar que la sobreactuación solo conduce a la melancolía. Diseñaron una lapidación judicial, y la ejecución quedó en guión de los Monty Python.

Forzar la declaración de Rajoy en el Congreso será convertir el enésimo esfuerzo por linchar a Rajoy en un ejercicio de saturación inútil, amén de reconocer que el Congreso no tiene nada más constructivo que hacer. Son Pedro Sánchez y Pablo Iglesias quienes están haciendo la mejor defensa de Rajoy, empujando al Congreso a un apocalíptico diagnóstico de la corrupción que el PP ya ha pagado en las urnas, y con escaso margen añadido de pérdida de votos. La percepción de culpabilidad moral de Rajoy ya está políticamente amortizada. Estamos en otra fase y es llamativa la falta de imaginación del PSOE y de Podemos para abrir nuevas vías de oposición.

Gürtel fue muy grave. Es muy grave, y están pendientes numerosas condenas, más allá de que los papeles de Bárcenas están por juzgarse. Pero todo empieza a oler a naftalina…, y Chaves y Griñán están a punto de sentarse en su propio banquillo. Apedrear por inercia al muñeco ya carece de sentido si de lo que se trata es de seguir presentando como culpable político a un inocente jurídico al que ni siquiera tres acusaciones del PSOE, tres, han sido capaces de sacarle mucho más que sardónicas gallegadas. El PSOE no está para perder el tiempo.

Manuel MarínManuel Marín

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