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Ramón Laso, el asesino que casi logró el crimen perfecto

Fue el primer condenado en España sin hallar los cadáveres, ni restos biológicos, ni testigos, ni confesión

Ramón Laso, a su llegada al juicio de 2014 EFE
Isabel Miranda

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Ramón Laso, a quien en 2011 los medios bautizaron como el homicida de Els Pallaresos, fue el primer condenado en España por asesinato sin que hubiera ni cadáveres, ni restos biológicos, ni testigos, ni confesión . El tribunal le condenó a 30 años de cárcel. Tan solo había un conjunto de indicios tecnológicos y un paralelismo: Laso ya había matado antes por una motivación similar, la de tener vía libre para mantener una relación extramarital. Poco antes de la celebración del juicio, Laso confiaba en salir absuelto:

—¿Sabes que en EE.UU. hay más de 400 condenas por crímenes sin cadáver como este?

—Bueno, Estados Unidos va 50 años por delante de nosotros—opinaba.

En ese momento, Laso se encontraba en prisión preventiva y se confiaba a la periodista y criminóloga Fátima Llambrich, que ahora publica el libro «Sin cadáver» en el que reconstruye el crimen desde la investigación de los Mossos d'Esquadra, pero también introduciendo entrevistas al reo, a quien visitó en la cárcel medio centenar de veces.

Laso casi logró el crimen perfecto dos veces . La primera, en 1988, cuando asfixió a su primera mujer (que había descubierto que le era infiel). La dejó en las vías de un tren que no pudo frenar y la decapitó. En un principio, la Guardia Civil clasificó el suceso de suicidio. Meses después también moría el hijo que tenían en común, de seis años, en un supuesto accidente de coche que terminó calcinando los restos del menor.

Los esfuerzos de la familia de la víctima consiguieron la reapertura del caso y en 1993 Laso fue condenado a 56 años de cárcel por los dos asesinatos. Cuando ocho años después salió libre, rehízo su vida y comenzó una relación con Julia, con quien convivía en Els Pallaresos. Sin embargo, al tiempo inició una relación extramarital con la hermana de su mujer, Mercedes, que a su vez estaba casada con Maurici. En 2009, su cuñado y su pareja Julia desaparecieron . El último en verles fue Laso, que aseguró que ambos habían huído para «hacer su vida juntos», según le habrían dicho. Nunca más dieron señales de vida, ni tampoco se encontraron sus cuerpos.

«Lo que condena a Laso son los indicios de triangulación de su teléfono y la posición de su coche », cuenta Llambrich. Por ejemplo, el de una supuesta llamada que habría hecho Maurici a un periódico de Tarragona para pedir que no le buscaran más. La triangulación con el teléfono en ese momento de Laso y la posición de su coche revelaron que fue él quien realmente llamó.

El otro factor que ayudó a su condena fue el paralelismo con el crimen anterior. «En ambos casos simula que no ha habido delito» , cuenta Lambrich. Al final, el informe de los agentes presentado ante el tribunal determinaba que hubo aprendizaje respecto al crimen anterior. «Por eso la segunda vez se deshace de los cuerpos».

Entrevistas en la cárcel GUILLEM PRIETO

«Es un lobo con piel de cordero», defendía el informe policial sobre Laso. Durante la investigación siempre se mostró dispuesto a colaborr con los agentes, y desde que le detuvieran en marzo de 2011 , siempre ha defendido su inocencia . Incluso dentro de la cárcel. Incluso aunque su amante rompiera inmediatamente relaciones con él y sospechara de su culpabilidad. «Él considera muy injusto estar en la cárcel porque dice que no hay pruebas», cuenta Lambrich.

—¿Cree que Laso algún día confesará?

—No creo que Ramón cambie su versión. Ha tenido muchas ocasiones a lo largo del proceso para variarla , pero nunca lo ha hecho.

Pese a estar en prisión preventiva, antes del juicio Laso se mostraba optimista. «Tenía ganas de que el juicio se celebrara porque tenía la esperanza de la libertad», explica la autora. Una perspectiva que se mantuvo los dos primeros días días del juicio. Estaba convencido de que el tribunal le absolvería. Sus espectativas comenzaron a truncarse a partir de ese momento, y se confirmaron al final del proceso, en octubre de 2014. Le cayeron 30 años por doble homicidio. « Estaba muy arraigado que sin cuerpo no hay delito . Ahora vemos que eso ha cambiado», dice Llambrich, que destaca que el reto de este caso fue que se viera la investigación policial al mismo nivel ante el tribunal aunque no hubiera cuerpo.

El caso ya está cerrado, pero Maurici y Julia siguen sin aparecer. Buscaron sus cuerpos en un huerto que tenía Laso , un terreno sin delimitar y que el condenado conocía minuciosamente. «Los Mossos consideran que los cuerpos deberían estar ahí», dice Lambrich. Sin embargo, tras cerrar la investigación, se construyó encima. «Ahora hay una carretera que atraviesa los terrenos por la mitad».

Efectivos de los Mossos d'Esquadra durante la busqueda en el huerto de Ramón Laso EFE

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