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Rajoy vuelve a su otro trabajo

Expectación, gritos de «presidente» y elogios por dejar de vivir de la política en su primer día en el Registro de la Propiedad

Rajoy atendiendo ayer como funcionario a los medios en el Registro de la Propiedad de Santa Pola Juan Carlos Soler

J. L. Fernández

Aparte de hacer historia en la democracia española como el primer presidente del Gobierno que vuelve a su anterior trabajo , más allá de estadísticas, su gesto de dejar de vivir de la política parece gozar del aprecio unánime de la población, a la vista de las reacciones de los vecinos de Santa Pola , ayer tras su reincorporación al frente del Registro de la Propiedad , 28 años después de dejar su plaza.

La expectación se disparó por lo inusual del cambio, al pasar de ser uno de los dirigentes políticos con más poder de la historia, al frente del Ejecutivo central y del partido que ha gobernado la mayoría de las autonomías, a tener a su cargo a solo siete empleados de un servicio público como fedatario de transacciones inmobiliarias. Suscitó la curiosidad mediática nacional y la de muchos nuevos «vecinos» de Rajoy en el municipio marinero alicantino. A las 9.45 de la mañana, tres cuartos de hora después de la apertura al público de la oficina , fue recibido por un grupo de personas entre gritos de «presidente, presidente» y aplausos. Antes, al amanecer, le vieron darse uno de sus paseos deportivos vestido «de corto» entre la playa del Postiguet y la Albufereta, ya que está alojado provisionalmente en el hotel con las mejores vistas de la ciudad de Alicante, por su altura.

En su nuevo papel de funcionario y fuera de la escena pública, el expresidente evitó cualquier valoración acerca de su sucesión al frente del PP, ajeno ya por completo al proceso. «No es relevante lo que yo opine y mi postura ya es conocida , tal como transmití a los órganos del partido, no voy a pronunciarme sobre ningún candidato». Así, dejó el asunto al criterio de las bases y confío plenamente en que «el que elijan los militantes del Partido Popular lo hará bien».

Tampoco mostró tensión por sus nuevas ocupaciones, aunque el registrador y amigo suyo de oposiciones que le ha sustituido durante estas casi tres décadas, Francisco Riquelme, señaló en una entrevista para ABC Rajoy que necesitaría tiempo para actualizar y ponerse al día sobre ciertos cambios en este trabajo, si regresaba. « No estoy nervioso, he trabajado muchas veces, aunque sé que ahora es distinto , he dedicado muchos años de mi vida a la política», comentó. Desde su nuevo despacho, con vistas al mar y a los barcos que van y vienen cada hora a la isla de Tabarca, también ve volar abundantes gaviotas, el icono de su partido político. Pocos le recuerdan de aquel corto periodo de dos años (1988 y 1989) en que ya ejerció como registrador de la propiedad, tras conseguir brillantemente sacar esta dura oposición con solo 24 años. «Algunos de los más mayores del pueblo sí le conocían, entonces, como luego al que ha estado en su puesto, pero no como a un famoso», comentó la camarera de la Cervecería La Sal, por la que el martes pasó fugazmente. Un jubilado, por ejemplo, sí aseguraba ayer que Rajoy firmó la venta del local de su hijo en el que sigue abierta al pública la Fontanería Antón.

«Golpe de Estado»

Entre quienes se acercaron a curiosear en las inmediaciones y los transeúntes, las opiniones coincidían en que «es el único que ha dejado la política para irse a trabajar», con reproches a los otros dirigentes, incluso recordando la moción de censura como un «golpe de Estado» y reivindicando su figura como el candidato elegido por el pueblo: «Yo no he votado al de ahora» , se oyó en más de una ocasión, obviando incluso el nombre de Pedro Sánchez . Otros paseantes lo elogiaron, incluso votantes de izquierda: «No estaba de acuerdo con él, pero le reconozco que esto lo ha hecho bien». Aunque tampoco faltó la excepción, el repartidor del butano que al oír mentar al protagonista del día, le negó cualquier mérito: «Que se venga conmigo en el camión».

De momento, mientras se adapta al puesto, no ha quedado a la vista del público. Un agente inmobiliario cliente del Registro y cargado con carpeta comentó a la salida tras ser atendido que «no se ve a Rajoy, está en su despacho». De momento, aparte de su irrupción entre un enjambre de profesionales de los medios de comunicación, sobre todo, cámaras de televisión y fotógrafos, para captar su entrada al trabajo, la presencia del expresidente resulta discreta en la minúscula calle Soria , de apenas un centenar de metros de longitud y sin salida, justo al lado del paseo de la zona portuaria (avenida Jesús Astondoa Santamaría). Una vez que quedaron a media mañana solo unos pocos reporteros de «guardia» para esperar cualquier salida de la oficina de Rajoy, el único signo visible de algo fuera de lo corriente, y casi imperceptible, eran las tres antenas del vehículo oficial y la vigilancia discreta de su escolta.

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