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Rajoy sale airoso y niega cualquier responsabilidad en las cuentas del PP

El presidente del Gobierno deja sin explicar sus mensajes con Bárcenas, niega los sobresueldos y asegura que desconocía las actividades de Correa

Mariano Rajoy durante su declaració como testigo en la Audiencia Nacional EFE
Luis P. Arechederra

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«Que pase el testigo», y apareció Mariano Rajoy . A las diez y seis minutos de ayer comenzó una cita histórica, la primera comparecencia de un presidente del Gobierno en un proceso penal, una jornada que Rajoy superó airoso, sin sufrir aprietos ni eludir respuestas. Solo incurrió en cierta ambigüedad al tratar de explicar el trato complaciente que otorgó a Luis Bárcenas cuando ya era investigado.

Rajoy insistió en que sus responsabilidades dentro del PP siempre han sido de índole política

«Nunca me he dedicado a las cuestiones de contabilidad. Mis responsabilidades son políticas», expresó a las primeras preguntas del abogado de Adade, un despacho nacido al abrigo del PSOE europeo y la acusación popular que solicitó la prueba testifical. El letrado que representó a Adade, Mariano Benítez de Lugo , titubeó al expresar sus preguntas y, nervioso, dio pie al Rajoy más irónico: el presidente del Gobierno respondió cómodo, convincente, y gesticuló como si se ubicara en lo alto de la tribuna parlamentaria. El político popular -que declaró desde la zona reservada al tribunal y no en la de testigos, «para preservar su imagen institucional»- evitó cualquier expresión que reflejara olvido o ignorancia. «Lo recuerdo perfectamente», apuntó Rajoy hasta en tres ocasiones sobre algunos asuntos.

Desconoce las comisiones

Sobre el fondo del caso, el presidente del Gobierno negó conocer las actividades de la trama liderada por Francisco Correa y la existencia de una contabilidad opaca en el seno del PP. Calificó de «absolutamente falsos» los apuntes de Bárcenas en los que aparecían sobresueldos a dirigentes del partido, incluido él, y aseguró que «jamás» supo que empresarios pagaran comisiones por adjudicaciones. «Cobrábamos un sueldo de diputado y bastantes personas tenían un complemento que abonaba el partido y que se declaraba a Hacienda. Cuando entramos al Gobierno dejamos de cobrarlo porque no se podía hacer», explicó Rajoy, que relató su carrera política en aquellos años. Según explicó, a pesar de ser vicesecretario general del partido entre 1990 y 2003 , cargo por el que fue citado como testigo, desde 1996 dejó dicha labor al formar parte del Gobierno presidido por José María Aznar . «No desarrollé ninguna labor en Génova», aseguró, para matizar que sí se encargó de coordinar la campaña electoral para las elecciones generales del 2000.

Rajoy señaló que nunca recibió ninguna queja de Bárcenas y Álvaro Lapuerta

A pesar de su entereza, Rajoy sufrió para explicar los mensajes de texto que envió a Bárcenas , cuando el antiguo gerente ya estaba imputado. «Estábamos en otro contexto», se escudó el presidente, quien se enredó para aclarar las palabras que utilizó. «Podría haber utilizado esa frase o cualquier otra», señaló sobre su comentario: «Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo». Zanjó la cuestión asegurando que, en cualquier caso, nadie hizo nada que perjudicara a la justicia y que no le llamó, lo que le anunció en otro mensaje.

«Contestación gallega»

El presidente, además, consideró «razonable» que el PP mantuviera a Bárcenas un despacho y un coche cuando el extesorero -acusado de esconder hasta 48,2 millones de euros en cuentas en Suiza- ya había sido despedido, sobre lo que hablaron en una reunión en marzo de 2010; pero se olvidó de citar el salario que, según Bárcenas, también le prometió aquel día.

Desde el rincón habilitado para su declaración, Rajoy recordó que él ordenó cortar relaciones con Correa , el capo de Gürtel, quien ha confesado numerosas irregularidades para aliviar su horizonte en prisión. El presidente del Gobierno alegó que él pidió a Lapuerta dejar de contratar con Correa, a quien definió como «un proveedor del partido», después de que el tesorero le comentara que el cabecilla utilizaba el nombre del PP para negociar con municipios madrileños.

El tono de Rajoy y la formulación de las preguntas del acusador de Adade -cuyas cuestiones invadían en ocasiones la investigación de la «caja B», que se dirime en otro proceso- obligó al presidente del tribunal, el magistrado Ángel Hurtado , a mediar y a rechazar las preguntas impertinentes. «No entremos en discusiones, por favor», llegó a rogar Hurtado, que parecía un maestro poniendo paz entre alumnos pequeños. La secuencia provocó carcajadas en el público. «La contestación solo podría ser gallega porque no podría ser riojana», replicó Rajoy al letrado cuando éste criticó la ambigüedad de su respuesta.

La relación con Bárcenas provocó los momentos más débiles de Rajoy, quien por lo demás quedó fortalecido tras una prueba delicada ante un tribunal penal, un foro inhabitual para un presidente del Gobierno en activo.

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