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Juan Fernández-Miranda

Rajoy ante el juez: mucho ruido y pocas nueces

Si Rajoy salió airoso, el abogado de la principal acusación, Benítez de Lugo, no colmó las expectavivas de quienes querían verle acorralar al presidente

Juan Fernández-Miranda

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La primera declaración de un presidente del Gobierno en activo ante un tribunal fue una jornada con ganadores y perdedores. Si Rajoy salió airoso, el abogado de la principal acusación, Benítez de Lugo, no colmó las expectavivas de quienes querían verle acorralar a Rajoy. Con mucha mano izquierda, el presidente del tribunal, Ángel Hurtado, consiguió evitar que la sesión deviniera en circo mediático.

Mariano Rajoy, testigo

A Mariano Rajoy la declaración como testigo ante el tribunal del caso Gürtel (199-2005) le salió bien por cuatro motivos: porque se lo había preparado, lo que le permitió ofrecer detalles (hasta donde le interesó) y obviar el abuso de la fórmula «no me consta , no me acuerdo» a la que tanto recurrieron otros ex secretarios generales del PP; porque respondió con convicción a todas las preguntas desde el principio, lo que sorprendió e incluso descolocó a las acusaciones; y porque su argumento principal (ninguna responsabilidad en las cuentas) le permitió no tener que dar demadiadas explicaciones. El cuarto motivo no es mérito suyo: ninguna acusación fue capaz de ponerle en un aprieto en los asuntos en los que fue parco en explicaciones. Estuvo cómodo -en algún momento incluso demasiado-y seguro en sus respuestas, lo que transmitió la sensación de que tenía la situación bajo control. Rajoy sorteó sin problemas la cita más importante del tema que más desgasta a su Gobierno: la corrupción.

José Mariano Benítez de Lugo, abogado de la acusación Adade

Decepcionó. Látigo del PP durante los largos años de la instrucción judicial y omnipresente en los medios para denunciar el caso, ayer no fue capaz de poner en un solo aprieto a Mariano Rajoy: primero porque fue confuso, profuso y difuso en sus preguntas; y después porque no supo repreguntar en los temas en los que Rajoy fue calculadamente ambiguo. Por ejemplo, con el papel de Correa (¿de verdad era un mero proveedor?) o con la reunión con Bárcenas (¿No hablaron del salario?). Su interrogatorio era el más esperado de la mañana, por ser el primero y porque se le presume un conocimiento profundo del caso, cuestión que no traslució en ningún momento. Para quienes confiaban en que pusiera a Rajoy contra las cuerdas fue la gran ocasión perdida.

Ángel Hurtado, presidente del tribunal

Su objetivo de la mañana era doble: evitar que la declaración se politizara y la vista mutara a circo mediático, y a la vez mostrarse flexible con las acusaciones. Conjugar ambas cosas no era fácil, pues se trataba de evitar que a Rajoy se le preguntara por temas que no obran en la causa y, a la vez, respetar el derecho de defensa. Lo consiguió. Sí hubo preguntas sobre la caja B (tema de otra pieza judicial), pero no permitió que los abogados abusaran del tema. Chirrió su insistencia por cierta prisa, pero mostró habilidad para que la cita fuera lo que es: la declaración de un testigo en un juicio penal.

Julio de Diego, magistrado

Sin papel protagonista en el día de ayer, fue su repentino y sorprendente cambio de criterio lo que propició la declaración de Mariano Rajoy en el caso Gürtel, rechazada previamente hasta en tres ocasiones. Siendo un hecho cierto que la declaración de ayer no se ofreció ninguna novedad relevante, cabría preguntarse si era necesaria, dado que tampoco fueron especialmente significativas (desde el punto de la investigación judicial) las declaraciones del resto de altos cargos. En todo caso, lejos de degradar la imagen de España (como denunció entre otros Pedro Sánchez), la declaración de Rajoy como testigo permitió ofrecer una imagen de normalidad institucional y madurez democrática.

Concepción Sabadell, fiscal Anticorrupción

Representante de la Fiscalía junto a Concepción Nicolás, sorprendió por lo escueto de su interrogatorio: tan sólo seis minutos, en los que formuló cinco preguntas concisas. La Fiscalía se había opuesto a la citación de Rajoy, al igual que a las del resto de antiguos altos cargos del PP. Sin embargo cuando comparecieron Cascos, Acebes, Rato, y Mayor Oreja el Ministerio Público fue más exhaustivo en su interrogatorio. A su lado, el nuevo fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón. estuvo presente «por cortesía», pero tomar la palabra

Joaquín Ruiz de Infante, abogado de Luis Bárcenas

El letrado del extesorero del PP está dejando claro una de sus obsesiones en este juicio: que no se pregunte a los testigos por la caja B ni por asuntos enmarcados en otras piezas judiciales. Ayer no fue una excepción e interrumpió reiteradamente a Benítez de Lugo hasta llegar a desconcentrarle. Aunque se interpreta que sus protestas responden a un pacto para beneficiar a Rajoy, lo cierto es que lo hace en todas las sesiones del juicio en las que surge la «contabilidad extracontable» (Bárcenas dixit) para que no se perjudique a su cliente. El presidente del tribunal le reprochó su insistencia.

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