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Con los pensionistas no se juega

¿Dónde ha quedado el consenso que en 1995 inspiró el Pacto de Toledo? Los políticos vuelven a situar a los jubilados en el centro del debate político

Pensionistas protestan frente al Ayuntamiento de Bilbao EFE
Susana Alcelay

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Un debate monótono y de perfil bajo, sin grandes propuestas ni concreción económica, una jornada más en la que se ha vuelto a situar a los pensionistas en el debate político: de nuevo usados como arma electoral. ¿Dónde ha quedado el consenso que en 1995 inspiró el Pacto de Toledo? Ayer el debate en el hemiciclo dejó claro que la distancias son insalvables, que nueve millones de jubilados son muchos votos y que vale cualquier propuesta por muy absurda y descabellada que sea. Los impuestos a la banca defendidos por Podemos y por un PSOE cada vez más «podemizado» son claro ejemplo de hasta dónde puede llegar el populismo, el movimiento que ha acabado con el espíritu del Pacto, que está arengando a los pensionistas contra el Gobierno para capitalizar sin pudor el descontento de los mayores .

Escuchar a Margarita Robles decir que los pensionistas pierden poder adquisitivo o que el PP ha esquilmado la «hucha» de las pensiones causa sonrojo, teniendo en cuenta que el PSOE congeló las pensiones en 2011 por primera vez en 25 años, y que el gobierno al que representa dejó sin dotar la «hucha» durante dos años. Fueron 14.000 millones entre 2008 y 2009, el superávit de la Seguridad Social de ambos ejercicios. No hubo entonces justificación alguna.

Incongruente el PSOE, e incongruente la oposición cuando pide más gasto, pero está vetando las cuentas públicas. ¿Cómo se puede pedir que suban las pensiones y boicotear que España tenga presupuesto con los que ejecutar esos gastos? ¿De dónde sacamos el dinero señorías? Rajoy fió ayer a estas cuentas las mejoras futuras para pensiones mínimas y viudedad. Decir que ya están en marcha mejoras que elevarán hasta el 60% de la base reguladora la cuantía a percibir el 1 de enero de 2019 por los viudos y viudas. Una opción podría ser que esta medida se acelerara.

Pero el consenso será determinante para adoptar cualquier medida. El presidente se aferró a este entendimiento, intentó hábilmente arrancar a los grupos un compromiso para hacer de las próximas cuentas públicas el marco perfecto para alcanzar un pacto de Estado por las pensiones y anunció nuevas ayudas fiscales en el IRPF. Hacienda ya trabaja en un «impuesto negativo» en el IRPF para los contribuyentes de mayor edad que se anticipará a modo de cheque mensual (similar al cheque para las madres trabajadoras). Además, la rebaja fiscal pactada con Ciudadanos para salarios de hasta 17.500 euros también beneficiaría a los pensionistas.

Todo es negociable, para Rajoy salvo algunas líneas rojas como el Factor de Sostenibilidad, una medida de equidad intergeneracional que en 2011 apoyó el PSOE, y a la que no está dispuesto a renunciar, y la revalorización generalizada de las pensiones con el IPC que tampoco acepta. Dejó abierta la puerta, eso sí, a aplicar esta fórmula a las rentas mínimas, que podrían subir de este modo más del 0,25%. Recordar que revalorizar las pensiones con el IPC costaría este año unos 2.000 millones, que se consolidarían para sucesivas subidas, lo que contribuiría a engordar el ya abultado déficit del sistema, 18.800 millones sobre los que pocos hablan.

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