El órdago catalán imposibilita la investidura de Sánchez
César Luena también rompe con la ambiguedad del líder y dice que el PSOE no puede gobernar
El desafío soberanista catalán ha venido a complicar aún más el «no» a Mariano Rajoy que va a comunicar Pedro Sánchez este jueves al Rey. Nadie podrá contar con los 8 diputados de la antigua Convergència y eso, además de hacer inviable la investidura del líder popular sin la abstención socialista , convierte en un imposible la investidura alternativa de Sánchez.
Toda la estrategia de éste pasaba por forzar una investidura fallida de Rajoy para dejar en evidencia su soledad y, a continuación, postularse él; eso vienen defendiendo los barones socialistas más fieles: Francina Armengol (Baleares), Miquel Iceta (Cataluña), Luis Tudanca (Castilla y León), Idoia Mendía (País Vasco), Sara Hernández (Madrid), Pilar Cancela (Galicia) y los diputados Susana Sumelzo y Odón Elorza .
Un escenario que entre la «vieja guardia» y los barones críticos, con Susana Díaz a la cabeza, es conocido despectivamente como «gobierno Frankestein» por su heterogeneidad (PSOE, Unidos Podemos, PNV y los nacionalistas catalanes).
Ni siquiera lo comparten todos en Ferraz. Los portavoces en el Congreso y Senado, Antonio Hernando y Óscar López , y el negociador José Enrique Serrano , han venido desmarcándose desde el principio por considerar temeraria e inviable políticamente semejante amalgama política.
Pero Sánchez ha hecho oídos sordos y ha preferido mantenerse en la indefinición , no se sabe si como baza negociadora frente al PP o porque cree que tiene opciones reales de gobernar.
La deserción del «número dos»
Lo cierto es que ayer, horas antes del órdago en el Parlamento catalán, el secretario general vio certificada otra notoria «deserción».
El secretario de Organización, César Luena , reconoció en Rne que no es posible un gobierno de Pedro Sánchez porque Podemos y Ciudadanos se volverían a vetar mutuamente. «Dejo clara la respuesta» , añadió el «número dos», en alusión a que ni se le pasa por la imaginación que el PSOE pueda intentar un «gobierno Frankestein» sin C’s.
Y cuando se le preguntó qué quiere decir Sánchez al cambiar su «estado» en el WhatsApp por un enigmático: «¿Y por qué no?» , Luena respondió: es más bien algo «absolutamente personal» y «no tiene la mayor trascendencia» .
El distanciamiento entre Sánchez y su «número dos» es más que evidente desde las elecciones del 20-D. Ambos guardan las formas, pero fue muy notorio el mutis de César Luena durante la última campaña electoral: el peso organizativo del Comité Electoral para el 26-J recayó en el vasco Rodolfo Ares y la portavocía fue para Óscar López .
De hecho, Ares es desde hace meses el interlocutor oficioso con las federaciones más críticas. Reprochan a Luena y su equipo, sobre todo, sus malos modos en episodios como la defenestración de Tomás Gómez en Madrid o las «amenazas» al presidente asturiano, Javier Fernández , y al PSOE andaluz con organizar corrientes críticas en ambas federaciones para contrarrestar su oposición a Sánchez.
Según algunas fuentes del sector crítico, el distanciamiento de Pedro Sánchez respecto al «número dos» le ha llevado a ofrecer su cabeza en bandeja a los barones más críticos , para garantizarse la contunidad como secretario general tras el 39 Congreso del PSOE; así se lo habría transmitido a través de intermediarios .
En el partido se recuerdan estas palabras del líder socialista el pasado 16 de junio en la SER: «He tenido errores en la conformación de equipos. Cuando tienes que conformar equipos hay personas que de verdad rinden porque se creen que están en el equipo y otras no» .
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