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Marchena avisa de la dificultad de encontrar un tribunal que juzgue a Puigdemont

El juez del Tribunal Supremo, sobre la filtración de la sentencia del «procés»: «Lo lamento de corazón»

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Manuel Marchena, juez del Tribunal Supremo EFE | Vídeo: EP
Nati Villanueva

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El presidente del tribunal del «procés», Manuel Marchena , ha lamentado «de corazón» este miércoles las filtraciones de la sentencia horas antes de ser notificada y ha confesado que pese al celo que se puso desde la Sala, era previsible que esto ocurriera porque, en términos cinematográficos, era «un oscuro objeto de deseo».

Marchena ha hecho esta reflexión durante su intervención ante los vocales de la Comisión de Calificación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ante los que se «examinaba» para su reelección como presidente de la Sala Segunda durante los próximos cinco años. El magistrado ha intentado quitar hierro a las filtraciones llamándolas «pronósticos» y ha señalado que lo que a él le tranquiliza es que la sentencia como tal no se filtró, lo que le tranquiliza.

No ha sido la única vez que Marchena se ha referido a la sentencia del «procés». Lo ha hecho también para señalarla como una de las más importantes de su trayectoria profesional (por su contenido, extensión y esfuerzo deliberativo), junto con la del pederasta de Ciudad Lineal y la de Falciani, en la que se introdujo un matiz en el concepto de prueba ilícita.

Marchena ha reconocido que la Sala Penal se encontraría en una «situación difícil» si tuviera que juzgar a otros encausados del «procés» (en alusión al expresidente huido Puigdemont y los exconsejeros que le siguieron), pues 13 de los 15 magistrados que la integran han tenido relación con este asunto en sus fases de instrucción o enjuiciamiento. El juez sostiene que, aunque hay doctrina del Tribunal Constitucional que avalaría que los mismos siete magistrados que vieron la causa del 1-O pudiera enjuiciar a los rebeldes, es algo que llegado el momento habrá que estudiar.

«En otro tipo de juicio quizá esto pueda resolverse, pero habrá que estudiarlo al tratarse en este caso de magistrados que han valorado a 500 testigos, 12 acusados , metros cúbicos de papel y que podría tener que volver a enjuiciar hechos similares con distintos protagonistas, ello nos sitúa en una situación difícil», ha explicado. Marchena reconoce que desconoce si la solución podría pasar por «sustituciones u otro modelo».

En su intervención, el presidente de la Sala Segunda se ha mostrado partidario de limitar los aforamientos para que entronquen con su verdadera finalidad y no sean vistos como privilegios. También de expulsar a los partidos políticos como acusaciones populares en los procedimientos («nunca debe ser parte activa de un proceso penal») y de que sea el fiscal y no el juez quien instruya las causas penales.

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