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Ana Julia, que sigue detenida, lloró en la declaración para manipular a los agentes

La Guardia Civil delimita el lugar del crimen junto al aljibe de la finca familiar

Vídeo: Un químico y una «heroína griega»: así es la familia de Gabriel Cruz SARA CAMPOS / Enviada especial a Almería
Cruz Morcillo

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Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del pequeño Gabriel Cruz, ha pasado su cuarta noche en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería después de que el juez decidiera prorrogar la detención. El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, Rafael Soriano, acordó esa medida para practicar nuevas diligencias policiales , según fuentes del TSJA. No obstante, otras fuentes señalaron que la decisión tiene que ver con que este mismo juzgado se encontraba ayer en funciones de guardia y por tanto tuvo que asumir otros asuntos.

La detenida comenzó a prestar declaración pasada la una de la tarde y estuvo ante el magistrado poco más de una hora. Justo cuando iba a comenzar la vistilla en la que el el fiscal iba a pedir prisión el magistrado comunicó su decisión de prorrogar el arresto.

Sus abogados anunciaron antes de empezar que iba a responder a las preguntas que se le formularan porque estaba dispuesta a «colaborar», como había hecho el día anterior ante la Guardia Civil. En esa declaración en la que confesó el crimen aunque en una versión deliberadamente exculpatoria incluso llegó a mostrarse arrepentida y llorar , según pudo saber ABC, lo que los investigadores interpretaron como una maniobra para manipularlos. «Es fría, mentirosa, una psicópata que planifica todo y trata de camelarte y llevarte a su terreno todo el tiempo», explicaron estas fuentes.

Fue voluntariamente

La detenida contó a los agentes que se encontró con Gabriel en Las Hortichuelas y él quiso ir con ella a la finca de los abuelos, a 4,5 kilómetros. Mientras Ana Julia pintaba en la casa a la que se iba a ir a vivir con Ángel Cruz, el padre del niño, el pequeño se quedó jugando fuera con un hacha. Ella se lo recriminó y discutieron.

«Tú no eres mi madre, no me mandas y no te quiero volver a ver nunca. Nos peleamos por el hacha, se la quité, y al final con la rabia acabé asfixiándole, tapándole la nariz y la boca (...)Cuando estaba muerto me di cuenta de que tenía un problema importante. Saqué el paquete de tabaco y me fumé un cigarro. Y estuve pensando. No quería hacerle daño a Ángel, así que lo mejor fue enterrarlo.Cogí una pala y lo enterré». De esta forma relató el crimen Ana Julia, según informó ayer Antena 3.

La detenida admitió que había colocado la camiseta blanca para despistar y que había tirado a un contenedor de Retamar (a unos 30 kilómetros) la ropa del pequeño, al que enterró desnudo. Sin embargo la indumentaria fue encontrada en un vertedero.

El día del crimen, el 27 de febrero, no le dio tiempo a ocultar las ropas, dado que tuvo solo un par de horas para cometer toda la atrocidad. Tuvo la sangre fría de volver a la casa y guardar las prendas del pequeño en la vivienda de su propia abuela. Allí, las mantuvo escondidas mientras la familia ya buscaba desesperada a la criatura. Fue en los días siguientes cuando condujo hasta Retamar y se deshizo de ellas. « Es una actriz. Engañó a todo el mundo y no vaciló sabiendo que había otra persona detenida los primeros días (el acosador de Patricia, la madre del niño), sospechosa de la desaparición», sostienen las fuentes consultadas.

La llave

Ese control que mantuvo, pese al error de dejar la camiseta en el camino hacia la depuradora, seca y limpia, condicionó también la actuación de los investigadores, que seguían buscando o queriendo buscar al pequeño vivo y sabían que ella era la llave para encontrarlo. Ana Julia admitió que cuando le pidieron las llaves de la finca se puso de los nervios y decidió trasladar el cadáver de la criatura hasta la casa que compartía con su novio en La Puebla de Vícar.

«Hace falta tener un control emocional enorme para ser capaz de volver a manipular el cuerpo del niño, desenterrarlo, meterlo en tu coche y trasladarlo», explica el psicólogo criminalista Jorge Jiménez.

Ana Julia, tras comparecer ante el juez fue trasladada desde las dependencias judiciales pasadas las tres de la tarde hasta la Comandancia de la Guardia Civil, donde permanecerá previsiblemente hasta hoy. En las inmediaciones de los juzgados se concentraron medio centenar de personas que increparon a la arrestada e intentaron acercarse al furgón que la trasladaba, una situación que evitaron agentes de la Policía Nacional . Ya por la mañana, a pesar de que se la llevó al juzgado a las siete, se vivieron momentos de tensión, ya que un centenar de personas la volvieron a increpar y a pedir a la Guardia Civil que la matasen en el calabozo.

Mientras, especialistas de inspecciones oculares de la Guardia Civil continuaron durante toda la jornada de ayer rastreando la finca familiar en la que fue hallada el hacha con la que golpeó al pequeño en la cabeza y lo dejó inconsciente. Además, estuvieron trabajando en una zona junto al aljibe en la que, según la investigación, se produjo el crimen.

Será el atestado policial y la autopsia definitiva, a los que se suman otras pruebas complementarias como el análisis de la tierra y el barro hallados en el cuerpo de Gabriel los que ayuden al juez a determinar aspectos nucleares de la trágica muerte de Gabriel.

Hoy por la mañana está prevista una rueda de prensa en la Subdelegación del Gobierno en Almería en la que los responsables de la investigación faciliten los detalles de un caso que ha conmovido como pocos a la opinión pública. El jefe del Grupo de Personas de la UCO y el jefe de la Comandancia de la provincia serán los que den las explicaciones.

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