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¿Por qué los hombres de la CUP se refieren a sí mismos como «nosotras»?

El partido que mantiene en vilo a Cataluña es independentista, republicano, antisistema, antipatriarcal y feminista

Antonio Baños, presidente de la CUP en el Parlamento catalán, es uno de los que emplea siempre el «nosotras» EFE

J. GUIL

Tras su esperpéntica asamblea del pasado domingo, saldada con empate a 1.515 votos entre partidarios y contrarios de investir a Mas, la CUP, que se estrenó en el Parlamento catalán en 2010, vuelve a ser objeto de todas las miradas. El 2 de enero decidirá finalmente su «sí» o «no» a Mas.

1. Orígenes que se remontan a los años 60

Aunque para algunos resulta una novedad, la CUP surgió en los prolegómenos de la restauración de la democracia, si bien con otras siglas. Sus orígenes arraigan en el Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), que nació en 1968. En 1987 se inscribió como partido bajo las siglas de la CUP, como la marca del Moviment d’Esquerra Nacionalista (MEN) y del Moviment de Defensa de la Terra -el brazo político de la banda terrorista Terra Lliure, que se disolvió en 1984- para presentarse a las elecciones municipales. En su seno alberga sensibilidades y corrientes diversas vinculadas a movimientos okupas y organizaciones anticapitalistas, feministas y antipatriarcales y de la izquierda independentista, como Endavant, Poble Lliure y otras. Es ya célebre su uso del femenino como adjetivo genérico, de forma que siempre se refieren a ellos como «nosotras». En 2003 consiguió sus primeros concejales electos y no fue hasta 2012 cuando decidió dar el salto a las elecciones autonómicas catalanas, logrando tres diputados.

2. Independencia que abarca los Países Catalanes

En su ideario independentista y republicano, la CUP aspira a incluir a los llamados Països Catalanas (países catalanes) que, además de Cataluña, comprenden Valencia, Baleares y la Cataluña Norte. En éstas tres demarcaciones existen agrupaciones locales del partido «cupero»

3. Anticapitalismo: contra la Troika

El partido antisistema no sólo quiere romper con España sino también con la Troika que conforman la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. «No pagaremos su deuda», rezaba su programa electoral, en el que llevaban su pregonada desobediencia civil a niveles continentales. «Desobedezcamos a la Unión Europea y rompamos el euro», proclamaban.

4. Una economía contra la privatización

La CUP propone una economía «al servicio del pueblo» y «acabar con el capitalismo que genera miseria». Más en concreto, se postula a favor de romper con el euro, la UE, la OTAN -el antimilitarismo está en su ADN- y el TTIP (las siglas en inglés de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión). Aboga por prohibir las empresas de trabajo temporal, limitar las importaciones agrarias, nacionalizar las infraestructuras, la banca, las redes de comunicación y defiende la gestión pública de sectores estratégicos como energía, agua y telecomunicaciones.

5. A pie de calle: pobreza y desahucios

En sus negociaciones con Junts pel Sí para investir a Mas, la CUP antepuso el cumplimiento de un plan de choque social que contenía varios puntos claves de su ideario en este apartado. La formación antisistema es contraria a los recortes en sanidad y educación, rechaza la escuela concertada, centra sus esfuerzos en lucha contra la pobreza y exige una renta básica universal, un salario mínimo de 1.000 euros y prohibir los desahucios.

6. Los amigos del etarra Arnaldo Otegi

La CUP ha mostrado siempre su apoyo a la izquierda abertzale. Los tres diputados que la CUP obtuvo en el Parlamento tras las elecciones de 2012 -David Fernández, Quim Arrufat e Isabel Vallet- posaron en su primer día en el hemiciclo con un cartel con el número de preso de Arnaldo Otegi, exmilitante de ETA y encarcelado por intentar reorganizar la cúpula directiva de Batasuna. «Está secuestrado en la cárcel de Logroño», llegó a afirmar el diputado David Fernández.

7. Asamblearios: decidir de abajo a arriba

La CUP es una formación asamblearia en régimen participativo y no hay un líder visible o, al menos designado como tal. Las cuestiones se debaten en sus asambleas locales y territoriales y se elevan a su Consejo Político, el máximo órgano decisorio entre asambleas «nacionales». Sus diputados sólo pueden serlo durante una legislatura, independientemente de lo que ésta dure. Como se vio el pasado domingo, sus diputados no tienen voto en las asambleas.

8. Muy valorados por su «coherencia»

Desde su estreno en el Parlamento catalán, en 2012, la CUP ha ganado enteros en la opinión pública. Su exdiputado David Fernández se hizo famoso en 2013 cuando blandió su sandalia ante Rodrigo Rato acusándole de «gángster» durante una comparecencia parlamentaria sobre la crisis bancaria. En 2014, Fernández fue el dirigente mejor valorado del Parlamento catalán según el CIS catalán, el CEO. Se les elogia su coherencia, ser fieles a su ideario. Al menos hasta ahora.

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