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Dos de los últimos de ETA detenidos en Berlín

La «Operación Exodus» se ha producido en colaboración con la Policía alemana

La operación de la Guardia Civil se ha producido en colaboración con la policía alemana REUTERS
Rosalía Sánchez

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Dos de los últimos dirigentes de ETA en la clandestinidad fueron ayer detenidos en Berlín, en una operación conjunta de la Guardia Civil española y la Bundeskriminalamt (Oficina Federal de Criminalidad) alemana. En cumplimiento de la orden de detención europea y tras ser localizados en un barrio del este de la capital alemana, se puso en marcha la operación «Exodus» , a la que seguirá un proceso rápido de extradición a España según ha confirmado la portavoz de la Fiscalía de Berlín Silke Becker. De momento permanece ambos a disposición judicial en una prisión de Berlín.

Uno de los detenidos es Mikel Barrios Santamaría , de 29 años de edad y natural de Pamplona. Ex miembro de Segui, se le acusa de integrar un grupo que cometió varios sabotajes en la capital navarra contra vías ferroviarias y contra varios bancos, llevados a cabo en 2007. Tras huir a Francia en 2008, fue arrestado un año más tarde, pero utilizó una libertad en espera de juicio durante el proceso judicial de extradición para desaparecer y pasar finalmente a Alemania , donde vivía en un piso que no había sido alquilado a su nombre. Aun sin experiencia en la lucha armada, su conocimiento sobre la situación de los últimos zulos lo convierte en una persona clave para lo que queda de la organización. Un año antes de que la banda terrorista anunciase el abandono de la violencia, en 2015, Mikel Barrios entró en la lista de etarras más buscados como responsable de logística.

El segundo de los detenidos es Iñigo Gulina Tirapu , también navarro y de 37 años de edad, buscado por actos vandálicos y de violencia callejera cometidos entre 2004 y 2007. Detenido y procesado en España, fue puesto en libertad tras pagar una fianza de 6.000 euros y en 2013 no se presentó al segundo juicio que tenía pendiente por pertenencia a organización criminal.

La policía alemana no considera que los detenidos dispusieran de una red de cobertura en Alemania y más bien destaca que Berlín es un lugar en el que su permanencia requería muy pocos recursos y ninguna logística.

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