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El folclore y la navaja

En el pretendido desafío al Estado, más allá del ruido, sólo hay multa, inhabilitación, cárcel o destierro.

Torra, ayer en Gerona Efe
Salvador Sostres

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El nuevo Govern tiene dos mitades, como el independentismo. La mitad que propone Esquerra, con consejeros habilitados para gobernar y asegurarse el decaimiento del artículo 155; y la mitad Puigdemont, buscando en la confrontación que su llama no se extinga. Esquerra quiere demostrar que ... puede gobernar Cataluña desde la centralidad y la eficacia , y que puede administrar su anhelo independentista desde un principio de realidad parecido al del PNV, que ha sido capaz de reconducir positivamente la frustración que supuso el plan Ibarretxe. Puigdemont sabe que la independencia no es posible, pero juega sus cartas para desestabilizar la política catalana. Los rebotados de la refundación del PDECat le ayudan porque quieren arrasar a Marta Pascal y recuperar su protagonismo. Pero quien sobre todo le apoya es una masa independentista que no quiere despertar de la ilusión de que su vida tiene por fin un sentido, el de «liberar» a Cataluña. Puigdemont no necesita ni engañarles: ellos mismos vienen engañados de sus vidas anodinas, aferrándose a cualquier añagaza que les permita continuar sintiéndose protagonistas de algo.

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