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La fiscal señala la «farsa» de Ana Julia y pide que pague los 200.000 euros de la búsqueda de Gabriel

Solicita prisión permanente revisable por el asesinato con alevosía del niño el 27 de febrero de 2018

Ana Julia Quezada, tras su detención ABC
Cruz Morcillo

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«Ana Julia es un Hannibal Lecter . Te mata, te saca los ojos y se los come». Este retrato lo proporcionaba a ABC hace diez días el capitán José Manuel Quintana Touza, uno de los tres psicólogos que forman la Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo (SACD) de la Policía Judicial de la Guardia Civil. La había tratado de cerca durante los días que duró la búsqueda del pequeño Gabriel a principios de marzo del año pasado. El escrito de acusación de la Fiscalía de Almería, difundido ayer, ahonda en este retrato. El ministerio público solicita prisión permanente revisable para Ana Julia Quezada por el asesinato con alevosía del niño el 27 de febrero de 2018 en la pedanía de Rodalquilar de Níjar.

La fiscal también la acusa de dos delitos de lesiones psíquicas a los padres del pequeño, Ángel y Patricia, y le pide otros diez años de cárcel, cinco por cada uno de ellos, así como la prohibición de comunicación o aproximación a una distancia de un kilómetro durante 30 años.

Fuerza desproporcionada

El asesinato del niño se produjo el mismo día de la desaparición —cuando salió de la casa de su abuela para ir a jugar a casa de unos primos— por asfixia mecánica por sofocación . La acusada le obstruyó los orificios respiratorios de boca y nariz «utilizando una fuerza desproporcionada con respecto a la del menor hasta vencer la resistencia de la víctima», según el escrito presentado en el Juzgado número 5 de Almería, previo a la apertura de juicio oral con tribunal del Jurado.

«Con la finalidad de encubrir su actuación criminal, la acusada ocultó el cuerpo en una pequeña fosa que cavó en la zona exterior de la finca y lo cubrió de tierra y piedras», recoge el escrito. Más tarde Ana Julia trasladó las prendas de vestir del niño hasta un contenedor de vidrio de la barriada de Retamar que fueron encontradas tras el hallazgo del cuerpo de Gabriel en el maletero del coche de la acusada .

Durante once días se mantuvo un operativo de búsqueda inédito con la participación de decenas de efectivos de varios cuerpos y voluntarios. El coste de ese despliegue se ha cifrado en 200.203 euros que tendrá que pagar Ana Julia Quezada, según la petición realizada por la Fiscalía.

El ministerio público se detiene en esos días y esa carrera contra el tiempo en busca de la criatura y en la actitud mantenida por Ana Julia, que era la pareja del padre del niño. Habla de su aparente «aflicción, compungida y apesadumbrada involucrándose en las batidas de búsqueda en una clara actitud de simulación, fingimiento y farsa, pública y notoria con absoluta frialdad de ánimo». Añade que esa apariencia, esa pose iba destinada a disipar las sospechas sobre su implicación en la desaparición de Gabriel.

El diagnóstico vuelve a coincidir con el del capitán Touza: «Ana Julia es la que tiene más acusado el psicoticismo. Es dura, fría y calculadora, por encima de los otros dos» (se refería a José Enrique Abuín, el Chicle, autor de la muerte de Diana Quer y Bernardo Montoya, en prisión por matar a Laura Luelmo).

Durante los rastreos, recuerda la Fiscalía onubense, Ana Julia llegó a propiciar el hallazgo de una prenda de la víctima (la camiseta del niño) en un cañaveral apartado y de difícil acceso que ella había frecuentado con su anterior pareja. La finalidad, dice, era «despistar en la búsqueda» e incluso «dirigir las sospechas» hacia su exnovio, que vive en las inmediaciones.

La Fiscalía solicita que la acusada indemnice a los padres con 300.000 euros a cada uno por el daño moral causado y con 160.000 a la abuela de Gabriel por el mismo concepto. Pide además que abone 170.000 euros, 85.000 a cada uno, por las lesiones psíquicas y secuelas y por los gastos médicos-farmacéuticos acreditados. «Ambos progenitores están padeciendo una afectación psíquica importante en su estado de salud» como consencuencia del «trágico desenlace y del conocimiento posterior» que han tenido sobre el proceder de Ana Julia.

La presa sigue ingresada en el departamento de mujeres de la cárcel de Almería y sometida al artículo 75 como ella misma pidió en Nochevieja tras autolesionarse en las muñecas . Había tenido un enfrentamiento con otra interna y solicitó protección. Desde entonces tiene los movimientos restringidos y cuenta con una interna de acompañamiento.

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