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Daniel Kutner, embajador de Israel en España: «Hay antiisraelismo extremo en ciertos sectores políticos»

Se despide tras cuatro años al frente de la misión diplomática:

Daniel Kutner, en su despacho de la embajada de Israel Ernesto Agudo
Esteban Villarejo

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El embajador israelí, Daniel Kutner, dice adiós a su misión en España. Tras cuatro años al frente, afronta una última semana –con elecciones de por medio en Israel este próximo martes– con el convencimiento de que « las relaciones seguirán profundizándose , no sólo con números y estadísticas, sino al nivel de pueblos».

—¿En qué estado se encuentran las relaciones entre España e Israel?

—Las relaciones son básicamente buenas. Compartimos una Historia común, que tuvo sus claroscuros, por la presencia judía en España hasta 1492. Para la historia del pueblo judío, Sefarad –nombre de España en hebreo– ha tenido una importancia muy grande. Por eso, la tragedia de la expulsión fue un trauma que influyó en la Historia de mi pueblo. Eso es lo que da una dimensión trascendental a la relación entre los dos países. Pero, básicamente, hemos reanudado relaciones diplomáticas hace 33 años y queremos encaminarlas hacia el futuro como dos países modernos, que tienen en común la visión de un mundo basado en la democracia representativa.

–¿En qué áreas pueden mejorar?

–Como todos los amigos, también tenemos nuestras discusiones. En el área diplomática, estamos en un diálogo con diferencias de opinión especialmente en lo referente a determinadas votaciones en organismos internacionales. En el área económica, se hace mucho pero tenemos la impresión de que podemos hacer más. Israel es el segundo socio comercial de España en Oriente Medio, solo por detrás de Arabia Saudí.

–En noviembre de 2017 el presidente de Israel, Reuven Rivlin, visitó España. ¿Se espera una próxima visita de Su Majestad el Rey a Israel?

–Se trabaja en ello. Hemos consultado ciertas posibilidades. La situación en España y en Israel, con un Gobierno en funciones en ambos países, ha complicado algo las cosas. No obstante, el presidente Rivlin ha invitado al Rey a participar en la celebración del aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia a principios del año que viene. Veremos si se puede concretar.

–Ha habido un repunte del antisemitismo en ciertos países de Europa, como Francia. ¿Afecta a España?

–Por suerte la frecuencia de ataques que se ha visto en otros países europeos no la vemos aquí. Sin embargo, ha habido ciertos incidentes. En España, por razones históricas, uno siempre está en alerta por lo que pueda pasar.

–¿Es España un país antisemita?

–No diría que España es un país antisemita. Hay sectores donde todavía sobreviven prejuicios atávicos. Hay también un antiisraelismo extremo en ciertos sectores políticos.

–¿Le preocupa un futuro gobierno de coalición en el que esté Podemos?

–Aspiramos a que la amistad con Israel sea un tema de consenso entre todos los partidos políticos.

–Ha sido embajador coincidiendo con gobiernos de Rajoy y de Sánchez. ¿Qué diferencias ha encontrado entre ambos equipos respecto al conflicto entre Israel y Palestina?

–No creo que haya grandes diferencias. En ese sentido el Ministerio de Asuntos Exteriores español mantiene una línea estable. Eso trasciende los cambios de Gobierno. Hay matices, pero con estabilidad.

–Josep Borrell, ministro de Exteriores en funciones, aseguró que «el reconocimiento del Estado palestino está sobre la mesa»... ¿Teme que traslade esta postura a su futuro cargo de Alto Representante de la UE?

–[Silencio] Hemos tomado nota. Pero también vemos cuál es la política en la práctica. En este campo tenemos nuestra opinión: el eventual reconocimiento de un posible Estado palestino tiene que ser consecuencia de las negociaciones directas que Israel y los palestinos mantengamos. En estos momentos, no hay conversaciones directas: los palestinos no vienen a la mesa de negociaciones y, por lo tanto, un reconocimiento prematuro sería nocivo para el proceso de paz. Es un tema que hemos conversado con las autoridades españolas y seguiremos conversando con Bruselas si surge.

–España participa con unos 600 militares en la misión de la ONU en el sur de Líbano (Finul) para estabilizar la frontera con Israel. ¿Qué valoración hace de esa misión?

–La situación del sur de Líbano es muy volátil. Hizbolá es una organización terrorista declarada por diversos países y organizaciones internacionales. Es un aliado fraternal del régimen de Irán, hasta el punto de que muchos libaneses sospechan de que actúa según intereses iraníes más que libaneses. Y ahora que la guerra civil en Siria parece que llega a su fin, el temor es que vuelvan esas huestes de Siria –fuerzas expedicionarias de Hizbolá–, para reforzar a otras fuerzas que se enfrentan a Israel. Están anunciando que estamos en la mira. También quieren extender el frente sobre Israel a la parte siria.

–Preocupa la aparición de túneles en sectores de la misión de la ONU que llegan hasta Israel...

–La misión de la ONU es importante para ayudar a mantener la precaria paz que existe hoy día. Por supuesto, nos gustaría un mandato de Finul más decisivo y que le permitiera tomar medidas para cumplir realmente con su misión de erradicar las armas ilegales bajo su control del sur de Líbano. Se hace de forma muy limitada debido a las políticas de disuasión que mantiene Hizbolá por medio de sus agentes en las aldeas de la zona. Líbano también impone limitaciones a entrar en propiedad privada. Queda mucho por hacer en Finul. Dicho esto, nos parece muy positiva la presencia de las tropas españolas.

–El 28 de enero de 2015 un ataque de las tropas israelíes acabó con la vida de un militar español, el cabo Francisco Javier Soria Toledo. ¿Cómo influyó esta muerte en las relaciones entre ambos países y ejércitos?

–Fue un asunto trágico, un error. Israel compartió con el Ministerio de Defensa de España los resultados de la investigación. Las autoridades españolas aceptaron esas conclusiones. Se ha llegado también a un acuerdo de compensación con la familia del finado cabo y creo que por eso hemos superado ese hecho tan trágico.

–¿Qué conclusiones se extrajeron de la investigación?

–La investigación se ocupó de ver cómo sucedió el error, apuntando a las responsabilidades, a quién y cómo se había producido ese error. Todo ello en un intercambio de fuego a consecuencia de un ataque de Hizbolá a Israel.

–El independentismo catalán siempre se fijó en el ejemplo de Israel para sus aspiraciones. Incluso el entonces presidente autonómico Artur Mas fue recibido por el presidente Shimon Peres en 2013... ¿Cuál es la situación tras los acontecimientos del 1-O?

–Primero, una pequeña corrección: no necesariamente el independentismo catalán. En realidad, el catalanismo, con una visión de una Cataluña más consciente de su pasado, que revive su lengua pero en el marco de España. En ese sentido, Israel siempre ha tenido buenos amigos en Cataluña y ha respondido a ese interés que existía por nuestra experiencia como pueblo que ha retornado a su tierra y ha revivido su lenguaje ancestral, el hebreo. Se hablaba de la manera en que se enseña el hebreo a los nuevos inmigrante que llegan a Israel... Y todo eso en el marco de la pluralidad de las nacionalidades que reconoce la Constitución en España. Cuando la política empezó a girar en dirección al independentismo, ahí ya... Israel está limitada por sus obligaciones hacia el país que nos hospeda, España. Nos hemos mantenido totalmente al margen de este tema. El presidente de Israel, durante su visita en noviembre de 2017, expresó que Israel ve «un único país» en España. Y todo el resto, es un asunto interno para nosotros.

–Recibe presiones del actual Gobierno de la Generalitat, Quim Torra, para ver si visita Cataluña...

–Dada la situación tan efervescente, nosotros seguimos manteniendo las relaciones estrechas con nuestros amigos catalanes especialmente en áreas de economía y cultura, pero nos mantenemos al margen de los acontecimientos políticos entre Madrid y Barcelona. Nos mantenemos dentro del marco que nos permite nuestro estatus de delegación de país extranjero en España.

–¿Qué le sorprendió de los españoles?

–Aunque no me haya sorprendido del todo, quedé impresionado de la belleza y cantidad de cosas que hay para ver y visitar. La variedad de paisajes, físicos y humanos. Siempre, uno puede poner a ciegas el dedo en el mapa de España y adonde toque va a valer la pena ir y visitar. También me parece muy sabio el balance que hacen los españoles entre el trabajo y esas otras cosas que dan sentido a la vida, de modo que queda tiempo para la familia y los amigos.

–¿Qué lugar recomendaría visitar en España para profundizar en la historia del pueblo judío?

–El lugar imprescindible es Toledo. Otro lugar que me impresionó fue Besalú (Gerona), donde un cuarto o tercio de la población era judía y aún se conserva casi intacto. Toda Besalú mantiene su carácter de la época.

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