Corrupción en la Policía Local de Palma: «Son maestros del engaño y la manipulación del pruebas»
Un juez de Instrucción y un fiscal Anticorrupción de Baleares, que han sido amenazados, se enfrentan a una trama de agentes dedicada «al chantaje, la coacción, la intimidación y el uso torticero y arbitrario del poder en beneficio propio»
La corrupción había llegado hasta el tuétano en la Policía Local de Palma, y más concretamente en la llamada «Patrulla Verde» aunque también, en cierta medida, en el «Grupo de Acción Preventiva» (GAP). Los muchos agentes implicados funcionaban, según el titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Palma, «como una auténtica organización criminal, instalada permanentemente en el delito, en sus múltiples y variadas manifestaciones », y son «auténticos maestros y paradigma del engaño, la manipulación, la mentira y la ocultación y alteración de pruebas».
Sus actividades, siempre según distintos autos del magistrado, iban desde la filtración de exámenes a policías para colocar a afines en determinados puestos, a la creación de «numerosos, variados intereses negociales (aires acondicionados, cámaras, limpiezas, seguros, expendiduría, tapicería, gestoría...) así como goce de prebendas (sexo, consumiciones...) por parte de numerosos policías locales precisamente en zonas o materias en las que intervenían por razón de su cargo».
Pero el instructor, Manuel Penalva, no se detiene ahí: «Se habrían creado conexiones directas entre intereses económico empresariales (no sometimiento a inspecciones, inspecciones viciadas, falseadas e injustificadas, preaviso de su realización, etc) en perjuicio de las exigencias de la Ley, de la lucha contra la corrupción, de la Justicia, de la libertad de mercado, y de la igualdad de los ciudadanos». Se trata, en definitiva, de una trama dedicada «al chantaje, la coacción, la intimidación y el uso torticero y arbitrario del poder en beneficio propio ».
Altos cargos implicados
El juez no solo acusa a agentes, sino también a altos cargos de la Policía Local, a los que hace durísimas imputaciones: «Concretamente, el comisario Sr. Rafael Estarellas -quien fuera número 2 del Cuerpo- participa de la trama investigada no de una forma inactiva, sino que su conducta activa, y prevaliéndose de su jerarquía policial , impide que los hechos objeto de este proceso sean realmente investigados».
Es más; se están produciendo amenazas contra los testigos de esta causa, «que no es que tengan miedo, es que están aterrorizados », recalca, y recuerda que se han abierto diligencias por las supuestas amenazas recibidas por el fiscal Anticorrupción que investiga la causa y la anterior instructora. Todo ello, informa Ep, obliga al magistrado a mantener el secreto sobre una causa a la que está llegando una «avalancha continua» de nuevos datos, «algunos de ellos escalofriantes» .
El juez mantiene el secreto de sumario porque hay «una avalancha continua» de nuevos datos, «algunos escalofriantes»
Algunos de los relatos que han trascendido de los testigos protegidos, muchos de empresarios y empleados de locales de las zonas de ocio de Gomila, Paseo Marítimo y El Arenal , son muy reveladores de la forma de actuar de esta trama policial: «Cada dos meses -relata uno de ellos- entraban 60 u 80 policías del GAP uniformados, le hacían encender las luces y cacheaban a todos, apagaban la musica y lo hacían a la hora punta, sobre las dos, y luego echaban del lugar a todos los clientes (...) Los clientes que portaban droga, al ver a la Policía y la luz encendida, la tiraban al suelo, la Policía cogía dichas sustancias del suelo y se la llevaban sin notificarle al declarante ningún acta, ni documento relativo a la droga intervenida».
O este otro: « No solo consumían gratis el alcohol e invitaban a chicas , sino que por los recorridos que hacían a los lavabos así como a la sala privada que iban en grupos y en la que nunca hay clientes, y salían haciendo comentarios y gestos con el rostro tocándose la nariz , sin cortarse». Este testigo dijo a dos de ellos que por favor no consumieran cocaína en su local «y a la semana siguiente tuvo una inspección».
Gratis total
«El GAP -añade un policía- pasó a convertirse más que en un grupo selecto o de elite, en un grupo sectario al servicio de determinados intereses policiales y políticos que no eran lícitos ni legales». «Este grupo selecto de GAP accedían a restaurantes de manera gratuita porque lo ha presenciado (el testigo)».
La clave la aportan varios empresarios: « Todo el mundo sabía que si quería mantener abiertos los negocios y tener música cuando no tenía permisos y licencias correspondientes debía acceder a las exigencias »; otro propietario añade que «observa cómo los empresarios de la zona de Gomila que no se niegan a pagar como la declarante los pagos semanales permanecen abiertos y se saltan la normativa de horarios, música, salidas de emergencia...».
El escándalo es enorme sin que aún se conozca la identidad de clientes de locales controlados por los policías corruptos
Y un testigo más remacha: «Era frecuente que miembros de la Patrulla Verde en hora punta entraran y simularan que inspeccionaban cuando lo que hacían era consumir alcohol gratuitamente (...) e invitaban a las chicas (...) Si se les negaba alcohol, mesa y posobilidad de ir con clientas, les amargarían la vida volviendo de nuevo a las inspecciones gratuitas ». Eran los «dioses de Gomila», describen gráficamente.
El escándalo, de proporciones enormes, amenaza con ser aún mayor cuando se levante el secreto de sumario. Entonces se conocerá el nombre de clientes que frecuentaban los locales controlados por los policías . Más de un personaje conocido está nervioso. No es para menos.
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