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El CGPJ: un modelo de elección bajo sospecha

Los jueces claman por un sistema en el que sólo participe la carrera, pero ¿no beneficiaría sólo a la mitad asociada frente a los que no lo están?

Nati Villanueva

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La forma en la que se ha llevado a cabo la renovación del actual Consejo General del Poder Judicial ha ahondado en la herida abierta sobre la imagen de politización de la justicia. Especialmente llamativo ha sido que el nombre del presidente del órgano de gobierno de los jueces (que lo es también del Tribunal Supremo) se haya conocido antes de que los partidos cierren definitivamente la composición del Consejo, cuando la ley atribuye a los vocales la facultad de elegir a su presidente en la sesión constitutiva del Consejo.

La escenificación del reparto del pastel en esta renovación ha rozado lo grosero, con un Ejecutivo cuyo presidente hace apenas dos años apoyaba que los partidos no eligieran candidatos , con la formación de Iglesias reclamando su cuota de poder en forma de vocales y con un PP que permite que el ponente de la sentencia que echó a su líder de La Moncloa se siente en el actual Consejo. Si a ello se suma la intromisión del Gobierno en la labor del Supremo en las últimas semanas (en el caso del 1-O cuestionando el delito de rebelión y posteriormente enmendando la plana al Pleno de las hipotecas) y la huelga de la justicia anunciada para el próximo lunes 19, la desconfianza en las instituciones parece plenamente justificada.

El CGPJ se compone de veinte vocales, de los cuales doce provienen de la carrera judicial y ocho son juristas. Unos y otros son elegidos en la actualidad por el Congreso y el Senado. El sistema de elección del segundo grupo siempre ha sido igual . No así el del primero, que ha pasado por distintas etapas. Las asociaciones judiciales claman por volver al modelo en el que los jueces elegían a sus propios compañeros. Pero ¿es este realmente el mejor modelo? ¿no beneficia al final a las propias asociaciones en detrimento de la mitad de los 5.500 jueces que no están asociados y que no tienen la misma posibilidad de promoción interna?

El modelo en el que los jueces se elegían entre ellos sólo se ha puesto en práctica en una ocasión: cuando se constituyó el primer CGPJ de la historia, en 1980. Entonces se celebraron unas verdaderas elecciones en las que cualquier juez podía elegir y ser elegido, recuerda Celso Rodríguez , portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, partidaria de volver a ese modelo. Cinco años después se pasaría al extremo contrario, de forma que era el Parlamento el que elegía a los vocales de procedencia judicial, un sistema de libre elección en el que la participación de las asociaciones judiciales era nula.

El término medio es el que rige ahora: una preselección de candidatos a vocal respaldados bien por una asociación judicial bien por un sistema de avales de los propios compañeros. Sobre esa lista, Congreso y Senado han elegido a doce. También este modelo está en el punto de mira: no sólo la proporción de asociados y no asociados no se corresponde con la realidad de la carrera, sino que se da la paradoja de que Francisco de Vitoria, la segunda en número de afiliados no tiene ningún representante en el CGPJ.

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