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Borrell, el ministro español que lleva «entourage» en lugar de séquito

El titular de Exteriores llegó tarde al Foro de ABC porque venía del bronco Congreso

Josep Borrell, ministro de Exteriores, en el Foro ABC GUILLERMO NAVARRO
Rosa Belmonte

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Ningún otro ministro del actual Gobierno fue al Foro de ABC a escuchar a Josep Borrell . Casi no viene él. Llegó tras los postres para comerse la merluza por haberse alargado el pleno en el Congreso y la sesión de control («la sesión más bronca de la que tengo recuerdo», y eso que no hubo escupitajo). La comida se hizo sin «moñeco». Es la primera vez que en el Casino se escucha un aplauso al ponente sólo por llegar. Sí había ministros de otras épocas, de la suya: Carlos Solchaga y Cristina Narbona , que para este acto cuenta más como mujer de Borrell que como exministra de desoladoras desaladoras o presidenta del PSOE. Cristina Narbona se está haciendo mayor como Patricia Highsmith . De esto Tolstoi no ha escrito nada. Habrá mujeres que envejezcan a su manera, pero hay muchas que acaban pareciéndose a Lauren Postigo. Muchas menos a Patricia Highsmith. Y esto supongo que es mucho mejor. Resulta curioso que en «Tira a mamá del tren», la película donde Danny de Vito saquea «Extraños en un tren», obra de Highsmith, la actriz Anne Ramsey sea clavadita a la escritora en su vejez. Volviendo a los ministros que no vinieron, había confirmado la ministra Montero, pero canceló un día antes. Y qué sincronía el matrimonio Borrell-Narbona. Salió ella al baño y en ese momento llegó el ministro de Exteriores y fue al baño antes de entrar en el salón. El momento romántico del día.

Llegó Borrell al Casino con un «entourage» que para qué. ¿Cuánta gente necesita un ministro para moverse desde el Congreso al Casino? Y digo lo de «entourage» y no séquito porque quizá es lo que habría dicho él. Oigan, que parecía Francis Matthews , el de «Follow me», el programa de televisión que enseñaba inglés. Hablaba en español y de pronto decía: «and so what?». O «las so call embajadas». O «a big mess para ellos». O «I’m sorry, yo no hice esa ley». Menos mal que también dijo «échale hilo a la cometa». Y si en lugar de cometa hubiera utilizado el término birlocha todavía habría sido más castizo. Y nombro a Francis Matthews por no nombrar a Carlos Latre cuando imitaba a Ricardito Bofill y decía ser «filmaker» todo el rato.

Al «minister» Borrell, de casi 72 años («si hubiera sido una mujer no lo habría dicho», reprochó de buen rollo a Catalina Luca de Tena ) lo había presentado Rafael del Pino recordando un currículo tan extraordinario para este nuestro Gobierno que fue recibido con murmullos de aprobación. Que no es lo mismo leer «Voir M. Granovetter» que escuchar Stanford. Rafael del Pino había sido simpático (a su manera, vuelvo a Tolstoi) recordando sucedidos con Borrell. Y Borrell continuó haciéndolo. En el conflicto de las Hoces del Cabriel con José Bono contó que se tuvo que llevar a los periodistas para que vieran que la autovía no iba a pasar por las Hoces. Que un helicóptero los sobrevolaba («Sería de Bono»), que cruzaron un riachuelo y que una serpiente se estaba tragando una trucha. Un guardia civil le cortó la cabeza y la trucha huyó. «Esta trucha nunca sabrá que debe su vida a Bono», sentenció el agente. «Un rasgo de humor impropio de un cabo de la Guardia Civil», concluyó Borrell antes de meterse a hablar de cosas serias. «La inmigración es un fenómeno estructural al que habrá que hacer frente. Si no hay fronteras interiores, las fronteras exteriores son comunes».

Narbona se fue antes de que terminara el acto. Ni siquiera escuchó a su marido cuando pretendió hacer creer al público que Pedro Sánchez no negoció contrapartidas para ganar en la moción de censura. Tampoco cuando se negó a hablar de toros y caza, que no eran cosa suya. Pero allí seguían Jesús Ortiz , el padre de la Reina, Pedro Trapote o Rafael Spottorno entre otros muchos asistentes. En una de las mesas principales, Marzenna Adamczyk , la embajadora polaca en España. Después de su famosa foto con Carmena («cariño, he encogido a la alcaldesa») y de su entrevista en «La resistencia» con David Broncano la paran por la calle. Cuando le preguntas dónde está la Embajada polaca responde: «En el quinto pino». Domina el español mejor que Borrell. Lleva 43 años estudiándolo. Aunque no conocía de dónde viene la expresión «que te la den con queso. El quinto pino de la Embajada es Puerta de Hierro, la casa del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo . Aunque él no vivió allí, pero sí Ramfis y Lita Trujillo . La curiosa embajadora fue a ver la tumba de Trujillo, que está en El Pardo. Tiene chispa que en el cementerio del Pardo, donde el Gobierno quiere llevar a Franco estén, además de Carmen Polo, Trujillo, Carrero Blanco y Carlos Arias Navarro . Trujillo estaba en Pére Lachaise cerca de Beethoven, pero en 1970 lo trasladaron al Pardo con Ramfis. Anda que no es serio este cementerio (ahora cito a Mecano). ¿Lo sabrán el Gobierno y sus palmeros de la memoria?

La embajadora nos regaña si decimos que hace frío: Y dice que de todos los memes que se hicieron de la foto con Carmena su favorito es el de «Diferencia entre tapa y ración». Borrell, al lado de otros ministros tapa, también es ración. O plato. O dish.

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