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Bono ocultó un informe del Ejército sueco que garantizaba la seguridad del Yak-42

Un capitán aseguró que «está bastante bien y se podrá volver a utilizar este avión»

Estado en el que quedaron los restos del Yak EFE
Paloma Cervilla

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La gestión política que el exministro de Defensa, José Bono, hizo del accidente del Yak-42, responsabilizando al Gobierno del PP y al exministro Federico Trillo del mismo, se llena de sombras a medida que se conocen documentos que desmontan la tesis que siempre ha manejado el dirigente socialista. Uno de sus argumentos más recurrentes, y así consta en sus comparecencias parlamentarias del 7 de julio y el 21 de octubre de 2010 en el Congreso de los Diputados , siempre fue que el Ejecutivo ignoró las quejas que se habían producido sobre la seguridad del avión. «Las quejas no fueron objeto de expediente. Y concretamente sobre el Yak siniestrado», señaló en su comparecencia ante la Comisión de Defensa del 7 de julio.

«Antes del accidente hubo, al menos, 16 quejas y el 75 por ciento de ellas se refieren a aviones exsoviéticos» , insistió posteriormente durante su intervención ante el Pleno de la Cámara Baja el 21 de octubre, al afirmar que «reiteradamente se ignoraron las quejas» sobre la aeronave.

Informe clave

El exministro siempre hizo referencia a las advertencias de un capitán noruego que había viajado en el avión siniestrado, a un informe de un teniente coronel del Ejército de Tierra adscrito al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y a los correos de varios militares a sus familias.

Bono dio a entender en varias ocasiones que Defensa conocía estos informes con anterioridad al accidente, aunque ahora se ha demostrado que no fue así. Sin embargo, nunca ha hecho referencia a un informe clave, al que ha tenido acceso ABC, que venía a aportar otra visión del Yak. Un texto que se encontraba en el Ministerio de Defensa, concretamente dentro del expediente del accidente, y que, si ahora no aparece, fuentes solventes sospechan que «podría ser uno de los que Bono ha admitido que tiene en su casa» . Estas fuentes indican que internamente se conocía y que el exministro «podía haberlo hecho público, cuando tuvo conocimiento de él, como hizo con otros informes, sobre los que no dijo que se conocieron después del accidente y, en muchos casos, no hacían referencia al Yak».

Este documento de tres páginas, con fecha de 19 de febrero de 2003 (el Yak se estrelló el 27 de mayo de 2003), redactado por un capitán de las Fuerzas Armadas Suecas , se refiere a un detallado control de seguridad realizado en el mismo avión que se estrelló, el UR-42352. El motivo de esta inspección era comprobar las condiciones del mismo ante «la crítica recibida contra este tipo de transporte».

El informe «forma parte de un control intensificado que se está llevando a cabo con referencia a la seguridad en los vuelos de ida» . «El militar abajo firmante participó en el vuelo de la semana 304 para controlar la seguridad de los pasajeros a bordo, así como la seguridad de la carga

La conclusión a la que llegó el capitán sueco es que, «una vez efectuado el control de seguridad, no hay constancia de ninguna falta de seguridad, en lo que se refiere a la carga ni para la seguridad del personal. Según mi opinión, se podrá volver a utilizar este avión y compañía de nuevo» . En uno de sus comentarios llega a afirmar que «según mi parecer, ¡está bastante bien!» y la única queja es que «no se sirvió el desayuno a los que embarcaron en Kabul. ¡Esto fue muy comentado y en futuros vuelos habrá desayuno! ».

En relación a las otras quejas a las que siempre se ha referido Bono, en especial a la del capitán noruego, ésta nunca se conoció con anterioridad al accidente , y solo vio la luz cuando Bono, al llegar a Defensa, inició una investigación sobre el accidente.

Mantenimiento

En realidad no fue un informe, como él mismo lo indicó ante el juez, declaración a la que ha tenido acceso ABC, sino «un correo electrónico con fecha de 18 de septiembre de 2002» . El compareciente manifiesta «no haber escrito otros informes relacionados con este caso» y señala que «volaron desde el aeropuerto de Gardermoen, por Finlandia a Kabul. Su papel en este caso consiste en que fue usuario del avión en septiembre de 2002 y, a raíz del vuelo, redactó un aviso expresando su preocupación. Por lo demás no tiene relación alguna con estos vuelos en cuanto a su mantenimiento, etcétera. ». No indica la matrícula del avión, sino solo el modelo Yak-42, por lo que se desconoce si es el mismo que se estrelló.

Otra de las quejas a las que se ha referido Bono es la de un teniente coronel adscrito al CNI, quien, en una nota con fecha de 28 de abril de 2003, relativa a una comisión de reconocimiento llevada a cabo entre el 25 de marzo y el 5 de abril del 2003, alertaba sobre los «altos riesgos al transportar personal en aviones de carga fletados en países de la antigua URSS, su mantenimiento es, como mínimo, muy dudoso» .

«Ex post del siniestro»

El mismo militar admitió que «no poseía ninguna formación en seguridad aeronáutica y mantenimiento de aeronaves» . Esta nota nunca llegó a conocimiento de los responsables políticos y militares. No se conoció y el informe del Consejo de Estado indica que llegaron «ex post del siniestro».

Finalmente, existió una queja de un comandante del Ejército de Tierra sobre un avión modelo Ilushyin-76 y que llegó al Centro de Operaciones Terrestres del Estado Mayor el 2 de junio de 2003 (después del accidente). Según precisa el informe del Consejo de Estado, «sostenía la poca idoneidad de este avión (no era el Yak) para transportar pasajeros por la mala estiba de la carga». Según las fuentes consultadas por ABC, «fue emitido erróneamente al Centro de Conducción de Operaciones de la Defensa (Cecod), que en esas fechas estaba desactivado , por lo que no llegó al Centro de Coordinación y Control del Estado Mayor, organismo encargado del seguimiento de los vuelos y definir las medidas correctoras si fueran necesarias, hasta el mes siguiente del accidente». Esta circunstancia se comunicó al juez que instruía la causa.

Comparecencia de Cospedal

De estas quejas y del conocimiento posterior que tuvo el Ministerio de Defensa informó la ministra María Dolores de Cospedal en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados para valorar el contenido del informe del Consejo de Estado y asumir la responsabilidad que, en este caso, tuviera el Estado.

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