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Andreu señala que los yihadistas podrían ser condenados a prisión permanente revisable

Dos de los cuatro investigados continúan en prisión preventiva mientras los otros dos están en libertad provisional

Driss Oukabir, que alquiló la furgoneta con la que se perpetró el atropello masivo de las Ramblas ABC
Marcelino Abad

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«Sobre las 17.30 horas del día 17 de agosto, una furgoneta marca Fiat modelo Talento arrolló en las Ramblas de Barcelona a una gran cantidad de personas, causando hasta el momento trece víctimas mortales y más de cien personas heridas». Así comienza el auto del magistrado Fernando Andreu , instructor de los atentados terroristas que sembraron el terror en la emblemática vía de la Ciudad Condal. Ocho horas más tarde la célula yihadista intentó replicar la matanza en el municipio tarraconense de Cambrils, arrollando a los peatones que se encontraban en el paseo marítimo de la localidad.

Un mes después de los ataques la investigación judicial continúa declarada secreta, aunque son varios los datos que han trascendido sobre los islamistas radicales que segaron la vida de dieciséis personas. Dirigidos por Abdelbaky Es Satty , el imán salafista –corriente que defiende el retorno a las ideas más puristas del Corán- de 45 años que conducía la oración en la mezquita de Ripoll (Gerona), un total de once hombres de entre 17 y 34 años integraron presuntamente la célula yihadista. De los cuatro investigados hasta el momento, dos se encuentran en prisión preventiva y otros dos en libertad provisional. El resto falleció a causa de la perpetración de los atentados.

En libertad provisional

La noche del 22 de agosto el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, Fer nando Andreu, acordó dejar en libertad provisional a Mohamed Aalla –titular del Audi A3 con el que la célula intentó replicar la matanza de las Ramblas en Cambrils- y en dependencias policiales a Salh Karib –propietario del locutorio que habría prestado apoyo logístico a la banda-. Dos días más tarde dictó la misma medida cautelar respecto de este último. Según argumentó, «los indicios existentes no son lo suficientemente sólidos como para poder decretar una medida tan excepcional como la de prisión preventiva». Aunque en libertad, los dos tienen prohibido abandonar el territorio nacional y la obligación de comparecer periódicamente ante la autoridad judicial.

Driss Oukabir –que alquiló la furgoneta con la que Youness Abouyaaqoub arrolló a los peatones en las Ramblas- y Mohamed Houli –que resultó herido tras la explosión del chalet de Alcanar- ingresaron en prisión provisional esa misma noche debido a la presunta comisión de «16 delitos de asesinato terrorista, más de 100 delitos de lesiones de carácter terrorista, delito de estragos, de tenencia y depósito de explosivos, así como de pertenencia o integración en organización terrorista», señala Andreu. Tras la interposición de un recurso de reforma subsidiario a otro de apelación que desestimó posteriormente el tribunal, Oukabir y Houli cumplen prisión preventiva en los centros penitenciarios de Soto del Real y de Alcalá de Henares respectivamente (Madrid).

Alquiler de la furgoneta

Según se desprende de la instrucción judicial, Oukabir «tuvo una participación activa como cooperador necesario para cometer los atentados». «Era plenamente consciente de la radicalización» sufrida por su hermano Moussa , abatido en Cambrils, quien le dijo que «los musulmanes tienen que hacer la Yihad, la Yihad que implica la guerra». Tras declarar en un primer momento que no había alquilado la furgoneta, posteriormente cambió su versión de los hechos y reconoció que la había contratado él, pero por encargo de su deudo para hacer una mudanza.

«No ha logrado explicar ni dar ningún detalle sobre el lugar en donde se iba a producir la citada mudanza, ni la vivienda en la que se iba a realizar, para lo cual se desplaza unos 100 kilómetros para efectuar el alquiler, acompañado de los que serían el núcleo más duro del grupo , Mohamed Hichamy y Younes Abouyaakoub -ambos fallecidos-», describe el instructor.

Mohamed Houli reconoció desde un inicio que la célula planeaba atentar contra «monumentos y templos religiosos de Cataluña», pero que la explosión del chalet de Alcanar frustró sus planes y los llevó a improvisar con el arrollamiento masivo de peatones. Aunque la causa todavía está en sede de instrucción, el magistrado Fernando Andreu considera que todos ellos podrían enfrentarse a la condena más grave que prevé el Código Penal: la prisión permanente revisable.

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