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Cierre de filas… hasta después de las elecciones generales

En el Gobierno y entre los barones hay toque de silencio, pero también quejas en privado sobre la falta de liderazgo

Cierre de filas… hasta después de las elecciones generales tarek

curri valenzuela

Ni un ministro bocazas más , ni un barón regional dimitido , ni una crítica en voz alta de cualquiera de los miles de cargos públicos que temen perder sus puestos. Hasta la mañana del 21-D todo el Partido Popular va a hacer piña en torno a su presidente, como ayer se visualizó en Toledo. Por lo vivido a lo largo de esta traumática semana para los populares está claro, sin embargo, que existe un descontento bastante generalizado por la falta de liderazgo en el Gobierno y en el partido que puede pasarle factura si los resultados electorales le son adversos.

Mariano Rajoy sigue siendo el único dirigente popular que está muy tranquilo y aún confiado de que va a revalidar estancia en La Moncloa. El mismo contaba hace poco a un grupo de amigos la charla que mantuvo recientemente con su hijo mayor, un gran aficionado a la vela a sus catorce años. «Papá, es imposible navegar con el viento en contra», le explicaba el niño, que se quedó un tanto perplejo con la respuesta del padre. «Si, hijo, sí se puede, te lo digo yo».

Acostumbrado a que dentro y fuera de su partido se pusiera en duda su capacidad para ganar unas elecciones, tras lo cual llegó su gran mayoría absoluta; después de que pocos confiaran que podría evitar el rescate europeo para salir de la crisis económica, como ahora está sucediendo, el presidente del Gobierno trata ahora de tranquilizar a los suyos con el mensaje de que pueden tener la seguridad de que es posible ganar estas elecciones.

No hay crisis

En el partido han decidido apoyarle a tope y en el Gobierno, callarse. «Somos un partido unido y cohesionado, que está preparado para ganar las próximas elecciones generales», afirma Fernando Martínez-Maíllo, vicesecretario de Organización y número tres de los populares. «La única crisis que combatimos en este partido es la bancarrota que nos dejó el PSOE en España», añade su compañero, de Comunicación, Pablo Casado. «El PP es un partido maduro y acostumbrado a superarse en momentos críticos. La cohesión está garantizada en torno a las reformas y en torno a Rajoy», proclama el también vicesecretario Javier Arenas. Los barones territoriales no se salen del guión, aunque algunos de ellos prefieren no ser citados entre comillas en estos momentos. Entre los que sí dejan que se les nombre están el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno: «El PP -dice- no puede permitirse el lujo de tener una crisis en estos momentos; somos la columna vertebral de España y si el PP entra en crisis entrará España en crisis»; y también Xavier García Albiol, su número uno en Cataluña, que puntualiza: «No estamos en crisis, estamos situándonos para la batalla electoral».

«Mariano es así»

En el Gobierno no dicen ni pío porque después del rifirrafe público de esta semana entre los ministros de Hacienda y Asuntos Exteriores les ha sido impuesto el toque de silencio. Cuando hablan en privado sí es de destacar que a ningún componente del Ejecutivo le ha sorprendido su enfrentamiento. Comparten desde hace cuatro años mesa del Consejo de Ministros donde solo el secreto que se han comprometido a guardar impide conocer las cosas que Montoro y Margallo se hayan echado en cara como expertos en Hacienda de los dos grupos en los que está dividido el Ejecutivo.

Esa fractura entre el G-6 (Margallo, Ana Pastor, Jorge Fernández, José Manuel Soria, Rafael Catalá e Isabel García Tejerina) y «los sorayos» (Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro, Fátima Báñez y Alfonso Alonso) ha acabado explotando con la queja pública del ministro de Hacienda y la réplica sarcástica de su compañero de Exteriores. A pesar de que unos y otros declaran su adhesión a Rajoy sin fisuras y la mayor parte de ellos mantienen muy buenas relaciones personales con él, los ministros tienen que recurrir al «Mariano es así» para explicar que el presidente haya sido incapaz de mantener un equipo cohesionado.

Entre los barones regionales sucede tres cuartos de lo mismo; en cuanto le dan al botón del «off the record», la mayoría se queja de la falta de liderazgo en el PP y una enorme lentitud en la toma de decisiones, que es una manera obvia de referirse a Rajoy sin citarle. A pocos ha sorprendido la dimisión de Arancha Quiroga, a ninguno que el presidente castellano Juan Vicente Herrera se haya quejado esta semana de estar «abandonado» por el Gobierno y a muchos les gustaría que su presidente empezara ya a designar candidatos para las generales para que las quejas de los excluidos se liquiden cuanto antes. Van dados: Rajoy les ha dicho que no empezará a pensar en las listas hasta que disuelva Las Cortes.

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