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Rajoy, sobre la corrupción: «Debimos ser más rápidos y diligentes»

El presidente fue autocrítico: «Quizá no nos supimos explicar»

Rajoy, sobre la corrupción: «Debimos ser más rápidos y diligentes» jaime garcía

mayte alcaraz

A Mariano Rajoy le acompañaban ayer en el Foro ABC más ministros de Aznar o incluso de la transición que de su actual Gobierno: Marcelino Oreja, Eduardo Serra, Abel Matutes, Romay Becaría, Ángel Acebes y Esperanza Aguirre, entre otros, frente a Soraya Sáenz de Santamaría, Fátima Báñez e Isabel García Tejerina, los tres miembros con asiento en el Consejo de Ministros vigente que acudieron al acto. Pareció un mensaje cifrado para iniciados: el PP es solo uno, aunque se empeñe en desmentirlo cada dos por tres , a golpe de comunicados y titulares de prensa, el expresidente del Gobierno.

Rajoy se negó a hablar de un horizonte en su formación que no pase por revalidar en diciembre el poder. Ni siquiera admitió la opción de que el PP no sea el partido más votado en los comicios generales. El presidente también se encargó de aguar la fiesta a los compañeros de Génova que aventan la teoría de que pondrá más alma en sus comparecencias políticas. Ayer, desde luego, salvo que los datos macroeconómicos tengan alma, no pareció abandonar su propósito de convencer a los españoles de que la recuperación y la salida de la crisis son su principal activo político. De hecho, un 90 por cien de su intervención la dedicó a desgranar las reformas económicas que han permitido que «España deje de estar en peligro y pase a ser el país europeo que más crece».

Sí fue, sin embargo, más claro que en otras ocasiones, en la asunción de responsabilidades en los casos de corrupción. «Reconozco que las cosas no las hemos hecho bien y no nos hemos sabido explicar aunque sí hemos tomado medidas para evitar que ocurrieran más irregularidades», aseguró. Y fue más lejos: «Teníamos que haber sido más diligentes y más rápidos».

A la misma hora que Rodrigo Rato salía tras haber prestado declaración en la Audiencia Nacional por la causa que instruye el juez Serrano-Arnal contra él y que le ha privado de su pasaporte, Rajoy no quiso siquiera «pesar» en la balanza política si ese caso era, por afectar a la honradez del que fuera todopoderoso vicepresidente económico de Aznar, el que más daño había hecho al PP. « La corrupción en general -afirmó- es el problema que más nos ha afectado, mucho más que la crisis económica ». Pero negó la mayor, en alusión indirecta a las críticas de Aznar que reprochaban que el electorado había dado cinco avisos a su Gobierno en otros tantos procesos electorales recientes: para el presidente, el PP ha vencido dos veces, en las municipales y europeas, en los peores momentos de la legislatura. Además, demostró por qué se siente optimista, a pesar de sus críticas al populismo y a las frivolidades «de la izquierda». Cuando se abran las urnas -aventuró- el ambiente será muy diferente al de 2011, cuando él cosechó la mayoría absoluta, «porque ya no estamos ante un país que se desmorona como era aquella España, sino ante otro erguido».

A su manera y sin explicitarlo, el jefe del Gobierno deslizó otro titular, no menor para el futuro del PP. Alberto Núñez Feijóo decidirá si quiere o no entrar en la lista al Congreso; que es otra manera de decir que en sus manos deja la opción de abandonar la Presidencia de la Xunta, plaza delicada como pocas para el PP en las autonómicas de otoño de 2016, y trasladarse a Madrid para participar en la carrera sucesoria con las mismas armas -un escaño en las Cortes- que sus posibles competidores, entre ellos, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado.

Aunque el presidente recordó que «el partido valora altamente su labor en la Xunta», dejó la puerta abierta a hablar con Feijóo del asunto. No es la primera vez que ambos se plantean el desembarco -en realidad, una vuelta, porque Núñez Feijóo ya tuvo cargos importantes con Aznar como la presidencia del Insalud y la de Correos- en la política nacional. Lo hicieron días después de que el PP, a pesar de ser la fuerza más votada, perdiera dos millones y medio de sufragios en las autonómicas y municipales, y cuando Rajoy se planteaba hacer una crisis más profunda de Gobierno aprovechando la salida de José Ignacio Wert. Entonces, cuenta el propio Feijóo, ambos coincidieron en que no era momento para su entrada en el Gobierno de España . Sin embargo, esa oferta podría seguir en pie y encaja bien con la sorprendente remodelación que hizo el presidente gallego el pasado domingo, reforzando su Gabinete.

Nada decidido sobre Galicia

No hay nada decidido, insisten en Moncloa y en la Xunta, y menos se contempla la hipótesis de que el relevo fuera consecuencia de una hipotética pérdida del poder el 20 de diciembre. Pero tanto si los populares siguen gobernando como si no, el nombre que deberá liderar el cambio (a finales de año o en 2019) tendrá que contar con un acta de diputado. Si Feijóo decidiera seguir en la Xunta y Rajoy tuviera que abandonar La Moncloa, solo tendría la opción de presentarse al Congreso nacional que previsiblemente se celebrará a primeros del próximo año sin el altavoz parlamentario y, por tanto, con su potencia política mermada. En todo caso, nadie quiere ponerse en el peor de los escenarios el 20-D.

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