Monedero y las presentadoras de televisión

Quedarse en agosto en Madrid tiene placeres inesperados: encontrarte con Juan Carlos Monedero en una tertulia de televisión. Juan Carlos (le tuteo porque aunque le hables de usted enseguida te apea del tratamiento por ver si consigues desollarte las rodillas en la tierra) está exultante desde que la Justicia le ha exonerado de responsabilidad en sus «descuidos con Hacienda» . Pero lo más sorprendente del fundador de Podemos es cómo justifica que «olvidara» pagar 200.000 euros en impuestos correspondientes al IRPF de 2013 por ingresar 425.000 euros facturados al democrático club de países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América (Alba). Resulta que no hizo otra cosa que no hagan «las presentadoras de televisión o los tertulianos» (sic).

Esta semana, a preguntas de la que suscribe, lo explicó así en La Sexta: Cristóbal Montoro no se ha enterado de que si él abrió una sociedad unipersonal, era porque por sí misma da beneficios, sin necesidad de contratar a nadie. Todo un alarde de solidaridad obrera con los parados. Pero es que después Monedero conectó el ventilador: las presentadoras de televisión y los tertulianos también hacen lo mismo. Señorita, fulanito también ha copiado... ¿por qué él no, pues?

Atención al matiz, no es que el exdirigente populista señale con el dedo acusica a los colectivos liberales que se acogen a este modelo tributario (perfectamente legal pero gracias al cual te ahorras más de un 25% de impuestos) sino que pone el foco en las conductoras (en femenino) televisivas y en los periodistas que debaten en los espacios políticos. Es decir, en los miembros del ecosistema en el que precisamente él ha nacido para la política y se ha reproducido por esporas. Eso se llama ser desagradecido.

Curioso que para el universo podemita solo existan presentadoras. Sonó a la obsesión de muchos de feminizar siempre profesiones como el de secretario o asistente. Cuesta decir que uno tiene un secretario o un asistente en casa. Deslices de casta que a Monedero le salen con naturalidad. Pero lo mejor estaba por llegar: resulta que el profesor de Políticas solo espera que se le pida perdón por haber escamoteado miles de euros al erario público. Pero ¿quiénes? Pues los tertulianos, que son tan malos como él. Pero ¿todos? No, solo los de derechas que son remalos, según Monedero: además de cobrar a través de sociedades osan criticarle y equipararle a la casta. Le faltó aclarar si también le tienen que pedir disculpas por elegir la fórmula impositiva más insolidaria con los españoles las presentadoras de televisión. Mejor no, no vaya a ser que no le vuelvan a llamar a sus programas.