El CNI refuerza el área de terrorismo yihadista a costa del crimen organizado

La reordenación de las actividades del CNI , aprobada por el Gobierno, ha sido inevitable porque el centro cada vez acapara más protagonismo y es más decisivo en la lucha contra el terrorismo yihadista. Al no contar de momento con más agentes que puedan reforzar este área crítica, y en un momento en que la amenaza ha crecido hasta su máximo nivel desde el 11-M, la única opción posible ha sido la de retirar personal dedicado al crimen organizado para destinarlo a este asunto .

Las fuentes consultadas por ABC precisan, en cualquier caso, que la retirada del CNI de la lucha contra esta amenaza es parcial, ya que se seguirán ocupando de las formas más graves de criminalidad organizada, y muy especialmente de aquella que tiene connotaciones directas para la seguridad y soberanía nacional y está relacionada con círculos de poder de otros países.

Esta «retirada» parcial del servicio de Inteligencia de la lucha contra el crimen organizado es ya una realidad y en estos momentos tanto la Policía como la Guardia Civil analizan cómo va a afectar a su trabajo. A nadie se le escapa que operaciones clave como fueron Avispa, Troika o la reciente Aikon contra las mafias ruso-georgianas, o la Emperador contra las tramas chinas , no hubieran sido posibles sin el trabajo, callado y eficaz, de agentes del CNI. Sus relaciones privilegiadas con otros servicios de Inteligencia y sus fuentes de información han sido material imprescindible para el avance de investigaciones tan complejas como éstas.

«Ha habido un intercambio muy fluido de información entre las Fuerzas de Seguridad y el CNI, que en determinados campos puede actuar con más facilidad que éstas; y al revés, informaciones que han obtenido la Policía y la Guardia Civil se han comunicado a los servicios de Inteligencia para que las pudieran trabajar», aseguran las fuentes consultadas.

«Los contactos eran permanentes y ahora no se sabe aún cómo esta decisión, quizá inevitable por el momento tan delicado en el que nos encontramos, puede afectar a investigaciones igualmente muy sensibles, pero del ámbito de la criminalidad organizada a gran escala», añaden.

Las incertidumbres, por tanto, están ahí. En estos ámbitos tan delicados es impensable que se pueda hacer un trasvase de «fuentes de información» entre el servicio de Inteligencia y las unidades de Crimen Organizado de los dos Cuerpos policiales, que ya estudian cómo ocupar el espacio que ahora deja libre el CNI. Pero para conseguir engrasar los mecanismos necesarios para hacer frente a la nueva situación tendrá que pasar aún algún tiempo, lo que inevitablemente repercutirá en el trabajo que se viene realizando hasta ahora.

La decisión del Gobierno de reorientar el trabajo de los servicios de Inteligencia es de enorme calado y revela hasta qué punto hay una preocupación extraordinaria por la amenaza yihadista . Los expertos consultados por ABC advierten además de que los agentes que reforzarán este área también van a necesitar un tiempo para formarse para que su trabajo sea eficaz. Cuentan no obstante con la ventaja de su experiencia y con el hecho de que se han detectado decenas de conexiones entre el crimen organizado y el terrorismo , por lo que no les será una materia absolutamente desconocida.

Precisamente, esas conexiones entre los dos mundos criminales fueron la razón que llevó al Gobierno a la unificación, esta legislatura, del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado y el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista , dando lugar al actual Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco).