Una «rebelión» entre militantes del PP en Ávila puede acabar en sanciones

Una «rebelión» entre militantes del PP en la Diputación de Ávila , que acabó con la elección para presidir este organismo de un candidato popular que no era el oficial, puede acabar en sanciones la semana próxima, según lo que determinen los órganos directivos nacionales y regionales del partido. Varios dirigentes populares de la provincia decidieron apoyar a un compañero diferente del que la dirección del PP había decidido presentar, y el que ganó fue ese «alternativo» al oficial. El elegido justificó después los hechos, que se habían producido con la intención de manifestar la necesidad de introducir un cambio en el PP en la zona.

El comité nacional de Derechos y Garantías va a abrir un expediente disciplinario que dirima responsabilidades sobre el asunto. Aunque no es tan fácil: los hechos tuvieron lugar el 25 de junio, cuando el «candidato sorpresa» Jesús Manuel Sánchez Cabrera, fue elegido presidente de la Diputación Provincial abulense al ganar, en segunda vuelta, al candidato oficial popular, Pablo Luis Gómez . El «alternativo» obtuvo 11 votos, frente a 5 del «oficial», una auténtica sospresa para los dirigentes del PP.

Quienes apoyaron a Sánchez Cabrera son un sector crítico que días después confirmaba su apoyo al elegido y su intención de no dar marcha atrás. No obstante, es difícil porque el voto fue secreto, y sólo se conocen dos de los nombres, el del ya presidente de la Diputación y el de la persona que lo propuso. Por otra parte, para terminar de complicar lo que tiene toda la apariencia de un «motín», varios alcaldes y concejales apuntaban su intención de abandonar el partido si finalmente se tomaban medidas disciplinarias contra quienes respaldaron a Sánchez Cabrera.

El flamante presidente de la Diputación manifestó, en declaraciones a Efe, que estaba dispuesto a acatar cualquier castigo por su indisciplina, aunque lo consideraba como «un gesto de lealtad» porque las cosas «tenían que cambiar». Esta semana se conocerá el final de este «gesto de rebeldía», tan poco habitual entre los militantes del PP.