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El intercambio de comunidades y ayuntamientos entre PSOE y Podemos

Pedro Sánchez inicia el contacto con Pablo Iglesias, que le avisa de que tendrá que girar 180 grados su política para llegar a acuerdos

El intercambio de comunidades y ayuntamientos entre PSOE y Podemos abc

Gabriel Sanz/M.R. castro

Pedro Sánchez se puso ayer lunes manos a la obra para arrebatar al PP todo el poder municipal y autonómico posible . A partir de hoy mantendrá «conversaciones» -que no reuniones, aclaró el secretario de Organización del PSOE, César Luena- con el líder de Podemos , Pablo Iglesias; el de Ciudadanos , Albert Rivera, y con otros partidos de corte local o nacionalista. Sánchez sabe que, al margen del mal resultado municipal (750.000 votos menos que en 2011), la aritmética le permite convertir en presidentes hasta a ocho barones suyos: Andalucía, Susana Díaz -que entrará, para su desagrado, en este «cambio de cromos»-; Asturias, Javier Fernández; Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Castilla-LaMancha, Emiliano-García-Page; Comunidad Valenciana, Ximo Puig; Aragón, Manuel Lambán; y Baleares, Francina Armengol, y no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad.

La ejecutiva transcurrió en Ferraz en un clima de optimismo por la espectacular expectativa de recuperación de poder que se avecina al socialismo, intentando dar una visión amable de los malos resultados en grandes ciudades. La dirección federal cree que el voto a Manuela Carmena en Madrid o a Ada Colau en Barcelona es de izquierdas, «no de Podemos», y que de cómo gestione Sánchez el nuevo ciclo de «cambio a la izquierda» que se abre dependerá que ese voto sea para él en las elecciones generales.

De momento, el movimiento del secretario general deja una principal damnificada: Susana Díaz, que ve cómo la iniciativa del pacto andaluz pasa de Sevilla a Ferraz, y cortocircuita cualquier posibilidad de acuerdo con el PP, algo que ella no había descartado del todo. Ayer dio una primera voz de alarma del peligro de entregarse a Podemos: el PSOE debe tener «mucha cautela y prudencia y ser fiel a los compromisos», porque, evidentemente, cualquier decisión tiene «mucho riesgo». Aunque Luena no quiso decir a quién se refería, en la rueda de prensa de la Ejecutiva avisó a los barones de que «la lealtad para pactar es directamente proporcional a la lealtad al proyecto único del PSOE». Y añadió que no se trataba de una amenaza sino de una explicación pedagógica. Para afianzar su iniciativa, Sánchez se va a reunir en los próximos días con todos los barones, a los que además verá en el Comité Federal de este sábado, donde además se ratificarán las bases de las primarias a La Moncloa del 26 de julio. En esa ronda incluirá a Susana Díaz, con quien la relación está bastante deteriorada. El «número dos» de los socialistas defendió el pacto con Podemos, tras asegurar en septiembre Pedro Sánchez que nunca pactaría con «los populistas», con el argumento de que Iglesias ha sido votado y está en las instituciones.

Ni hablar de pactos

Donde no querían ayer ni oír hablar de acuerdos para formar gobiernos era en Podemos. En todas las intervenciones que el secretario general, Pablo Iglesias , hizo en diferentes medios de comunicación -no convocó rueda de prensa para valorar los resultados electorales- se enrocó en que no era «día para hablar de negociaciones», pero insistió en que tiene «la mano tendida a todo el mundo». Aunque en campaña dejó claro que ese «todo el mundo» dejaría fuera al PP.

El partido sabe que lo que se le viene encima es una tesitura difícil, siendo decisivo para «echar al PP», su razón de ser, de varias regiones, pero a costa de pactar con el otro partido de «la casta», el PSOE. La pregunta era recurrente, aunque también lo fue la respuesta de Iglesias: «Tenemos la mano abierta para dialogar con todo el mundo y para buscar entendimiento», dijo en la Ser, aunque advirtió de que para «entenderse» con Podemos hay, a priori, tres líneas rojas: «tolerancia cero con la corrupción, apuesta por los derechos sociales y no aplicar la política de recortes que se ha venido practicando hasta ahora».

Es esa la política que el partido ha seguido en Andalucía, donde ha negado la abstención a Susana Díaz mientras no se cumplieran sus condiciones. Y es la estrategia que pretende seguir, según indicaban la misma noche electoral fuentes de la formación. Poner condiciones y dejar que otros decidan. «Los ciudadanos no han votado pacto, han votado cambio», insistió Iglesias, pero para cambiar el color político de algunas regiones Podemos tendrá que pactar. No obstante, advirtió de que sólo se entenderá «con quienes estén dispuestos a dar un giro de 180 grados».

Aunque aseguró que no había recibido ninguna llamada del secretario general socialista, en Podemos la esperan. Para esas futuras negociaciones, el partido de Iglesias hará sus propuestas, que «contentarán a los socialistas de corazón», a los que Iglesias apeló en campaña para pedirles el voto. De hecho, insistió en que este colectivo « ha votado en Madrid a Manuela Carmena », y lanzó un mensaje al candidato socialista en la ciudad, de cuyo apoyo depende Ahora Madrid para arrebatar la alcaldía al PP: «Espero que Antonio Miguel Carmona sea inteligente y entienda el mensaje de los ciudadanos. Creo que debería haber acuerdos; si no los hay, será que prefieren entenderse con el PP», señaló en declaraciones a La Sexta. Pero más allá de eso, Iglesias es consciente de que en otoño se juega La Moncloa: «Seguiremos diciendo que hay socialistas que son casta», como los que se sientan en el Consejo de Administración de una empresa. Y advirtió: «El PSOE tendrá que decidir con quién está».

En manos de los candidatos

«A la cabeza de ese diálogo» para formar gobiernos estarán quienes han encabezado las candidaturas de Podemos en cada región. Iglesias asegura que dejará en sus manos las decisiones de unir sus fuerzas a las de otros partidos para ganar poder. Queda por ver de cuánta libertad disfrutarán los responsables autonómicos, después del pulso entre la dirección nacional y su líder andaluza, Teresa Rodríguez, cuando se decidían las condiciones que pondría el partido para facilitar la investidura a Susana Díaz antes incluso de sentarse a negociar.

Algunos de los candidatos del partido hablaron ayer sobre los posibles acuerdos que vendrán a dibujar el mapa electoral que han dejado los comicios. Aunque con cautela, al menos hasta el próximo sábado, cuando Podemos celebrará una reunión para hacer balance de los resultados a nivel estatal y definirá, en consecuencia, una política de pactos a seguir.

En Madrid comparecía a media mañana José Manuel López, que tuvo que conformarse con ser tercera fuerza en la Comunidad. López señaló que Podemos dialogará «con quien sea» gracias que no tiene las manos «atadas». «Tenemos el programa sobre la mesa y empezaremos a hablar con unos y con otros», señaló, aunque aseguró que no había planteado a Ciudadanos una abstención para facilitar un gobierno Podemos-PSOE: «Ni nos hemos planteado ese tema, no sé lo que tiene Ignacio Aguado en la cabeza, ni -Ángel- Gabilondo ni -Cristina- Cifuentes».

Desde Aragón hablaba también su candidato, Pablo Echenique, que podría brindar al PSOE el gobierno regional. Echenique aseguró que negociará, pero «con luz y taquígrafos». Habrá «líneas rojas» y no esperarán sillones a cambio, indicó en una entrevista en Antena 3. Y auguró unas conversaciones «complicadas».

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