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«He maquillado a Rajoy, Mas y Gómez y llevan una base fluida con polvos para matizar brillos»

En tiempos de televisión en Alta Definición, los cosméticos son un estudiado elemento de comunicación también para los hombres

«He maquillado a Rajoy, Mas y Gómez y llevan una base fluida con polvos para matizar brillos» Jaime García

I. Miranda

Mucho se ha hablado de camisas, de corbatas e incluso de implantes capilares , pero muy poco del maquillaje de los políticos. Porque en la arena mediática, los productos de belleza no son cosa de sexo, sino un estudiado elemento de comunicación: el candidato necesita transmitir naturalidad y borrar todo rastro de cansancio o imperfección en una época de Alta Definición.

«He maquillado a Tomás Gómez, a Artur Mas y a Mariano Rajoy (antes de ser presidente) y llevan una base de maquillaje fluida ligera con polvos para matizar brillos», explica Cristina Poza . Esta profesional se ha encargado entre bambalinas del rostro de las citadas figuras públicas en ocasiones previas a entrevistas o debates políticos en televisión. «No ponen ninguna pega, saben que forma parte de su trabajo, es una parte muy normalizada de su día a día», dice Poza.

Lo importante, coinciden los expertos, es transmitir naturalidad, no excederse con los productos. El maquillaje de un político debe reservarse para sesiones de fotos o televisión y su finalidad debe basarse en evitar brillos y disimular o camuflar pequeñas imperfecciones, incluyendo el sombreado de la barba (aunque esté recién afeitado), ya que los focos los acentúan mucho más, cuenta Poza.

En cambio, para salir a la calle, mejor evitarlo. «No le veo el beneficio. La gente se preguntará por esa necesidad y tendrá un efecto negativo», cuenta Jorge Santiago Barnés , director del máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política. El experto sí acepta su uso, aunque en pequeñas cantidades, en un mitin «si se celebra en un interior con mucha gente, para no sudar y que su imagen ante las cámaras de televisión sea la más idónea posible». Lo que no puede ocurrir bajo ningún concepto es que el maquillaje se haga perceptible porque entonces «se convierte en parte del mensaje y reducimos impacto de lo que queremos decir», cuenta.

El error del brillo en los labios

Para Carmen Cazcarra, directora de Cazcarra Image Group , uno de los peores fallos que se puede cometer en el maquillaje de un político es la aplicación de brillo en los labios. Eso sí, según explica, «el maquillaje de un cargo público no debe limitarse al rostro. Las manos de un político son una potente herramienta de comunicación no verbal y por ello merecen recibir los mismos cuidados que la cara». Cazcarra cuenta que el maquillador debe unificar el tono del rostro, cuello y manos. «Y en caso de alopecia, no debe olvidar maquillar y matizar igualmente dicha zona».

En comparación con las mujeres políticas, la función del maquillaje es la misma: transmitir una imagen de profesionalidad y cercanía frente al gran público. «Donde sí reside la diferencia es en el modo en que logramos el este objetivo», dice Cazcarra . «Si bien el maquillaje de un candidato busca la discreción y sobriedad, para una candidata tenderemos a respetar su personalidad según la imagen que ya conocemos de ella; acercándonos lo máximo posible al estilo que le aporta seguridad, pero cuidando todos los detalles en la ejecución técnica».

«Si a un político se le nota maquillado, generaría un ruido social»

En la comparativa del uso de cosméticos entre hombres y mujeres es donde los expertos muestran más disparidad de opiniones. «Hace muchos años que los hombres políticos lo tienen asumido y comprenden la importancia del maquillaje, del mismo modo que saben de la relevancia de un determinado estilismo para transmitir su mensaje al gran público», dice Cazcarra, mientras que para Jorge Santiago Barnés existen unas «diferencias en la percepción social notables» a la hora de juzgar el maquillaje entre ambos sexos. «A una mujer se le puede notar el maquillaje que las consecuencias sociales serán nulas; mientras que si a un político se le nota que va maquillado, sino es porque le obliga la situación y el contexto [como salir en televisión] generaría un ruido social que requeriría de explicación», cuenta.

Poza reconoce que en su trayectoria profesional se ha encontrado con algunos hombres que han preferido no maquillarse o que piden aplicar lo mínimo, aunque también hay otros que saben que forma parte de su rutina cuando van a televisión o les entrevistan. Sobre quién diría que maneja mejor este «arte», no lo tiene claro. «Me parece que están todos en la misma línea». También duda Carmen Cazcarra: «No puedo decir quién lo maneja mejor. Quizá se puedan salvar Pedro Sánchez y Artur Mas en su conjunto. En otras épocas, ante esta pregunta nunca titubeé: Adolfo Suárez».

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