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Las reformas económicas dan la vuelta a la imagen de España y multiplican su influencia

De ser uno de los enfermos de Europa, ha pasado a convertirse en modelo de gestión

Las reformas económicas dan la vuelta a la imagen de España y multiplican su influencia abc

Luis Ayllón

Los datos objetivos de recuperación económica y los elogios que llegan desde el exterior sobre la capacidad de los españoles para salir de nuevo a flote, reflejan que España ha entrado por la senda de la recuperación y que su imagen en el mundo ha cambiado.

La elección de España en octubre del pasado año para ocupar un puesto de miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU durante el bienio 2015-2016, tras una dura pugna con Turquía y Nueva Zelanda, puede ser la parte más visible de ese cambio.

Sólo un mes después se podía también ver al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la cumbre del G-20 en Australia, participando en la reunión que Barack Obama mantuvo con los principales dirigentes europeos.

El enfermo que, en 2010, alarmaba en Europa, en Estados Unidos o en China recobra la salud y pisa con fuerza en la esfera internacional, comenzando por la propia Unión Europea, donde las políticas seguidas por el Gobierno son puestas ya como modelo y elogiadas sin tapujo por los socios comunitarios. Se vuelve a contar con España, como se ha puesto de relieve en la reciente cumbre de las interconexiones en Madrid.

Finales de junio de 2012 fue un momento clave para que pudieran llevarse a cabo esas políticas. La cita a cuatro bandas entre Alemania, Francia, Italia y España, sólo unas fechas antes de que el día 29 se reuniera el Consejo Europeo, sentó, no sin dificultades, las bases de la Unión Bancaria y se abrieran las puertas para que España recibiera 100.000 millones de euros para el rescate del sector bancario.

Hoy se ve a España con admiración y eso se refleja también en que ha crecido el número de españoles que ocupan altos cargos en instituciones europeas, el último de ellos, el diplomático Jorge Domecq, nombrado para dirigir la Agencia Europea de Defensa.

Su progresivo fortalecimiento en el seno de la Unión Europea ha hecho también que en Iberoamérica se vuelva a mirar hacia España como su principal aliado al otro lado del Atlántico. Así, por ejemplo, Colombia y Perú, tras firmar sus respectivos acuerdos de libre comercio con la UE comprobaron como España impulsaba -y conseguía- la supresión de los visados para que colombianos y peruanos pudieran entrar en el territorio comunitario.

La intensidad de la relación con Colombia tiene también bastante que ver con la apuesta de Mariano Rajoy por la Alianza del Pacífico, una organización de la que forman parte, junto a Colombia,México, Chile y Perú, y en la que España ha sido el primer país aceptado como observador. En menos de un año los máximos mandatarios de los tres primeros socios han realizado visitas de Estado a España y el cuarto lo hará previsiblemente en julio. Incluso, la relación con Cuba ha discurrido por cauces más tranquilos de lo esperado. La decisón del Gobierno de levantar las trabas a la apertura de negociaciones con la isla para tratar de llegar a un acuerdo político y de cooperación, favoreció la visita a la isla del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, justo en vísperas del anuncio del deshielo entre Washington y La Habana.

La relación con EE.UU.

Aún en el continente americano, el cambio en la relación con Estados Unidos ha sido fundamental. Cuando Mariano Rajoy llegó a La Moncloa se encontró con una decisión adoptada por José Luis Rodríguez Zapatero al final de su Gobierno: la puesta a disposición de la base de Rota para el establecimiento del escudo antimisiles.

La medida, con la que Zapatero trataba de reparar sus errores del comienzo, que llevaron durante años al desencuentro con Washington, fue asumida por Rajoy, que completó el vínculo defensivo con Estados Unidos facilitando el asentamiento en la base de Morón de la Frontera de 500 marines estadounidenses para sus operaciones en África. Ahora se negocia una enmienda al Convenio bilateral de Defensa para hacer de Morón la base permanente de las fuerzas de respuesta rápida de Estados Unidos en el continente.

El jefe del Ejecutivo visitó en enero de 2014 la Casa Blanca, donde Obama elogió su «liderazgo» al lograr estabilizar la economía y recuperar el crecimiento, algo que comenzaba ya a ser percibido por muchos países. La cooperación con Washington se ha extendido a la presencia en la coalición internacional contra el terrorismo yihadista. España no participa en los ataques aéreos contra la posiciones del autodenominado Estado Islámico, pero 300 de sus militares entrenan en Irak al Ejército de ese país y una batería de misiles antiaéreos se ha desplegada en Turquía, dentro de una operación de la OTAN para defender el espacio aéreo turco y aliado de posibles ataques lanzados desde Siria.

Además, nuestras tropas se mantienen en Afganistán y en El Líbano o en misiones como las de Malí para frenar el avance de los yihadistas en el Sahel, sin olvidar la presencia en la Operación Atalanta contra la piratería en el Océano Índico, o el reciente envío de cuatro cazas a Estonia dentro de la misión de la OTAN ante la crisis en Ucrania, que España sigue de cerca manteniendo contactos con los presidentes ruso y ucraniano. El Gobierno mantiene igualmente una excelente relación con el principal vecino del Sur, con una estrecha colaboración en materia policial, que evita sobresaltos importantes en lo que se refiere a la inmigración ilegal, al tiempo que ha buscado el equilibro con el otro gran coloso del Magreb, Argelia.

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