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Pujol carga sobre dos muertos la gestión de su herencia oculta

El expresidente de la Generalitat de Cataluña justificó ante el juez el legado millonario de su padre en unas cartas que no aportó

Pujol carga sobre dos muertos la gestión de su herencia oculta Efe

Janot Guil

Con silencios elocuentes –como el de Marta Ferrusola – y tres muertos sobre la mesa: el padre de Pujol, que legó el dinero oculto en Andorra, y sus dos primeros administradores. Sin facilitar extractos de cuentas y apelando a unas supuestas cartas manuscritas como baza exculpatoria que, sin embargo, no se aportan ante la juez. La familia Pujol , con el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol al frente, desplegaron ayer en el juzgado una suerte de tetris dialéctico –cada acusación que cae se intenta neutralizar con alegatos de aliño– para responder a las imputaciones de fraude fiscal y blanqueo de capitales.

El expresidente de la Generalitat y tres de sus hijos –Marta, Mireia y Pere–, aseguraron ante la juez que el dinero que mantuvieron oculto durante 34 años en Andorra era fruto de un legado que el padre del expresidente, Florenci, les dejó para recibir a su muerte, en 1980, y que este logró atesorar en los 50 y 60 mediante actividades «lícitas» con la compra-venta de dólares.

Como ya afirmó el pasado septiembre en su comparecencia en el Parlamento catalán, Pujol dijo que su padre legó la herencia a su nuera y nietos por «miedo» a que la incierta situación política les condenara a quedar desamparados. El argumento de la familia para no declarar el patrimonio evadido fue el «miedo» a que afectara a la carrera política del expresidente. Y, según admitieron ayer, el motivo por el que lo regularizaron el pasado mes de julio fue que trascendió a la prensa que Marta Ferrusola y sus hijos tenían cuentas en Andorra.

Todos con la misma tesis

Según señalaron fuentes judiciales, esta fue en resumen la tesis que sostuvieron el expresidente y sus tres hijos durante sus declaraciones de ayer ante la titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona, que investiga su patrimonio a raíz de la querella que el sindicato Manos Limpias interpuso tras la confesión de evasión fiscal de Pujol del pasado 25 de julio , que el expresidente hizo «por un propósito ético».

La esposa de Pujol, Marta Ferrusola, que también estaba citada a declarar como imputada, fue la única que se acogió a su derecho a no testificar.

Para reforzar su tesis, Pujol –que no contestó a las pregunta de la acusación popular Manos Limpias– afirmó que existen unas cartas manuscritas que su padre, Florenci, envió a Marta Ferrusola. En ellas, según Pujol, detalla y justifica el legado oculto en Andorra. Sin embargo, la defensa del expresidente catalán no aportó ayer el citado documento, que está en posesión de Marta Ferrusola. Pujol confesó que sabía del dinero oculto de su padre desde los años 60, pero que se desentendió de él. No sabía ni en qué país extranjero estaban, declaró.

Los Pujol tampoco presentaron extractos bancarios que certifiquen a cuánto ascendía este legado ingresado en Andorra, que según precisaron sumaban 140 millones de las antiguas pesetas en 1980, cuando murió Florenci. El dinero, explicaron, se multiplicó por tres «fruto de inversiones en fondos» que no detallaron. Llegó a sumar 500 millones de pesetas, cerca de los 4,1 millones de euros que declararon los imputados en la regularización con Hacienda del pasado julio.

Según explicó Pujol –que insistió en negar que tenga cuentas en el extranjero–, el primer administrador del legado de Florenci fue Delfí Mateu, amigo suyo y de su padre, consejero de Banca Catalana y fallecido en los años 90. Luego, pasó a manos de su primo, Joaquim Pujol, excargo de la Generalitat que murió en 2004. La titular del legado era Marta Ferrusola, que no declaró.

Luego, al adquirir la mayoría de edad todos los hijos de Pujol, quien lo administró fue Jordi Pujol Ferrusola, imputado en otra causa de blanqueo y fraude fiscal por sus negocios en la Audiencia Nacional y que no estaba citado ayer ante la juez. Marta, Mireia y Pere afirmaron que los hijos no supieron de la existencia del legado del abuelo hasta el año 1992, cuando el hijo pequeño, Oleguer, cumplió dieciocho años.

Según fuentes judiciales, Pujol, sin mediar pregunta, afirmó que el dinero oculto en Andorra no es fruto ni de «la corrupción» ni proviene del «erario público». Una respuesta a las acusaciones de que su clandestina fortuna se alimenta de comisiones ilegales por obras públicas percibidas durante sus treinta años de presidencia en la Generalitat. Por ahora, la juez considera que este extremo aún no ha quedado probado.

Declaración con intérprete

Jordi Pujol acaparó el protagonismo ante la juez. Declaró durante dos horas, el mismo tiempo que invirtieron en su conjunto sus tres hijos. El expresidente catalán, que siempre mostró maneras correctas –nada que ver con los aspavientos con los que remató su comparecencia en el Parlamento autonómico– declaró primero en catalán. Ello obligó a requerir los servicios de un intérprete, a petición del fiscal, Alejandro Luzón, venido de Madrid. Al poco, viendo las dificultades que generaba la traducción, Pujol se pasó al castellano.

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