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2015, desafíos para un planeta convulso

Yihadismo y populismo acosan al mundo

España afronta el gran desafío global de conjurar el peligro extremista, ya sea ideológico o religioso, mientras que la recuperación económica no se verá apuntalada hasta que se logren avances más palpables en materia de empleo

Yihadismo y populismo acosan al mundo ABC

ramón pérez-maura

Ya en 1989 el maestro Luis Ángel de la viuda tenía en ABC una sección llamada «Sibilas y arúspices». Tanto en la mitología griega como en la romana, la sibila, con ayuda de Apolo, tenía una supuesta capacidad de conocer el futuro. Y el arúspice era un adivino etrusco que examinaba las entrañas de un animal sacrificado para obtener presagios. Dos rutas diferentes para llegar al mismo objetivo. Hoy, en ABC, intentamos vislumbrar el futuro de este mundo convulso en el año 2015. Pero intentaremos hacerlo con un poco más de rigor del que cabe imaginar en la inspección de las entrañas de un pollo.

La política española afronta tres grandes retos en 2015. El primero se deriva del cumplimiento del mandato constitucional que fija un calendario electoral. Sabemos con certeza que tendremos una cita el último domingo de mayo, en la que todos los españoles deberán elegir los ayuntamientos en los que estén censados y los parlamentos de trece comunidades autónomas más Ceuta y Melilla. De esas trece, solo en tres tiene confirmado el partido gobernante su candidato a la presidencia. ¿Lo adivinan? Son las tres en las que no gobierna el PP: Asturias, Canarias y Navarra. Y en los ayuntamientos podría hacerse una disección similar, aunque el PP sí que fijó unos plazos para que se manifestase quien quiera presentarse a la reelección en la mayoría de los ayuntamientos que son gobernados por ellos -y que son muchísimos-.

A finales de año habrá elecciones generales, para las que la gran emoción del calendario es saber si Rajoy intentará extender la legislatura hasta el límite legal y llevar la elección a los primeros días de 2016. Eso haría de esta la legislatura más larga de nuestra democracia y tendría el inconveniente de tener que hacer campaña electoral en Navidad. Pero albergaría la ventaja de poder valorar mejor las esperadas buenas noticias económicas. No obstante, la gran incógnita del calendario electoral se da a corto plazo, y es saber si Mas resistirá el envite de sus compañeros de ruta y no tendrá que convocar elecciones en las próximas semanas.

Algunos entienden que la necesidad de regenerar la vida pública es la que ha llevado al auge -demoscópico- de partidos antisistema como Podemos. Lo cierto es que esa regeneración tiene que pasar primero por la sima que implica conocer toda la suciedad. Porque no se puede limpiar lo que se desconoce que esté sucio. Y esa suciedad que hay que sacar a la superficie sirve de combustible para algunos. Una suerte de pescadilla que se muerde la cola...

Antisistema en toda Europa

Los movimientos antisistema están en toda Europa. Unos en la extrema izquierda —Podemos, Syriza—, otros en la extrema derecha —Frente Nacional, UKIP—. Y esos populismos pueden debilitar a la UE en los dos grandes retos que tiene ante sí este año. De una parte, la presión de Rusia sobre Ucrania y la Unión Europea. Moscú es hoy mucho más débil de lo que lo era hace un año. Aquella prepotencia del Kremlin tiene ahora un tono muy diferente. La caída del barril de crudo le está generando a Putin una crisis que intenta superar recurriendo al más rancio nacionalismo. Pero también es verdad que los europeos no son más fuertes. Y partidos con posibilidades de ganar las elecciones, como el Frente Nacional francés, hacen gala de su entendimiento con Putin.

Aún más grave es la amenaza del yihadismo, que aspira a la implantación de un califato global. Global quiere decir que en el califato se incluye su domicilio de usted, estimado lector . Y según las normas del califato, ningún domicilio está vedado a la ley de Alá. Así que calculemos cuánto nos afecta este órdago asesino. Y al hacer ese cálculo tengamos presente el número de españoles —centenares— de los que se tiene constancia que han acudido a Siria e Irak a ponerse en manos del Terrorismo Islámico. Un buen día volverán a España a aplicar las enseñanzas allí recibidas. Y no se les podrá impedir la entrada porque tendrán un pasaporte español.

El positivo balance económico que presentó el presidente Rajoy en su comparecencia de fin de año del 26 de diciembre tiene el reto de lograr la consolidación a lo largo de 2015. Hay razones para temer que se den complicaciones en la economía europea derivadas de que Grecia acabe en manos de quienes se niegan a aceptar las vigentes reglas de juego . Algunos analistas temen que eso pueda provocar una crisis que nos arrase a todos. Pero parece mucho más sensato pensar que un país de las dimensiones de Grecia no será capaz de tanto.

Grecia como «laboratorio»

Y, en cambio, la aplicación en Grecia de ese programa populista e impracticable puede servir de advertencia a terceros sobre lo que ocurre cuando se rompen las reglas de juego. Y frente a esa consolidación de las cifras macroeconómicas el inmenso reto del Gobierno Rajoy es lograr una mejora sustancial de las cifras de desempleo. Atrás quedan los días en que algunos gurús económicos decían que no se podía crear empleo creciendo a menos de un 1,5 por ciento. Falso.

Pero ahora tiene el gran reto de lograr en 2015 un gran avance en esa gran asignatura pendiente. Y que debe ser compatible con una corrección de la curva demográfica española, que amenaza hecatombe por el envejecimiento de la población, la escasez de medidas de apoyo a la familia, el retorno a sus países de origen de los inmigrantes que huyen de la crisis económica o la necesidad de que los jóvenes que han emigrado a la búsqueda de trabajo encuentren oportunidades para volver a España Y poner en práctica lo que han aprendido.

En otros ámbitos podemos tener dos grandes retos más. De una parte, la consolidación de la influencia de la lengua y la cultura españolas en Estados Unidos, donde el reconocimiento a Pedro de Gálvez en el Congreso de los Estados Unidos ha supuesto un hito histórico no suficientemente valorado en España. En esta cuestión del idioma el movimiento de fichas en torno al régimen de Cuba va a dar un gran papel a esa comunidad para las presidenciales de 2016.

Siempre queda el deporte

Como último reto, el gran factor unificador de la España de nuestros días: el deporte. El pasado no ha sido un buen año precisamente. Como siempre, tenemos individualidades de éxito espectacular, como Mireia Belmonte, Rafa Nadal o Ruth Beitia. Mas hubo un tiempo en el que soñamos con instalarnos en el Olimpo de los deportes de equipo. Pero no. Visto lo sucedido el año pasado en el Mundial de Brasil, ya no podemos ni dar por seguro que España estará en la fase final de la Eurocopa en Francia. Y como bien sabía y puso en práctica Rodríguez Zapatero, lo más importante que debía ser un presidente del Gobierno es… ministro de Deportes.

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