Consuelo Madrigal, la fiscal en la que confió Conde-Pumpido

Consuelo Madrigal (Segovia, 1956) reunía las cualidades que se precisan para este cargo —independencia, autonomía y cualificación—, además de un «carácter conciliador» y mano de hierro si hace falta para imponer la unidad de actuación a todos y cada uno de los casi 2.500 funcionarios que conforman la carrera.

Esta fiscal de Sala de Menores, (anteriormente fue durante trece años fiscal del Tribunal Supremo, donde es magistrado su marido) es una mujer con mucho carácter y a la vez muy querida por sus compañeros por su «trato siempre afable». Quienes han trabajado con ella destacan su «profundo conocimiento de la jurisprudencia» y la «labor fundamental» que ha desempeñado durante estos años en materia de menores. «Nos lo ha hecho todo muy fácil al unificar criterios y solucionar los problemas que se iban planteando», siempre con una «excelente» preparación jurídica.

Amante de su trabajo, conservadora y religiosa, Madrigal cree fervientemente en la autonomía del Ministerio Fiscal, de la que, como Torres-Dulce, también hará su bandera durante estos meses que quedan hasta las próximas elecciones. Fue el penúltimo fiscal general del Estado propuesto por el PSOE, Cándido Conde-Pumpido , quien la promocionó al delegar en ella, como fiscal de Sala, en 2008, la especialidad de Menores, destino en que se ha mantenido hasta ahora.

Madrigal se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid en 1978 con sobresaliente. Ingresó en la carrera fiscal en 1980 y en ella lleva 34 años. Fue fiscal del caso de la OPA de Azucarera Torras contra el grupo KIO (en la Audiencia de Madrid) y en el Supremo se encargó de la causa sobre los papeles de Sokoa (cuando Josu Ternera estaba aforado). También intervino en el caso Otegi, Intelhorce, las escuchas del CESID o el clan de los Monchines.