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Podemos toma Izquierda Unida

Susto o muerte. IU se resiste, pero Tania Sánchez y Podemos quieren su desaparición

Podemos toma Izquierda Unida josé ramón ladra

mayte alcaraz

La tensión en el grupo parlamentario de IU en Madrid es masticable. El pasado jueves, Tania Sánchez, candidata a presidir la Comunidad, llegó a su escaño de la Asamblea con cara de pocos amigos. O de ninguno: tiene pocos entre los doce diputados con los que comparte escaño.

Las informaciones de ABC que apuntan a su participación, como edil de Rivas-Vaciamadrid, en la adjudicación de un contrato de 136.851 euros a una cooperativa que administraba su hermano han borrado del todo su sonrisa, que escatima habitualmente para evitar -dice ella- las pulsiones machistas.

Desde la pasada primavera no hay un dirigente histórico de IU en Madrid que no se haya enfrentado a Sánchez, decidida, junto al diputado nacional Alberto Garzón, a «converger» con Podemos, a cuyo frente se halla su compañero sentimental, Pablo Iglesias.

La demoscopia más optimista les ha colocado las mejores alas: la suma de Podemos e IU en Madrid podría arrebatar la hegemonía que disfruta el PP madrileño desde 1991. A cambio, según se malician en la coalición, de su desaparición como marca.

La nueva dirigente ha irrumpido, dice un dirigente de IU a ABC, para aplicar dos conceptos: «La regeneración mediante un proceso constituyente que acabe con todo, incluidas nuestras siglas, y la biología frente a la ideología».

Los diez negritos

Es decir, en la nueva IU solo tendrían cabida políticos de la generación de la candidata y de Garzón (35 y 29 años, respectivamente). En ese esquema sobran los actuales responsables de la coalición a nivel nacional: por supuesto, Cayo Lara, que acaba de anunciar su marcha obligado por la convulsión interna; también el portavoz municipal Ángel Pérez, que no repetirá tras los comicios de mayo, y hasta Gregorio Gordo, líder autonómico, con el que Sánchez está abiertamente enfrentada y, según fuentes parlamentarias, «al que pretende sustituir en las próximas semanas para controlar así el grupo autonómico».

Por el camino, también se ha quedado el que era desde 2012 coordinador regional, Eddy Sánchez, que cosechó un respaldo del 51% hace dos años mientras la exconcejala de Rivas apenas llegaba a un 12%. Uno por uno, como los diez negritos de Agatha Christie, los líderes de IU van desapareciendo, allanando, involuntariamente o no, el camino a Podemos.

Mientras que Sánchez y Garzón quieren la integración total, conscientes del atractivo que el partido de Iglesias despierta en su electorado azotado por la crisis, Ángel Pérez y Gregorio Gordo, los dos portavoces institucionales, están de acuerdo en formar parte de «Ganemos», pero únicamente como coalición sin perder la marca ni las señas de identidad.

El protagonismo de la candidata electa a la Comunidad ha dinamitado la mala salud de hierro que permitía sobrevivir a la coalición, tradicional costalero del PSOE para gobernar la región capital de España mientras la aritmética no permitió un gobierno mayoritario del PP (en la capital, en 1991, y en la Comunidad, en 1996).

El frágil equilibrio de fuerzas dentro de la coalición en Madrid, que la ha enfrentado a la dirección nacional del dimitido Cayo Lara, hoy es papel de fumar. Muy gráfico, un dirigente de IU explica las diferencias entre los dos sectores enfrentados: «De un lado, Tania Sánchez y el diputado nacional Alberto Garzón, favorables a coaligarse con Podemos haciéndonos desaparecer; y de otro, la vieja IU reticente a ser fagocitada».

Parece reduccionista el análisis, pero no lo es. Como tampoco que los lazos sentimentales que unen desde hace tres años a Sánchez con Pablo Iglesias, el líder del grupo antisistema, forman parte del tuétano de esta operación.

El malestar entre los compañeros de Sánchez está a punto de implosionar. Le reprochan haberse aprovechado de su notoriedad como pareja de Iglesias para «recorrerse las televisiones como tertuliana, granjeándose así una popularidad que le ha servido para optar a la candidatura autonómica».

La última encuesta del CIS situaba al partido de Iglesias como tercera fuerza estatal (22,5% de votos), por delante de IU, cuarta con el 4,8% (antes de las europeas tenía un 10,9% de apoyos). El desplome electoral parece inapelable. De ahí que los partidarios de pactar con Podemos llevaran en volandas a Tania Sánchez y a Mauricio Valiente (aspirante a la capital) al triunfo en las pasadas primarias.

Eso sí, con un revelador resultado que necesita una segunda lectura: la mayor cosecha de votos la obtuvieron entre los simpatizantes (3.371 para Sánchez y 1.274 para Valiente), mientras que los afiliados no fueron tan partidarios de los nuevos rostros (1.730 para la primera y 601 para el candidato municipal).

Moraleja: el movimiento a favor de Podemos se gesta en la calle y por eso la apertura de las primarias al voto ciudadano ha sido definitivo. En palabras de los dirigentes críticos con la convergencia, «nuestra desaparición la dictarán los simpatizantes a los que Podemos ha conquistado, no nuestros militantes».

El penúltimo rifirrafe se produjo hace unos meses: la dirección nacional instó a la de Madrid, obviando la autonomía de la que disfruta el órgano regional, a que destituyera a cuatro de los seis últimos coordinadores madrileños por el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. La sospecha de que los afines a Tania Sánchez movieron esos hilos se ha extendido.

La guerra es ya un hecho

La Federación local se negó a depurar a sus dirigentes advirtiendo además de las consecuencias que los enfrentamientos internos avivados por la división entre partidarios y detractores de Podemos podían ocasionar en las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Incluso los madrileños se duelen del agravio comparativo con los responsables andaluces, inmersos en escándalos de corrupción a los que el órgano estatal no ha castigado.

El durísimo comunicado apelaba a que la operación «solo puede provocar la ruptura interna». El abandono de Cayo Lara es interpretado como la fractura definitiva de IU. «Se ha equivocado marchándose -valora un coordinador madrileño-. Cayo tampoco estaba por la labor de la estrategia de Tania y Garzón y por eso no ha aguantado la presión». La guerra es ya un hecho. Tanto que desde la organización en Madrid se tilda de «oportunista, escandalosa y demagoga» la que es considerada como «la toma de IU por Podemos».

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