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La Policía pone en su punto de mira al hijo pequeño de Pujol

Oleguer se refugia tras una nueva sociedad en Luxemburgo para «burlar» la investigación

La Policía pone en su punto de mira al hijo pequeño de Pujol PAU MONTANARO

melchor sáiz-pardo

La Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal y la Fiscalía Anticorrupción ha puesto en los últimos días en su punto de mira a Oleguer Pujol Ferrusola, el pequeño de los siete hijos del expresidente catalán. Las alarmas han saltado después de comprobar que el empresario acaba de refugiar su telaraña de sociedades internacionales tras una nueva firma radicada en Luxemburgo.

La empresa en sí se llama Ziloti Holding Sarl y fue creada el 13 de noviembre de 2013 con sede social en el 7 de la rue Robert Stüemper de la capital luxemburguesa. Solo días después del nacimiento de Ziloti, la empresa se hizo con el 100% de Samos Servicios y Gestiones, la empresa con la que Oleguer Pujol compró en 2007 un total de 1.152 oficinas del Santander y varios inmuebles históricos en Madrid.

Aquel fue un negocio tan increíble que la propia Fiscalía anunció que va a presentar una querella ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. El magistrado ya investiga a Oleguer Pujol por la compra de un hotel en Canarias por valor de 8 millones de euros provenientes de Islas Vírgenes.

Pero la operación de las sucursales es de muchísima mayor envergadura. Oleguer Pujol Ferrusola suscribió la compra de las oficinas Banco Santander por 2.177.382.975,33 euros con tan sólo 35 años, empleando la dirección de la casa de su padre y sin acreditar fuentes de ingresos o medios económicos. Según los documentos a los que ha tenido acceso este periódico, Samos, radicada en un despacho de la madrileña calle Alcalá, tenía entonces un capital social de apenas 3.000 euros.

Para la compra de las sucursales, Oleguer Pujol consiguió un crédito sindicado por valor de 1.873 millones, que el propio Santander concedió en 2007 al que entonces era el único socio de Samos, Cuius Holding BV, una sociedad holandesa, presidida por Oleguer y que se creó únicamente para gestionar la operación de las sucursales. Esta última mercantil está participada por las sociedades Pearl Assurance, Drago Capital y Longeshore. Todas ellas relacionadas de una u otra forma con el vástago menor de Pujol.

Los propietarios e inversores del emporio son un verdadero galimatías internacional y societario que, sospechan los investigadores, está diseñado para ocultar el auténtico origen de los millones que mueve y los propietarios reales. Samos, la empresa casera con la que Oleguer logró hacerse con créditos de más de 2.000 millones, ahora tiene un capital social de casi 5,2 millones.

En este mar de sociedades internacionales nadan los funcionarios del grupo 22-BLA de la Udef y Anticorrupción con el objetivo de poder acusar a Oleguer Pujol, al menos, de fraude fiscal y blanqueo de capitales en la operación de las sucursales. Sospechan que buena parte de esa compra estuvo financiada con dinero procedente de paraísos. Oleguer Pujol Ferrusola, además, reconoció a finales de 2012 poseer 93 millones de euros fuera de España. Lo confesó cuando regularizó tres millones de euros en la amnistía fiscal.

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