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Bilbao, entre China y España

La españolidad de Bilbao

Un año más, en Bilbao las Corridas Generales han sido el principal acontecimiento de la Semana Grande

La españolidad de Bilbao efe

Rosa Belmonte

Un año más, en San Sebastián no ha habido toros . Un año más, en Bilbao las Corridas Generales han sido el principal acontecimiento de la Semana Grande. Al llegar a la plaza de toros de Bilbao, que como el Festspielhaus de Bayreuth está en alto, se pasa por una calle llena de comercios. Es como cualquier calle española: Moda Linchu, Kang Jia Import Export, Jiang Yi Li Bisutería, Moda Long… La plaza no es centenaria, sustituyó a la vieja de Abando, que se quemó en 1961. Por fuera podría ser una iglesia moderna. O un estadio. Por dentro, con los asientos azules, también. Y la tierra tiene una extraña tonalidad oscura, nada de ese color albero que hasta da calor. Da igual como sea. «Los toros en Bilbao no peligran» , dice Javier Aresti, presidente de la Comisión Taurina de Vista Alegre y uno de los puntales del mundo del toro («No digas Semana Grande sino Corridas Generales», me riñe). La tradición y la afición son demasiado fuertes en la que es la tercera feria tras Madrid y Sevilla. Tan criticada al final como las de Madrid y Sevilla. Tan importante que José Tomás ni se asoma. Cuenta Aresti que no se trata sólo de la gente que acude a la plaza sino que las peñas y clubes mantienen el ambiente taurino todo el año. Durante la feria, el ambiente es enorme en los hoteles Carlton y Ercilla (sobre todo cuando coincides en el ascensor con un torero). En el primero tiene su sede el centenario Club Cocherito. Y el bar se disfraza por unos días de plaza de toros, con sus burladeros y sus barreras .

Además, la fórmula de Bilbao es distinta . Hay una Junta Administrativa que coordina la gestión de una empresa (la Casa Chopera). También mencionar que la mitad de la recaudación va a la Misericordia, hoy una residencia de la tercera edad, originalmente un asilo y tradicionalmente ligada a la historia de Bilbao (San Mamés se llama así por la capilla de la Misericordia. Y lo de los leones, claro, es por los que devoraron al mártir).

Bilbao no es San Sebastián, cuya Semana Grande se quedó sin toros hace dos años (después de quince en Illumbe). Curiosamente, la Semana Grande donostiarra tiene su origen en las corridas de toros de la vieja plaza de El Chofre. Los empresarios vieron que en agosto venía mucha gente de fuera y contrataron fuegos artificiales y otros espectáculos. Muchos años después, los empresarios han notado que hoteles, restaurantes y transporte son sectores afectados por la prohibición . En Bilbao, durante la Aste Nagusia, la ocupación hotelera ha sido del 86%, aunque ha subido al 96 en algunas jornadas concretas. Eso sí, en los albergues (ahora los llamamos hostels) el grado de ocupación llegó al 100%. Y ahora tienen el Mundial de Baloncesto.

En Bilbao no gobierna (ni gobierna a los demás) Bildu, que considera los toros cultura española y por tanto un estorbo que prohibir. No es por animalismo, es por antiespañolismo . En Bilbao, las corridas son lo más importante de la semana de fiestas que acabó hace una semana. Hay peculiaridades. Como el apartado, con sus gradas, con una disposición como de El Globo shakesperiano. Con su juego de puertas que se abren y se cierran de golpe a lo ‘Tierra de faraones’. Pero sin Joan Collins. También es peculiar con respecto a otras plazas que te bailen un aurresku. Fue en honor de Enrique Ponce y Hermoso de Mendoza por los 25 años de alternativa del navarro. La tarde del 19 agosto ambos tuvieron un extraño mano a mano (luego hubo uno de Morante y Manzanares, todo muy alejado del de Ordóñez y Luis Miguel Dominguín en el 59). El aurresku tiene sus partes. Cuando se acabó la primera, una gran mayoría se puso a aplaudir. Los gritos en Vista Alegre son como en todos sitios: «¡Que no se ha acabado, que parecéis madrileños!». Porque pese a eso que Concha Velasco dice en todas las entrevistas («Qué bien se viste en el norte»), la finura de los ‘speakers’ espontáneos es igual en todas las plazas de España. El rejoneador Hermoso de Mendoza más que de Estella parece de Dinamarca. De un cuento de Andersen (aunque tiene un aire a Curro Candelas). Al torero a caballo también le dedicaron lo suyo: «¿Este dice que es de Estella? Este es de Lizarra y seguramente no lo sabe».

Enrique Ponce , torero de Bilbao porque ya se sabe que los de Bilbao nacen donde quieren, recibió igualmente. Ponce mataba ese día su Victorino número 50. Es el torero que más veces (57) ha toreado en Bilbao desde Cástor Jaureguibeitia Ibarra, Cocherito (el que da nombre al club). Con el Victorino le gritaban: «¡Más lejos! No se te vaya a manchar el traje, no» (un vestido de grana y oro). Y con el último toro, que no era un Victorino: «Mira cómo se pone para lucirse. Igual que con el otro».

Días después El Cid sí que hacía la gran faena a un Victorino. Aunque para faena la del programa de mano. El Cid es imagen de una tienda de ropa de ropa de caballero en Bilbao. Con el chaleco de la foto parece el mayordomo de los Feria. Por lo demás, Bilbao, bien, gracias. Un año más.

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