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Entrevista - «Libres e iguales»

Carlos Herrera: «No creo que Artur Mas quiera verme porque sabe que tengo mucho que reprocharle»

La entrevista con Herrera es la segunda de la serie diaria que publica ABC con los firmantes de «Libres e iguales»

Carlos Herrera: «No creo que Artur Mas quiera verme porque sabe que tengo mucho que reprocharle» abc

daniel ramírez

Carlos Herrera (Cuevas del Almanzora, 1956) descuelga el teléfono desde un rincón de Andalucía. Hace más de cincuenta años, cuando era pequeño, vivía en Cataluña, y allí fue donde se encendió la luz roja del directo y pronunció sus primeras palabras como profesional delante de un micrófono, en Radio Mataró, habiendo debutado antes en Radio Sevilla. Su padre emigró a Cataluña por motivos de trabajo, y Carlos se fue con él, abandonando así el pequeño pueblo de Almería donde nació. Ahora, medio siglo más tarde, «Herrera» acude al Congreso de los Diputados para apoyar la lectura de un manifiesto que reza: «Libres e Iguales» , con el objetivo de evitar la independencia de la región que le vio crecer.

Carlos, ¿ha cambiado mucho la Cataluña en la que vivió?

Sí. La Cataluña que conozco es una Cataluña racional. Yo también reivindico las raíces profundamente catalanas, pero no aquellas que van ligadas a aventuras irracionales y secesionistas.

En más de una ocasión le ha tocado preguntar y escuchar a políticos que defienden el proyecto independentista. ¿Cómo vive estas conversaciones?

Siempre he defendido mis posturas, pero con serenidad y sensatez. Me he encontrado con gente que también lo ha hecho así, pero también he visto algunos imbéciles. De todos modos, no es que estas conversaciones hayan sido abundantes. Los que saben cuál es la estructura de mi discurso no son dados a dedicarme su tiempo. Si alguno lo hace, encontrará mi más firme desapego a las posturas independentistas. Y más a las aderezadas con ideología marxista, comunista o leninista.

¿Qué le diría a Artur Mas si pudiera entrevistarse con él en algún rincón de Andalucía, alejado de los micrófonos?

Eso es altamente improbable. No creo que quiera verme. Sabe que tengo mucho que reprocharle. Le podría decir cosas que no tiene ganas de escuchar. No querría hablar conmigo. Su problema es que ya no quieren saber nada diferente de esa idea cabezona e unívoca a la que están abocados. Solo les atraen las conversaciones que les permitan reafirmarse. A día de hoy, una discusión racional es imposible. Tan solo les interesan las escenificaciones que puedan permitirles presentarse como víctimas.

Y a Rajoy, ¿le pediría algo en torno a este asunto?

Alguna capacidad didáctica, alguna actuación más desacomplejada, pero fundamentalmente, para deshacer este entuerto, los que tienen que solucionarlo son los que se han metido en un lío del que no saben cómo salir. Ya veremos cómo lo hacen.

¿Dónde cree que está la solución?

En el Estado de Derecho, en la defensa de la democracia y en los argumentos que tiene el Estado para defenderse a sí mismo.

El otro día dijo en su columna que a usted le importan los Estados y no las naciones.

Me importan menos las naciones. Lo veo un argumento sentimental. Te pueden sumergir o no, pero a mí lo que me interesa es la normativa y el articulado administrativo que me permita ser libre.

¿Cuál va a ser el final de esta historia?

Me consta que el Gobierno tiene un plan trazado, pero a mí no me lo cuentan—dice entre risas—. No pueden hacer otra cosa que no sea defender literalmente la legalidad. El que tiene el problema es quien ha desafiado a la ley. Las personas que siguen firmes, con valores y que ostentan la legalidad no tienen ningún problema.

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