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Policías españoles por el mundo: más de 300 agentes en 20 misiones

Los agentes suelen actuar en situaciones de emergencia humanitaria, antes o después de un conflicto, para dar apoyo a las instituciones

Policías españoles por el mundo: más de 300 agentes en 20 misiones POLICÍA

Sara Montero

La subinspectora Rosa Crespo murió en Haití en 2010. Había ido allí a salvar vidas. Su cuerpo quedó atrapado bajo las ruinas de un edificio que se derrumbó a causa de un terremoto que asoló el país, mientras ella cumplía una misión humanitaria bajo la bandera de la ONU. Era una más de los 300 agentes de la Policía Nacional que han participado en los últimos años en más de 20 misiones internacionales en Asia, África, América y Europa. «Los agentes que participan en estas misiones tienen un sentido especial de servicio público. Dejan en España familia e hijos y se arriesgan mucho por los demás», afirma Javier Albaladejo, Comisario jefe de la División de Cooperación Internacional. La Policía Nacional participa desde los años 90 en estas misiones internacionales desarrollando infraestructuras de seguridad en países que carecen de ellas.

A día de hoy, alrededor del mundo hay agentes desplegados en ocho misiones: tres de ellas dirigidas por Naciones Unidas, en Haití, Liberia y Guinea Bissau, y otras cinco por la Unión Europea, en Afganistán, Níger, Guinea Conakry, Cuerno de África y en los territorios palestinos. Asesorar en planes de seguridad ciudadana o formar a la policía local de países en conflicto o desestabilizados son tareas habituales de estos agentes. El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, clausuró el pasado viernes el VIII Curso sobre Misiones Policiales Internacionales en zonas de conflicto, donde 20 agentes de la Policía Nacional se prepararon para afrontar las próximas misiones.

En un mundo globalizado, donde la delincuencia y la inseguridad también se internacionaliza, estabilizar y desarrollar los países de origen de estos conflictos es parte de la estrategia de seguridad. Así ganan todos. Los estados más desfavorecidos desarrollan estructuras propias, mientras los países occidentales pueden atajar problemas internacionales como el tráfico de drogas o el terrorismo.

Estas misiones contribuyen a exportar los derechos humanos y los valores democráticos en países que aún están en vías de desarrollo.Los agentes suelen actuar en situaciones de emergencia humanitaria o antes o después de un conflicto para dar apoyo a las instituciones. El país solicita ayuda a los organismos internacionales, si es necesario la ONU dicta una resolución y pide contingentes nacionales a los países para abordar la misión. Muchas veces, el trabajo de los policías nacionales consiste, no solo en atender a la población, sino también asesorar y formar a la policía local para que asimile los valores democráticos y se alejen de la corrupción que inunda países como los del Cuerno de África.

«Es fundamental que los agentes locales con los que colaboramos estén bien pagados para que no sientan la tentación de corromperse», comenta Jorge Fernández de Tejada, Inspector jefe Sección Operativa África y Misiones Internacionales. Los requisitos de los agentes locales son sencillos: formación mínima, buen estado físico y no haber estado implicado en ninguno de los bandos violentos del país. Los agentes españoles destinados en estas misiones tienen un alto grado de exigencia. Manejan idiomas (inglés, francés y a veces, árabe), tienen larga experiencia en el cuerpo y tienen que tener capacidad para integrarse en equipos internacionales con sensibilidades culturales muy diversas.

Bien valorados en el mundo

«Los policías españoles están muy bien valorados en el extranjero», sentencia Fernández. Para él, se acaba estableciendo una relación de confianza entre los policías españoles y la población y los trabajadores de los países receptores basada en la credibilidad. A medida que avanza la misión y que la población ve que su situación mejora y las promesas se cumplen, comienzan a confiar en los agentes. Por eso, misiones como Haití o Sierra Leona se cierran con éxito.

Entre sus éxitos, el cuerpo se enorgullece del trabajo de los agentes de la Policía Nacional que colaboraron en las investigaciones de la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala. Los agentes desplazaros lograron reunir pruebas incriminatorias para que la Fiscalía ordenase el ingreso en prisión del ex Presidente del Gobierno y su Ministro del Interior, huido en España.

Pero no todo ha sido fácil, este tipo de misiones en conflicto son especialmente complejas y delicadas. «En países con Afganistán nos costó mucho encontrar agentes con una formación mínima, que a veces consistía en saber leer y escribir. Mucha gente viene del campo y no maneja bien las armas», comenta Fernández. Los agentes desplegados en esta misión tienen por objeto el desarrollo de una policía afgana efectiva y honrada. Los policías españoles diseñan e imparten programas de formación, asesoramiento y apoyo . Además de choques culturales (algunos agentes abandonan por la presión en su entorno) la insurgencia dificulta la misión. Incluso, los agentes se han visto obligados a afrontar ataques de la insurgencia en plena ciudad de Kabul.

Ante la complejidad de las misiones, el riesgo y la mayor probabilidad de contraer enfermedades, cuesta imaginarse por qué los agentes parten con ilusión en cada nueva misión. «Creo en lo que hago. Gracias a mi trabajo ayudo a que los niños de estos países tengan una vida mejor y eso es muy satisfactorio», contesta Fernández despejando todas las dudas.

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