Hazte premium Hazte premium

elecciones europeas

El rearme moral como necesidad

España no presenta el índice de angustia de Francia. Pero aprender de los errores se ha convertido en una urgencia

manuel marín

En el año 2009, el PP aventajó al PSOE exactamente en 528.593 votos y ganó las elecciones generales dos años y medio después con mayoría absoluta. Ambos sumaron ese año el 80,90 por ciento y 13 millones de votos. Estadísticamente el resto de partidos tuvieron una representación casi anecdótica. Ayer, el bipartidismo ganó de nuevo, pero a costa de severas magulladuras: entre ambos apenas lograron 7,5 millones de votos y el 50 por ciento de los sufragios. Es razonable un voto de castigo en unas elecciones que pese a la dictadura cosmética de lo políticamente correcto, la verdad desnuda es que no importan nada a más de la mitad de los españoles.

La movilización en favor de partidos minoritarios de corte muy radical ha funcionado como una palanca contra el aburguesamiento de los mayoritarios. El triunfo del PP ha sido nítido frente al batacazo socialista, pero sus medidas impopulares han sido un baldón; en el PSOE, la falta de liderazgo, de un proyecto político definido y de una idea unitaria de España son el aviso definitivo para su profunda renovación. Además, el machismo no da ni quita votos: sólo ha entretenido una campaña sociológicamente generadora de hastío. Donde ayer PP y PSOE habían cosechado ocho de cada diez votos, hoy poco más de cinco. No es alarmante dada la naturaleza punitiva de estas elecciones, pero sí preocupante e indicativo de una tendencia: ambos pierden apoyos de ciudadanos descontentos y desanimados que se radicalizan, muy especialmente hacia la izquierda en todas sus variantes: comunista, antisistema, independentista, ecologista, proetarra...

La conclusión invita a un rearme moral de PP y PSOE porque afrontan debilitados el desafío secesionista, el empuje batasuno y el extremismo social sin haber podido convencer públicamente de que representan un muro de contención frente a la agresividad de quienes pretenden fulminar el sistema. Ambos tienen margen de mejora. España no presenta el índice de angustia de Francia. Pero aprender de los errores no es solo una necesidad. Es una urgencia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación