Ada Colau no fichará por ningún partido

Después de cinco años como cara visible y portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y, todo hay que decirlo, blanco de las iras y recelos que despierta este movimiento partidario del acoso a políticos («escraches) para evitar desahucios, Ada Colau, toma distancia. No deja la plataforma, pero si su portavocía, su liderazgo. La PAH le agradece los servicios prestados y reconoce sus méritos hasta el punto de decidir que no la sustituirá. La entidad no volverá a tener un portavoz estatal, sino varios portavoces territoriales.

Colau anunció ayer su retirada de de la primera línea de la PAH en una carta dirigida a las asambleas de esta asociación en todo España. En la misiva, la exportavoz alega que quiere tomar distancia y no evita referirse al desgaste personal que le ha supuesto el cargo. Ha sido amenazada, insultada y vilipendiada públicamente, explica Colau, que descarta unirse ahora a un partido político, aunque se lo han propuesto varios y se lo ha llegado plantear. Con todo, no descarta implicarse en «procesos amplios que planteen un cambio real en las formas de hacer política».

«Necesito salir de los espacios de coordinación y dejar de ser la portavoz estatal», detalla Colau en su carta. Seguirá como «activista» y ayer ejerció como tal. Ha decidido hacer pública su renuncia a la portavocía antes de que este movimiento anuncie mañana una nueva campaña de acciones de «escrache» con motivo de las elecciones europeas.

«No voy a dejar la PAH, pero quiero hacer las cosas bien. Siento que ha llegado el momento de tomar algo de distancia, tanto por mí, como por el propio movimiento. Y creo que ahora es un buen momento para dar el paso porque estamos a punto de tener visibilidad, con la campaña de escraches que se prepara -al menos en Cataluña- para las europeas», escribe Colau en su adiós por escrito.

Azote de las entidades bancarias y del sistema financiero, Colau asegura en su despedida que «han sido 5 años intensos y maravillosos, y personal y políticamente estoy orgullosa y agradecida, por la experiencia de transformación social e incidencia política más potente en la que haya participado jamás». Tras asegurar que nunca ha vivido esta experiencia como un «sacrificio», la activista reconoce que se ha convertido en un personaje mediático.

«Jamás imaginé —recuerda-, cuando acudí aquel 5 de febrero a la comisión de economía del Congreso, que tendría que escuchar a aquel bárbaro de la Asociación Española de la Banca (AEB) decir lo que dijo, ni que yo reaccionaría de forma sensata llamándole por su nombre -criminal-, y aún menos imaginé que todo aquello acabaría en ‘trending topic’ y en los medios».

A nivel personal, la ya exportavoz de la PAH reconoce que ha pasado «momentos duros y difíciles», como cuando «el Gobierno me identificó como la «líder filoterrorista» y acto seguido empecé a recibir amenazas de todo tipo» y difamaciones de toda su familia. «No se trata de hacerse la víctima, pero la verdad es que más de una noche con Adrià (su pareja) nos pegamos unos cuantos lloros», confiesa.