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terrorismo

¿Y quién investiga el asesinato de tres gallegos a manos de ETA?

Se han cumplido 41 años de la muerte de José Humberto Fonz, Jorge Juan García y Fernando Quiroga. Nadie parece interesado en esclarecer qué ocurrió en la «Granja de los Horrores»

¿Y quién investiga el asesinato de tres gallegos a manos de ETA? telepress

j. p.

Ahora que la juez argentina María Servini está tan motivada para pedir la extradición de «Billy el Niño» y el excapitán de la Guardia Civil Jesús Muñecas por presuntas torturas durante el franquismo. Ahora que el Ejecutivo de Urkullu intenta remover el pasado y resarcir de forma generosa a víctimas de supuestos abusos policiales. Ahora, que desde la propia «izquierda abertzale» se inventan «sus» propias víctimas» -etarras muriendo al explosionarles las bombas con las que buscaban una matanza- en el contexto de un falso «conflicto»... Ahora, ¿hay alguien, al margen de sus familiares, que se interese por la desaparición, tortura y asesinato de José Humberto Fonz Escobedo, Jorge Juan García Carneiro y Fernando Quiroga Veina a manos de ETA , hace ya 41 años?

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El 24 de marzo de 1973, sábado, los tres jóvenes gallegos, que residían en Guipúzcoa, pasaron a Francia. Fueron vistos por última vez a primeras horas de la noche en el bar «La Licorne», de San Juan de Luz. Allí, según testigos presenciales, se toparon con los etarras Tomás Pérez Revilla, «Hueso»; Manuel Murua Alberdi, «El Casero»; Ceferino Arévalo Imaz, «El Ruso», y Jesús de la Fuente Iruretagoyena, «Basacarte». Los etarras, que entonces gozaban de total impunidad en el «santuario francés», se enzarzaron en una pelea con los infortunados jóvenes y, pistola en mano, se los llevaron a una granja, denominada entonces «La Sarre», a las afueras de Saint Paleis. Ante la falta de noticias, los familiares pusieron la correspondiente denuncia, pero la investigación de la Policía gala brilló por su ausencia.

Les sacaron los ojos con destornillador

En España, las pesquisas se limitaron a interrogar en 1974 a Jesús María Zabarte Arregi, «Carnicero de Mondragón» . Y este lo único que dijo fue que le había preguntado a Pérez Revilla por la suerte de los tres gallegos y este le respondió que cuanto menos supiera, mejor. Años después, Mikel Lejarza, «El Lobo», colaborador de la Policía que se había infiltrado en ETA, supo por confidencias del terrorista José Manuel Pagoaga, «Peixoto», que a los tres los habían torturado en un intento de que confesaran su condición de policías. Algo que no podían hacer, porque no lo eran. La crueldad llegó hasta el extremo de que les sacaron los ojos con un destornillador. Las torturas provocaron su muerte.

Pérez Revilla fue asesinado años después por los Gal, pero el resto de los presuntos autores de la salvajada se vieron beneficiados por la amnistía de 1977 y, al parecer, llevan una vida sin remordimientos. Uno de ellos es propietario de un bar y nunca ha quuerido colaborar, ni tan siquiera como gesto humanitario que devolviera un atisbo de alivio a los familiares. En 2005, Coral Rodríguez, sobrina coraje de Humberto Fonz, impulsó una investigación para determinar donde se encontraban los cadáveres de los tres gallegos para que los familiares les dieran reposo. El Gobierno vasco se comprometió a abrir una investigación que quedó en papel mojado. Nadie ha mostrado interés, salvo la desolada familia.

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