En la muerte de Iñaki Azkuna: «Un gran alcalde», por Antonio Basagoiti

Indudablemente son momentos de tristeza. La muerte de Iñaki Azkuna nos deja un vacío humano a todos los que tuvimos ocasión de conocerle de cerca. Es una de esas perdidas que duelen en lo personal y también en lo publico por sus consecuencias. Con Iñaki se va una gran persona, un luchador valiente y un amante de Bilbao, pero se va también un Alcalde, con mayúsculas, un ejemplo de actuación pública de reconocimiento aplastante.

Tuve ocasión de compartir con Iñaki Azkuna muchos años en el Ayuntamiento de Bilbao. Momentos imborrables. Él como Alcalde y yo como jefe de la oposición. Las hemerotecas son testigo de nuestros enfrentamientos y discusiones. De las chispas dialécticas que saltaban en aquellos plenos municipales. Y también de los acuerdos. Porque Azkuna sabía anteponer el interés de Bilbao por encima de las siglas, también las de su partido.

Era un hombre sin complejos, sin ataduras políticas, que nunca tuvo reparos en hablar con Presidentes, Ministros o Secretarios de Estado del Gobierno de España, tuvieran el color que tuvieran. De entender que la transformación de Bilbao había que hacerla de la mano de las instituciones de la Nación, por mucho empeño en demonizarlas que demostraran otros dirigentes de su partido. Azkuna siempre supo cuidar el interés de Bilbao y el de sus vecinos.

En un ejercicio ejemplar de Alcalde. Con máximo respeto a las instituciones. También al Rey Don Juan Carlos o al Príncipe Felipe, abriéndoles las puertas de la ciudad de par en par, demostrando educación y respeto por encima de otras miserias políticas, siendo agradecido con cada una de sus visitas y con cada uno de los gestos de apoyo que la Corona ha tenido con Bilbao. Azkuna siempre supo que la presencia del Rey o los Príncipes repercutían en beneficio de la imagen de los bilbaínos y bilbaínas.

Política con mayúsculas, Bilbao por encima de intereses de partido, y dedicación plena al compromiso con bilbaínos y bilbaínas. Azkuna ha muerto, descanse en paz. Pero su manera de vivir y de ser Alcalde perdurará para siempre, porque es imborrable. También en su despedida, Iñaki vuelve a estar donde siempre ha estado, por encima de las siglas. Está donde se merece, donde estará para siempre, en el corazón de de la ciudad mas importante de España, de Bilbao.