El CETI, al límite de sus recursos con casi 1.300 inmigrantes

Es la voz de alarma del máximo responsable del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla (CETI), Carlos Montero, que en conversación telefónica con ABC describía el desbordamiento de las instalaciones que dirige comentando que ayer hubo que hacer dos turnos a la hora de comer y meter prisa para que no se les juntara con la cena.

Los medios apenas dan de sí. Queda explanada para colocar más tiendas, se pedirán cocinas de campaña también al Ejército si hacen falta o refuerzos a la Cruz Roja. Pero si las entradas masivas de subsaharianos continúan al ritmo de las últimas semanas o se intensifican, el panorama será «muy complicado». Por eso no hay que demorar las salidas.

El jueves hubo un traslado de 57 inmigrantes a la Península, «y se prepara otro para la próxima semana», explica el director, que subraya que hay máximo respeto a los plazos y trámites legales, pero también que, «cuando pasa un tiempo, no se debe alargar la estancia», porque aparecen entre los inmigrantes «roces, robos o problemas de alcohol» producto del malestar por su situación.

Desde mediados de 2013, el número de residentes temporales este el CETI no ha bajado de 900, cifra que ya doblaba su capacidad real.