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Marruecos regulariza por vez primera a subsaharianos que quieren entrar en España

Varias organizaciones aplauden la medida, que va a permitir a sus beneficiarios acceder al mercado laboral, la sanidad y la educación

Marruecos regulariza por vez primera a subsaharianos que quieren entrar en España luis de vega

luis de vegA

Marruecos ha abierto por vez primera y de manera «excepcional» un proceso de regularización para ciudadanos extranjeros durante este año, lo que les va a permitir acceder al mercado laboral y los servicios sociales. La mayoría de los que se están viendo beneficiados, que hasta ahora no es un número importante, son subsaharianos que se llegaron al reino alauí como última etapa africana antes de pasar a Europa. El país magrebí se ha convertido en los últimos años en un tapón de donde es más complicado pasar y sus autoridades calculan que podría haber unas 40.000 personas en situación irregular.

El sábado pasado una ceremonia organizada en la wilaya (delegación del Gobierno) de Tánger servía para hacer entrega de las primeras documentaciones. Gracias a ella Daniel, de Guinea Bissau, o los cameruneses Patu y Aurelie ya tienen sus papeles. La gran mayoría de los que fueron recibidos por el gobernador y el resto de autoridades provinciales eran originarios de países subsaharianos. Actos similares han tenido estos días lugar también en las ciudades de Casablanca o Uxda.

«No sé si esto va a afectar a los flujos que van hacia Europa, pero sí es seguro que va a mejorar su situación en Marruecos porque van a tener acceso a la educación, la sanidad y el mercado de trabajo», explica Anke Strauss, directora de la oficina de la Organización Internacional para las Migraciones ( OIM ) en el reino alauí.

Daniel Kan nació en 1994 y escapó de Guinea Bissau siendo un niño. Y siendo un niño llegó al bosque de Beliones, cerca de la valla de Ceuta. «Yo solo me bastaba para cuidarme», afirma en un cafetín de Tánger con la tele a todo volumen.

Daniel es uno de los primeros en haberse beneficiado de la residencia, pero esto no le ha quitado de la cabeza la idea de seguir ascendiendo hacia el norte aunque no piensa ya en arriesgar su vida. Sus manos guardan las cicatrices de los intentos que ha llevado a cabo a través de la valla en los últimos años este joven amante del fútbol. «Quiero hacerme con un pasaporte en la Embajada, tener papeles, visado y viajar de legal, en avión». Ese es su sueño, explica, mientras no pierde detalle de un partido televisado de la Botola, la liga local. Conoce a cada uno de los jugadores, «pero ninguno como Cristiano» Ronaldo.

Fue el rey Mohamed VI el que convocó al Gobierno el pasado septiembre para impulsar una nueva política migratoria. Dicho y hecho. Rabat ha abierto un «proceso excepcional de regularización de inmigrantes en situación administrativa irregular» solo para 2014, según la circular del Ministerio del Interior a la que ha tenido acceso ABC.

Se pueden beneficiar, según ese documento, los casados con marroquíes, los casados con otros extranjeros en situación regular, los hijos nacidos de estos dos casos, los que dispongan de un contrato de trabajo (durante dos años, añaden otras fuentes), los que acrediten cinco años de estancia en el país y los afectados por enfermedad grave. «Poder demostrar esto será el gran reto» para muchos emigrantes sin apenas documentación, entiende Anke Strauss.

Reconocimiento a refugiados

De forma paralela, Rabat ha empezado a dar tarjeta de residencia a los inmigrantes reconocidos por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ( Acnur ), que hasta ahora no estaban siendo acreditados por las autoridades a pesar de que el país magrebí es firmante de las convenciones que le obligan a ello. De esta medida se van a ver beneficiados aproximadamente medio millar de personas, la mayoría de Costa de Marfil y República Democrática del Congo. Hasta el momento, unos 120 disponen de carné de refugiado y residencia oficial en el país.

«Se trata de un cambio radical, un giro de 180 grados», comenta Marc Fawe, portavoz de Acnur, refiriéndose a la nueva política ordenada por Mohamed VI tras años en los que no han faltado los desencuentros de la agencia de esta ONU con las autoridades locales.

Pero no todos lucen ese optimismo en torno al giro que Marruecos quiere dar. «Soy pesimista porque se están rechazando el 60 por ciento de las demandas», señala el activista por los derechos de los inmigrantes Hicham Rachidi, de la ONG Gadem . «Es un golpe publicitario por parte de las autoridades con la complicidad de las agencias oficiales y la Prensa que les sigue».

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