Sindicatos: cuando la falta de transparencia arroja beneficios

La opacidad de sus estructuras ha sido utilizada por algunos de sus miembros para realizar acciones supuestamente delictivas, como es el escándalo de los ERE de Andalucía , el caso de las presuntas facturas falsas de UGT en la misma región y el supuesto desvío del dinero de las subvenciones para cursos de formación a otros fines más lucrativos.

Las organizaciones sindicales tienen en los secretarios generales a sus máximos responsables, los cuales encabezan las respectivas ejecutivas confederales que salen elegidas en los congresos que se celebran cada cuatro años . En el caso de CC.OO., el sindicato con más delegados (117.016 en 2011) y más afiliados (1.143.000 en 2012), sus órganos de dirección están encabezados por el congreso confederal, seguido de las conferencias confederales, el consejo, la ejecutiva, el comité y las secretarías confederales.

A ellas se añaden las comisiones de garantías y de control económico . De esa estructura cuelgan 11 federaciones sectoriales, 19 uniones territoriales (una por cada comunidad), cuatro fundaciones, tres organismos y sus empresas participadas (ver gráfico). En el caso de UGT (110.759 delegados) habría que añadir al esquema anterior cinco departamentos.

Comisiones ejecutivas

Mientras que la comisión ejecutiva de UGT tiene diez miembros, encabezados por Cándido Méndez , la de CC.OO. cuenta con 14 personas, lideradas por Ignacio Fernández Toxo . Las comisiones de garantías de ambos sindicatos tienen siete miembros cada una, y las de control económico, cinco.

Esta estructura a nivel nacional se repite en la mayoría de los casos a nivel autonómico, provincial y municipal, el denominado segundo escalón, con diversas modificaciones. Para ello disponen de cientos de locales repartidos por toda la geografía española . Por ejemplo, CC.OO. cuenta con 855, de los que 314 fueron cedidos por el Estado y 251 están alquilados. Del total, 174 están en Andalucía y 119 en la Comunidad de Madrid.

Para ahondar en la confusión, este sindicato no tiene la misma denominación en todos los territorios: en Aragón es Unión Sindical de CC.OO.; en el País Vasco, Confederación Sindical de CC.OO.; en el Principado, Comisiones Obreras de Asturias; en Galicia, Sindicato Nacional de CC.OO.; etcétera.

Otra de las ramas de estas organizaciones son las secciones sindicales, que suman aproximadamente unas 3.000 cada una. De ellas, casi la mitad corresponden a la federación de servicios a la ciudadanía, y cerca de un tercio a la industria.

Para mover tal maquinaria administrativa y organizativa, los sindicatos necesitan a miles de colaboradores . CC.OO. contaba con una plantilla oficial de 4.393 profesionales al acabar 2011, según los últimos datos facilitados por la propia organización con motivo de la celebración del décimo congreso confederal en la pasada primavera. De ellos, 1.656 eran administativos, 1.537 sindicalistas y 1.200 técnicos.

De los 4.393 profesionales, solo 239 tenían menos de 30 años , y había más mujeres (2.242) que hombres (1.951). Únicamente entre la categoría de «sindicalista» existe una clara mayoría del sexo masculino (1.008) respecto al femenino (529). Andalucía es la comunidad donde este sindicato tiene la plantilla más importante (514 personas).

Sin embargo, en los dos últimos años ha despedido a casi 200 trabajadores en Andalucía, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura y Galicia, y ha puesto en marcha sendos ERE para 123 trabajadores en Aragón y para 90 empleados en Castilla y León. Si sumamos los despidos realizados por UGT, se puede afirmar que ambos sindicatos han echado a la calle a unos mil empleados desde que el PP accedió al Gobierno y recortó drásticamente las subvenciones a las organizaciones sindicales y empresariales. En la mayoría de los casos, los sindicatos han aplicado en los despidos la reforma laboral aprobada por el Gobierno y que tanto critican , llegando incluso a convocar una huelga general contra la misma el 29 de marzo de 2012.

La complejidad de la estructura de estos sindicatos es tal que CC.OO., por ejemplo, solo pudo recopilar los datos económicos de su comisión ejecutiva confederal, que supone aproximadamente un 10% de todo el sindicato. Su patrimonio neto en 2011 -último dato conocido- era de 47,103 millones de euros, con unos activos de 79,137 millones y un pasivo de 32,033 millones. Ese año, la comisión ejecutiva confederal obtuvo un beneficio de 423.000 euros. Los ingresos por cotizaciones de sus afiliados aquel año (1.139.591 personas) sumaron 15,680 millones (un 10% del total, que fueron 156,8 millones). Por programas subvencionados obtuvo 9,891 millones y 7,684 millones por representación. Los ingresos financieros ascendieron a 4,260 millones, mientras que los gastos de personal fueron de 9,156 millones.

Fuentes de ingresos

Las fuentes de ingresos más importantes de los sindicatos son sus empresas participadas, los numerosos ERE (Expediente de Regulación de Empleo) tramitados y sus asesoramientos sindical y jurídico. Este periódico publicó el año pasado que CC.OO. y UGT ganaban más de diez millones de euros al año solo con sus negocios empresariales en distintos sectores a través de casi un centenar de compañías. Sumaban activos de 240 millones de euros en fondos de pensiones, aseguradoras, promotoras y consultorías. Así, ambos sindicatos tienen el 30% de Fonditel Pensiones, la cuarta mayor gestora de planes de pensiones privados de España (Telefónica posee el 70%), y el 40% de Gestión de Previsión y Pensiones, la importante gestora del BBVA (60%).

El asesoramiento jurídico de los sindicatos se ha convertido en una de las vías de ingresos más importantes en los últimos años, beneficiándose económicamente de los conflictos laborales y, sobre todo, de los ERE. Estas organizaciones se llevan entre un 5 y un 10% de indemnización de cada trabajador , además de otras cantidades según sean los procesos y trámites.

CC.OO. cuenta con 92 asesorías jurídicas y 259 centros de consulta que son atendidos por 623 profesionales. En 2011, los servicios jurídicos de CC.OO. facturaron 30,76 millones.

Por su parte, UGT no solo mantiene un absoluto hermetismo sobre sus cuentas, sino que rechaza, como CC.OO., la ley de transparencia que les obligará a hacer públicos sus balances.