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país vasco

De fraile a acosador, pasando por Batasuna

El cofundador de Herri Batasuna Tasio Erkizia alterna los escraches a políticos del PP con homenajes a los etarras, el último, «Thierry», inductor de la salvajada de la T-4

De fraile a acosador, pasando por Batasuna efe

j. pagola.

Tasio Erkizia Almandoz (oculta su segundo apellido por ser poco, o nada, euskaldún) está hecho de un material altamente incombustible. Por ello no se quema, pese a que lleva jugando con fuego desde hace más de 35 años. Natural de la localidad navarra de Lesaca, está a punto de cumplir 70 años, la mitad de ellos dedicados a la militancia proetarra.

Fue fraile antes que batasuno; de joven ingresó en los salesianos y se ordenó sacerdote. Desde el púlpito, se dice, lanzaba arengas incendiarias, llamamientos al «pueblo vasco» para que se sublevase contra España. En aquellos años setenta, los terroristas no recibían cursillos en las «herriko tabernas», sino en las sacristías. Cuando agonizaba la Dictadura, Erkizia fue detenido por la Policía franquista, esa máquina de fabricar, con sus redadas indiscriminadas, «comandos» de ETA. Sufrió torturas atroces, como el conato de una violación con un palo. El caso es que, finalmente, Erkizia colgó la sotana y se echó al monte para participar, en 1977, en la constitución de Herri Batasuna, de la que no se ha apeado.

En estos 36 años, la «izquierda abertzale» ha sufrido en su dirección un permanente goteo de disidentes -Txema Montero, Iñaki Esnaola, Patxi Zabaleta, Christianne Fandó, Iñaki Aldekoa...-; decenas de depurados -Txomin Ziloaga, Izaskun Larreategi...-; bajas por muerte natural -Jon Idígoras, Jokin Gorostidi...-; asesinados por mercenarios -Santiago Brouard, Josu Muguruza, Eduardo Galdeano...-, pero ahí sigue el incombustible Tasio Erkizia, a quien la «izquierda abertzale» lo utiliza ahora para un roto y un descosido. Fue teniente de alcalde en Bilbao, parlamentario en Vitoria, vitalicio en la «mesa nacional». En 1997 todos sus miembros fueron condenados por el Tribunal Supremo a siete años de cárcel por colaboración con banda armada, ya que cedieron un espacio publicitario para que se difundiera un vídeo de ETA. Pero dos años después el Tribunal Constitucional los puso en libertad, al considerar que la pena era excesiva.

Tasio, el «multiusos»

Cuando Batasuna comenzó a diseñar su «hoja de ruta» para regresar a la legalidad, fue Erkizia el encargado de llamar a la puerta, una y otra vez, de Eusko Alkartasuna. Él en algún momento se llegó a quejar ante Otegi y Díaz Usabiaga, porque se sentía utilizado. Pero tragó y, al final, logró que EA le abriera la puerta de su sede central, aunque quienes entraron fueron los Rufino Exteberria y Permach para imponer sus condiciones. Cuando las bases más duras de la «izquierda abertzale» han criticado la apuesta por la vía política, ahí, de nuevo, ha estado Tasio, enfundado en su txapela, para recuperar, aunque sea por unos momentos, el discurso de trinchera y tranquilizar a los «herri indignados». «Hay más razones que nunca para la lucha armada, pero menos condiciones objetivas y subjetivas que nunca», aseguraba en junio de 2010. Y cuando ETA muestra el enfado por su fracaso en el intento de negociar con el Gobierno en Oslo, ahí está, una vez más, el caduco Erkizia, para calmar a los «Ternera», poniéndose, puño en alto, a la cabeza del recibimiento que se tributa al excabecilla de la banda Francisco Javier López Peña, «Thierry».

A la cabeza de los acosadores

Pero, para la vieja Batasuna, Tasio Erkizia da mucho más de sí. Por ejemplo, como agitador social para alentar los «escraches» que se llevan a cabo en el País Vasco contra entidades financieras y domicilios o sedes del PP. En ningún caso contra cargos del PNV, que gobierna la Comunidad Autónoma Vasca, ni contra representantes del PSE, que ocupó Ajuria Enea en la legislatura anterior. Erkizia se ha puesto ya en cabeza en varios episodios de acoso. Con la misma actitud que cuando rinde homenaje al sanguinario «Thierry» o cuando arengaba desde el púlpito, allá por los años setenta. Para algunos, el tiempo se paró hace mucho.

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