Zarzuela, bajo el huracán de diecisiete meses «horribilis»
La Casa del Rey apartó en noviembre de 2011 a Doña Cristina de la actividad institucional
Nunca antes en la historia del Reinado la Casa del Rey ha tenido que afrontar tantos problemas y tan graves como en los últimos diecisiete meses. Todo empezó en noviembre de 2011, cuando se supo que la Justicia estaba investigando por primera vez a un ... miembro de la Familia Real, Iñaki Urdangarín, por un supuesto caso de corrupción. La noticia cayó como un jarro de agua fría en el ánimo de los españoles, pero también en el Palacio de La Zarzuela.
En aquel momento, el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, apenas llevaba un mes en el cargo. Spottorno conocía a fondo el funcionamiento de la Institución, pues estuvo trabajando en ella una década con anterioridad como secretario general, y nada hacía pensar que su nueva etapa sería tan diferente a la primera. Y, menos aún, que La Zarzuela se vería azotada por un intenso huracán de noticias —de malas noticias— que ya dura diecisiete meses. Y es que, en cuanto se abrió la espita del caso Nóos , empezaron a sucederse diversos acontecimientos no deseables, como la caída del Rey en Botsuana o el accidente de su nieto Felipe con la escopeta de caza. También arrecieron las críticas y las informaciones malintencionadas.
Una de las primeras decisiones que adoptó Spottorno fue el fichaje del periodista Javier Ayuso, experto en manejar situaciones de crisis, como director de Comunicación de la Casa. Sin embargo, una actualidad especialmente complicada y que requiere todas las energías, ha impedido desarrollar hasta ahora estrategias a largo plazo.
Afrontar la actualidad
Desde hace diecisiete meses, el equipo de Zarzuela, más bien reducido, ha tenido que hacer un esfuerzo extraordinario para afrontar los problemas que han ido surgiendo y mantener, a la vez, el funcionamiento normal de la Jefatura del Estado.
Sin embargo, la primera respuesta de la Casa del Rey al caso Nóos no se hizo esperar. Spottorno aprovechó el primer encuentro con los periodistas tras su nombramiento, celebrado el 12 de diciembre de 2011, para anunciar que Urdangarín no acudiría a más actos institucionales como miembro de la Familia Real y, tras hacer una reflexión sobre «la necesaria ejemplaridad» de la misma, añadió que su comportamiento «no parece ejemplar». Preguntado sobre si la Infanta seguiría asistiendo o no a actos oficiales, el jefe de la Casa del Rey respondió que «ya se verá», aunque de hecho Doña Cristina no volvió a acudir a ninguno.
Dos días después, en Gerona, el Príncipe de Asturias marcó por primera vez distancia con estos hechos y, en la presentación de la Fundación Príncipe de Girona, afirmó que la institución que preside posee una «ambición honesta y transparente».
Sin cena de Nochebuena
A los diez días, se celebró la tradicional cena de Nochebuena en el Palacio de La Zarzuela, a la que por primera vez no acudieron los Duques de Palma. La Infanta y su familia aún residían en aquellas fechas en Washington, ciudad a la que se mudaron en abril de 2009 por recomendación del conde de Fontao, asesor jurídico de la Casa del Rey. El objetivo del traslado era que Urdangarín abandonara sus negocios en el Instituto Nóos y se ganase la vida de otra manera. Las Navidades de 2011 fueron las primeras que no cenaron en Zarzuela.
Esa misma noche, el Rey afirmó en su Mensaje de Navidad que «cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La Justicia es igual para todos». Unas palabras que fueron muy bien acogidas por la opinión pública española, tal y como pudo comprobar él mismo pocos días después, en la apertura de la Legislatura, cuando el Congreso de los Diputados se puso en pie para dirigirle una de las ovaciones más largas que se recuerdan.
Sin embargo, cuatro meses después, los aplausos se convirtieron en un aluvión de críticas, después de que el Rey sufriera una caída en Botsuana, durante un viaje privado con amigos y se fracturara la cadera. Al abandonar el hospital, Don Juan Carlos afirmó: «Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir». Esa misma semana, su nieto mayor, Felipe de Marichalar, había sufrido un accidente sin graves consecuencias al disparársele una escopeta de caza en el pie.
A partir de aquel momento, el Monarca tuvo que realizar un gran esfuerzo para recuperar su imagen, aún dañada, sobre todo después de que una de las personas que le acompañaban en el viaje, Corinna zu Sayn-Wittsgenstein-Sayn, declarara a varios medios que había realizado trabajos confidenciales para el Gobierno español.
En medio de tantos frentes abiertos, Zarzuela ha marcado distancias con Urdangarín y ha trazado un cortafuegos entre él y el resto de la Familia Real cuyos últimos signos visibles han sido la eliminación del perfil del Duque en la web y su ausencia en la última operación del Rey.
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