Blanco, otra piedra en el zapato del PSOE
Rubalcaba no dio ayer la cara ni pisó el Congreso: tener al exministro en la bancada le limita para seguir pidiendo dimisiones por corrupción
a.z.
Conviene no olvidar que el primer sobre del que se tiene sospecha en la historia política reciente es el que un empresario, Jorgue Dorribo, entregó supuestamente en una gasolinera al entonces ministro José Blanco , que era a la vez que vicesecretario general del PSOE. ... Para ese partido, sin embargo, no hay paralelismo posible entre los asuntos por los que la Justicia está investigando a su ahora diputado y los que tienen en el punto de mira al extesorero del PP Luis Barcenas que, precisamente, también van de sobres y de empresarios.
Bárcenas está imputado por fraude fiscal, cohecho y blanqueo de capitales. Blanco, suplicatorio mediante, lo estará según la fiscalía por tráfico de influencias y prevaricación. Ambos defienden su inocencia.
Soraya Rodríguez, la portavoz socialista en el Congreso, tuvo que abordar el martes la comparación entre los dos a preguntas de los periodistas, si bien es cierto que el cerco judicial que se estrecha en torno a José Blanco obedece a un capítulo ajeno a los sobres de Dorribo: las gestiones que al parecer realizó para que su amigo Antonio Orozco obtuviera licencia para una nave cerca del aeropuerto del Prat.
Rodríguez dio la cara porque ayer el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, no apareció por el Parlamento, apesar de que había pleno por la tarde. Para él, para el PSOE, es un problema añadido, y no menor, que José Blanco no abandonara ayer mismo de manera fulminante su escaño. Con él allí sentado, Rubalcaba tendrá en la bancada a un exministro manchado por la sombra de la corrupción, mismo argumento que el principal grupo de la oposición está utilizando para pedir la dimisión de una ministra en ejercicio, Ana Mato, y hasta del presidente del Gobierno.
Rumores de dimisión
Que Blanco iba a marcharse para evitar daños mayores a su partido se rumoreó el lunes por los rincones del Congreso. Es de conocimiento común que el que fuera titular de Fomento y Rubalcaba se distanciaron hace mucho tiempo por desconfianza mutua , íntimamente ligada al devenir del «caso Campeón»: los dos creen que el otro no le ha estado contando toda la verdad sobre lo que hizo o sobre lo que sabe. La determinación, un punto desafiante, de permanecer en el escaño es exclusiva del exministro, y así lo hizo saber cuando, a preguntas de los periodistas, explicó con una media sonrisa que sí, que se lo había comunicado a la dirección del PSOE gallega y federal, pero –silabeó- «es mi decisión, es única responsabilidad mía».
Si José Blanco mantiene el acta, a Alfredo Pérez Rubalcaba se le avecinan muchos dolores de cabeza, como lo demuestra que la nueva vuelta de tuerca en el «caso Campeón» eclipsó ayer en buena medida en los pasillos de la Cámara Baja el debate sobre la penosa moción de censura en Ponferrada, que a su vez tapó el arrebato de desobediencia del PSOE gallego, que a su vez dejó en segundo plano el desmarque del PSC. Hoy, éstos últimos, los socialistas catalanes, volverán a comprometer otra vez las posiciones de Rubalcaba cuando presenten y voten otra moción favorable a la consulta soberanista, esta vez en el ámbito del Parlamento de Cataluña. Así es que ayer fue Blanco, y hoy pinta de nuevo negro.
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