Hazte premium Hazte premium

PERFIL

Duran i Lleida, el oportunismo como credo político

Sin posibilidad su suceder a Mas, desdibujado su perfil de puente con el «establishment» de Madrid, el líder de Unió vive su hora más crítica

Duran i Lleida, el oportunismo como credo político ignacio gil

ÀLEX GUBERN

Josep Duran (Alcampell, Huesca, 1952) asegura que «no mató a Kennedy» pero que si pudieran «lo acusarían de ello» [ Pincha aquí para ver una galería de imágenes del político ]. La frase en cuestión la pronunció el 15 de diciembre pasado, cuando el acuerdo entre CiU y ERC parecía encallado y los sectores más independentistas culpaban al líder de UDC de su fracaso. Es verdad que desde el nacionalismo más radical siempre se ha visto a Duran como un «quintacolumnista», un «botifler» dispuesto a sabotear la «transición nacional», pero cierto también que, desde Madrid, la imagen de político templado que siempre ha cultivado se ha transformado por completo desde que, en la Diada del día 11, y luego en la campaña elecotral, abrazó con la fe del converso el nuevo credo independentista de CiU.

«Siempre que se han configurado dos bloques Unió ha recibido de ambos lados», declaraba recientemente. La cualidad de nadar siempre entre dos aguas ha sido una de las características de un político que ha sabido cultivar su imagen como nadie, pero que ahora, cuando las aguas de la política catalana se transforman en «tsunami» y obligan a tomar partido, aparece más descolocado que nunca. Ni en un sitio ni en otro, su propuesta en favor de una España confederal emerge tan esotérica como la de un PSC igual de desorientado.

No se plantea la retirada

Tras salir indemne de los diversos casos de corrupción que han salpicado a su partido en los últimos años, el caso Pallerols y la asunción de culpabilidad han colocado a Duran en una situación crítica. Aunque fuentes del partido aseguran que en ningún caso Duran se plantea la posibilidad de dar un paso al lado -lleva aferrado a los escaños desde 1982- o al menos comenzar a preparar su retirada, la constatación de que UDC se financió de manera irregular, el momento por el que atraviese la política catalana y la su propia trayectoria personal pintan un panorama más bien oscuro para el político socialcristiano.

Sin posibilidades de aspirar a la sucesión de Artur Mas , desdibujado su perfil de puente entre el nacionalismo catalán y el «establishment» madrileño, incómodo para los ahora socios de ERC, y también para sus aliados de CDC, Duran no navega entre dos aguas, más bien parece ahogarse en ellas.

La sucesión de Pujol

Puede decirse que Duran ha visto cómo le pasaban varios trenes por delante y que nunca consiguió alcanzar. Su aspiración de implicar a CiU en tareas de Gobierno -su deseo de convertirse en ministro de Exteriores se ha glosado hasta la caricatura- no se concretó por las sucesivas fases de enfriamiento por las que han pasado las relaciones de CiU con el partido en cada época en la Moncloa.

Con todo, la gran frustración sin duda llegó cuando sus aspiraciones de suceder a Jordi Pujol fueron truncadas a favor de Artur Mas. En CDC nadie concebía que el líder de Unió -en realidad un partido de cuadros, con más cargos que militantes, como se dice- pudiese liderar la federación, y de hecho se especula con que los sucesivos casos de corrupción que han afectado a Unió han emergido desde las cloacas de la federación, es decir, por deseo de su partido aliado. La inquina con que en privado, y a veces en público, muchos dirigentes de CDC se refieren a Unió y a su líder llega a sorprender por su virulencia. Puede que al final puedan cobrarse su pieza.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación