A diferencia de lo ocurrido durante la tregua de 2006, en la que continuaron los actos de «kale borroka», las campañas de extorsión y robos de material explosivo, la anunciada hace dos años ha respondido a su carácter «general», ya que los etarras no han llevado a cabo acciones de «aprovisionamiento» de material destinado a atentados ni han impulsado el terrorismo callejero, excepto algún episodio aislado. En este sentido, las Fuerzas de Seguridad no han detectado captaciones de nuevos pistoleros y, por tanto, tampoco se han llevado a cabo en Francia cursillos sobre manejo de armas y explosivos. Sin embargo, los miembros de ETA realizan aún labores de mantenimiento, como el robo en el vecino país de vehículos para desplazarse, alquiler de viviendas con documentación falsa y apoyo a sus «taldes de reserva». Lo que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, califica como «logística larvada».
Hoy 30 etarras, ¿Mañana? ¿Y pasado?
Sin caer en triunfalismo, porque la hipótesis de que ETA, o una parte de su organización pueda volver a perpetrar atentados no está completamente descartada, expertos antiterroristas subrayan que la banda actual ha resultado prácticamente derrotada. Y habrá sido por la «vía policial» algo que siempre ha descartado, no solo la «izquietrda abertzale», sino el propio PNV para reclamar así un final dialogado. «Si los comandos de ETA no se renuevan desde hace dos años, y en este tiempo se han registrado detenciones, y se van a seguir practicando, al final la banda quedará disuelta, más pronto que tarde. Es una mera operación aritmética», comentan a ABC agentes con larga experiencia en la lucha antiterrorista.
Ello porque las Fuerzas de Seguridad no están en tregua. De hecho, en estos dos últimos años han sido arrestados 81 etarras. De ellos, 55 en 2011 y el resto en 2012. A ETA le queda en estos momentos no más de una treintena de pistoleros operativos. Con este ritmo, podría quedar desmantelada en el transcurso de los dos próximos años, si no es antes.
Del «alto el fuego» al «cese definitivo»
Su debilidad operativa llevó a la banda a rubricar el »alto el fuego permanente» con el anuncio de «cese definitivo de su actividad armada» en octubre de 2011. Gracias a esa debilidad provocada por la eficacia policial, la decisión de ETA fue «unilateral», es decir, el Gobierno no ha tenido que asumir ningún compromiso. De ahí que pese a la ausencia de atentados, el presidente Rajoy no se haya visto forzado a hacer concesiones. La firmeza del Ejecutivo, que además tiene que volcarse en la grave crisis económica, y el desinterés de la opinión pública hacia el «problema vasco», ha creado gran preocupación en la «izquierda abertzale» que, pese a sus buenos resultados electorales y su regreso a las instituciones, no avanza en sus pretensiones de lograr la autodeterminación del País Vasco y Navarra.
En el último barómetro que ha hecho público el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el terrorismo apenas es citado como preocupación por el 0,2 por ciento de los ciudadanos, cuando en otros tiempos era una de las principales inquietudes de los españoles.ETA ya no está en el debate político diario, ni forma parte de los discursos del jefe del Ejecutivo. Tampoco lo mencionó Su majestad el Rey en el último mensaje de Navidada. Un drama para esa «propaganda armada» que ha sido la practicada por ETA durante medio siglo
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